Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Del agua de la vida (4) – PNL y Focusing

México 2000

La interrupción del movimiento amoroso.

Hellinger: Te apresuraste a trabajar. Llegaste rápido. Pero lo vamos a hacer muy despacio. ¿Ok?

Hombre: Sí.

Hellinger: Yo me voy a tomar todo el tiempo necesario. ¿Tú te vas a tomar el tiempo necesario?

Hombre: Sí.

Hellinger: No. Tú estás dentro de tu cabeza. No estás en conexión con tu alma. Cierra los ojos. Hellinger le inclina la cabeza al hombre. Respira profundamente. Así lo estás haciendo bien. Respira un poco más rápido. Respira. Un poco más rápido. Deja la boca abierta.

El hombre se inclina más.

Hellinger: Continúa respirando. Sigue el movimiento tal como es. Y estáte de acuerdo con el movimiento tal como éste sea.

El hombre inclina la cabeza hasta las rodillas y suelta las manos.

Hellinger: Déjate llevar por el movimiento.

El hombre empieza a toser. Hellinger con el brazo derecho le rodea la cabeza al hombre.

Hellinger: Respira más rápido. Respira con más fuerza. Más rápido. Así está bien. Sigue así. Y ahora, muévete. Sigue moviéndote así. Sigue el movimiento hacia adelante.

El hombre empuja la cabeza hacia adelante por el hombro de Hellinger. Se acerca otro hombre para sujetarlo. El hombre tose fuerte.

Hellinger: Respira. Quédate abajo. Síguele.

El hombre intenta librarse de los brazos del hombre que le sujeta. Está ahora tumbado en el suelo y reptando. Sigue avanzando en esta postura, intentando salir de los brazos que le sujetan hasta lograrlo.

Hellinger: Bien, bien. Quédate. ¿Sabes qué fue?

Hombre: Algo como renacimiento.

Hellinger: Fue tu nacer. Necesitamos una mujer. Siéntate en el suelo y tómalo en tus brazos.

Hellinger se dirige al hombre: Ahora relájate así un momento. Imagínate que estás prendido en el pecho de tu madre. Es la sensación más hermosa que existe de todas.

La mujer acuna al hombre en sus brazos.

Hellinger al hombre: Abre los ojos y mira tu madre. ¿No es bonito eso? ¿Te sientes muy contento? Mírala y te voy a decir unas frases que vas a repetir a tu mamá. “Querida mamá”.

Hombre: Querida mamá.

Hellinger: Gracias.

Hombre: Gracias.

Hellinger: Lo tomo de ti.

Hombre: Lo tomo de ti.

Hellinger: Todo. Con todo con lo que conlleva.

Hombre: Todo, con todo con lo que conlleva.

Hellinger: Y con el precio completo que te costó.

Hombre: Y con el precio completo que te costó.

Hellinger: Y el que me cuesta a mí.

Hombre: Y el que me cuesta a mí.

Hellinger: Haré algo de ello para hacerte feliz. Para que no haya sido en vano.

Hombre: Haré algo de ello para hacerte feliz. Para que no haya sido en vano.

Hellinger: Te tomo a ti como mi madre.

Hombre: Te tomo a ti como mi madre.

Hellinger: Y tú me puedes tener como tu hijo.

Hombre: Y tú me puedes tener como tu hijo.

Hellinger: Tú eres la correcta para mí.

Hombre: Tú eres la correcta para mí.

Hellinger: Y yo soy el hijo correcto para ti.

Hombre: Y yo soy el hijo correcto para ti.

Hellinger: Tú eres la grande y yo soy el pequeño.

Hombre: Tú eres la grande y yo soy el pequeño.

Hellinger: Tú das, yo tomo, querida mamá.

Hombre: Tú das, yo tomo, querida mamá.

Hellinger: Y me alegro de que hayas tomado al papá. Ustedes dos son correctos para mí.

Hombre: Y me alegro de que hayas tomado al papá. Ustedes dos son correctos para mí.

Hellinger: Ahora vas a decir lo mismo a tu papá. Querido papá, gracias.

El hombre repite.

Hellinger: También lo tomo de ti. Todo, con todo con lo que conlleva y con todo el precio que te costó a ti y que me cuesta a mí. Haré algo de ello para darte felicidad. Y, si me es permitido lo continuaré a dar como tú hiciste. Tú eres el correcto para mí y yo soy el hijo correcto para ti. Te tomo a ti como mi padre y tú me puedes tener como tu hijo. Tu eres el grande y yo el pequeño. Tú das, yo tomo querido papá. Y me alegra que tomaras a mamá. Ustedes dos son correctos para mí.

El hombre repite estas frases.

Hellinger: ¿Cómo te sientes ahora?

Hombre: Muy bien. Muy contento.

Hellinger: Bien, gracias a todos.

Hellinger se dirige al hombre: ¿Esto no lo hubieras esperado, verdad?

Hombre: No.

Hellinger: Bueno, yo tampoco.

Acabo de demostrar algo muy importante. No sabía de qué se trataba con él y luego comencé con algo que nunca puede dañar. Dejé que cerrara sus ojos y que respirara y después tomé su cabeza y la doblé un poco para adelante y así percibí que estaba temblando ligeramente. O sea, algo importante se comenzaba a desarrollar y le di un poco de apoyo y después surgió el movimiento desde él mismo. Se dobló hacia abajo y estaba realmente en la postura de un feto. Pero todavía no estaba seguro como iba a seguir y después lo puse a prueba. Y la prueba fue que lo cogí así por la cabeza y mantuve con fuerza su cabeza en esta posición. Y así uno puede ver si se desarrolla un movimiento o no. Y muchas veces se desarrolla el movimiento del parto. Uno no tiene que mantener con fuerza pero él siente que es con fuerza.

Hellinger se dirige al hombre: ¿Sentiste miedo?

Hombre: No.

Hellinger: Y naturalmente necesité a otra persona que me ayudara porque un viejo con un joven así no puede solo.

Ambos se ríen.

Hellinger: Ok. Y el resto fue muy obvio como se desarrolló. Muchas veces cuando un movimiento hacia alguien fue interrumpido muy tempranamente. ¿Esto sucedió en tu caso?

Hombre: Sí, mi papá se fue dos días antes de que yo naciera.

Hellinger: No me puedo imaginar cómo se habrá sentido la madre. Y el niño dentro de su vientre lo percibe también. Muchas veces cuando comienzo este movimiento del parto y comienza el movimiento en él es una indicación del movimiento interrumpido, un movimiento de querer ir hacia algo y que ahora quiere llegar a su meta. O sea, se trataría de llevar este movimiento hacia la meta a su desarrollo pleno. Y en ese caso el terapeuta va a representar a la madre o al padre. Pero si uno se deja llevar muchas veces se torna en un parto. Porque el origen del movimiento hacia algo es el movimiento hacia la madre justo después de haber nacido. Esta es la separación básica y después el movimiento hacia. O sea, si hubiera parado justo después del parto sólo hubiéramos obtenido el parto. O sea, uno tiene que seguir el movimiento así como lo vieron. Y así el niño puede seguir su paso. Y después es de mucha ayuda decir la oración matutina. El texto también está en el libro “La felicidad dual”. Es un rezo que es hermoso para cualquiera, tomar a los padres de esta forma.

Hellinger dice al hombre: Lo hiciste muy bien.

Hombre: Es la primera vez que tengo la imagen de los dos juntos.

Hellinger: Exactamente, es algo muy hermoso. Y para los expertos, para los que realmente lo manejan es acabar como lo vimos aquí con una terapia completa. Y se puede utilizar dos combinaciones. La primera es PNL, la programación neurolingüística, y la otra es focusing. O sea, lo agarraría dentro de sus brazos como lo haría su madre.

A lo mejor es que lo demuestre simplemente. Acuéstate sobre mi pecho, como sobre el pecho de la madre y siente tu paz. Respira profundamente. No existe un sentimiento más hermoso que éste y en la PNL éste sería un anclaje positivo. Y utilizo en este momento el anclaje positivo para resolver el trauma de la infancia. Ahora te vas poquito a poco en tu tiempo de vida hacia arriba. Poquito a poco. Primero tienes unas semanas, luego meses y así a consecuencia. Este fue un movimiento instintivo. ¿Qué edad tienes ahora?

Hombre: El actual.

Hellinger: No, no, no, no. Vamos a volver a empezar. Poquito a poco, muy despacio. Cuando hay este movimiento que se siente que sucede de forma natural, surge la imagen de una escena. Si te vuelves a recordar a esa, ¿Qué imagen te surgió?

Hombre: Pasé mis primeros meses de vida entrando y saliendo de un hospital. Y mi escena era de estar saliendo.

Hellinger: Eso es. Ahora te vas a regresar a este hospital de la infancia y te vas a adentrar en tu sentir de entonces. Sí, ahora surge el dolor. Y porque yo lo estoy abrazando, puede salir el dolor. Ahora está encontrando su paz. Lo que hice con él se llama un colapso de ancla. Es una experiencia traumática. Pero al mismo tiempo conmigo está totalmente seguro ahora. Y de esta forma el sentimiento traumático se neutraliza a través de lo positivo. ¿Cómo te sientes ahora?

Hombre: Bien. Tranquilo, con confianza.

Hellinger: Ahora muy despacito vamos a continuar equilibrando la vida. Acabo de sentir otro movimiento, ¿Cuántos años tienes ahora? ¿Qué imagen te surgió?

Hombre: El miedo e inseguridad (no se oye bien)

Hellinger: Ok. Sigue mirando la imagen de entonces. Adéntrate en la escena de entonces.

El hombre empieza a toser.

Hellinger: Esta fue la escena del miedo. Y ahora vuelve a la tranquilidad. Este fue el segundo colapso de ancla. El segundo trauma que ya se resolvió. Normalmente ya no le sigue nada muy grave. El adulto ya puede solucionar las cosas que le llegan, pero vamos a continuar. ¿Qué fue esto?

Hombre: Recordando los accidentes que he tenido.

Hellinger: ¿De qué edad?

Hombre: He tenido catorce accidentes. El que recordé era el último que tuve.

Hellinger: Adéntrate en cada uno de esos accidentes. Y mira a tus amigos. Respira. Ahora de nuevo está llegando su tranquilidad. Pero ese último accidente lo voy a colocar después. Ese se tiene que solucionar de otra forma. ¿Cómo te sientes?

Hombre: Más en paz.

Hellinger: Bien. Eso fue. ¿Cuánto tiempo tardó esta terapia? Y fue una terapia completa. No lo cuenten a fuera porque los terapeutas se van a quedar sin trabajo. Lo del accidente lo voy a colocar después de la pausa. Tus amigos y tú.

El accidente.

Hellinger: ¿Qué sucedió en este último accidente en el cual se murieron tus amigos?

Hombre: Estábamos escalando el Pico de Orizaba y se cayeron dos, se resbalaron. Íbamos seis personas. Yo no quería bajar esa noche. Al día siguiente los encontramos. Nosotros nos caímos también pero no nos pasó nada, nos retuvimos inmediatamente. Cuando los encontramos uno ya había muerto y el otro murió después. Y yo no pude hacer nada. Pude haber hecho algunas cosas.

Hellinger: ¿Qué pudieras haber hecho?

Hombre: Sacarlo del hielo, porque estaba cerca la tierra. Quizá pudiera haber hecho eso y no lo hice.

Hellinger: ¿Si lo hubieras hecho hubiera vivido?

Hombre: No lo sé.

Hellinger: ¿Fue un simple accidente o hay alguien culpable de lo que sucedió?

Hombre: Yo tuve varias cosas durante el ascenso y el descenso también. Y esas cosas detenían la expedición. En el momento de bajar yo no quería bajar, quería dormir.

Hellinger: Bueno, ¿Cuántos amigos fueron en total?

Hombre: Fuimos seis.

Hellinger: ¿Contigo?

Hombre: Sí.

Hellinger: Ahora escoge a una persona que te represente a ti y cinco personas que representen a tus amigos.

El hombre escoge a los representantes.

Hellinger: ¿Cuál eres tú? ¿Y quién se murió?

El hombre indica.

Hellinger: ¿Murieron dos?

Hombre: Sí. Uno fue muy grave con la fractura expuesta. Lo teníamos que sacar nosotros.

Hellinger: ¿Quién fue ese?

Hombre: Este.

Hellinger: Ok. Colócalos.

Hombre: ¿Sólo a los que murieron o a todos?

Hellinger: A todos, pero céntrate dentro de ti. Serénate.

Hombre: Me confundí con alguna gente quién era quién.

Hellinger: Sobre todo tenemos que saber quién se murió y quién fue herido.

El hombre coloca a los vivos frente a los dos muertos.

Hellinger: ¿Quién dirigió la expedición?

El hombre indica al hombre de la fila de los vivos.

Hellinger: Si ustedes miran esto, ¿Qué movimiento permitiría que la verdad surgiera?

Hellinger saca al representante del hombre constelado y lo coloca fuera del grupo mirando hacia fuera.

Hellinger: Este movimiento.

Hellinger pregunta a este representante: ¿Qué sientes?

Representante del hombre: Me siento libre.

Hellinger: Voltéate y muéstrales que no te importan.

Representante: No me importáis.

Hellinger: ¿Es correcto?

Hombre: No.

Hellinger: ¿Cuál es la verdad?

Hombre: Que me cuesta mucho mirarlos y me siento culpable.

Hellinger: Es así, claro. Él los dejó.

Hellinger al hombre constelado: Perdiste tu equipo, te fuiste a dormir y les dejaste solos.

Hombre: La pérdida del equipo fue antes del accidente.

Hellinger: Sí, claro. Pero todos sufrieron por eso.

Hellinger se acerca al representante del hombre herido: ¿Qué sientes tú?

Representante: Coraje con él. (Con el representante del hombre constelado).

Hellinger se dirige a uno de los hombres muertos: ¿Y tú que sientes?

Representante: No los quiero ver, quiero ir para allá. Nada. Yo veo hacia abajo solamente.

Hellinger se acerca a un hombre de la fila: ¿Y tú?

Representante: Yo sentí en el principio que hacíamos un apoyo. Él y yo. Y dándole la espalda al dirigente de la expedición. Y ahora me siento que me dejó solo aquí. Me siento solo aquí y culpable por estar apoyándole al principio.

Hellinger se acerca al dirigente: ¿Y tú?

Representante: Yo me siento dividido. La pierna derecha me tiembla, la otra la tengo bien. Cuando lo hicieron ir para allá quisiera ocupar su lugar. Me distrae, me divide, incomoda y me siento impotente.

Hellinger dice a los dos muertos: Acuéstense sobre sus espaldas. Ellos están muertos.

Hellinger se acerca al representante del hombre constelado: Míralos.

Hellinger: Déjense llevar por el movimiento que sienten.

El representante del hombre constelado gira y mira hacia fuera. Los tres restantes se colocan en una fila.

Hellinger: Ellos dos tienen compasión con los muertos. Él no.

Hellinger dice al representante del hombre constelado: Acuéstate a su lado. Y míralos. ¿Cómo te sientes?

Representante: Mejor. Más tranquilo.

Hellinger al primer muerto: ¿Y tu cómo te sientes?

Representante: Bien.

Hellinger: ¿Y tu cómo te sientes?

Otro muerto: Tranquilo.

Hellinger se acerca a la fila de hombres y les gira de modo que dan la espalda a los demás.

Hellinger pregunta al primer hombre: ¿Cómo te sientes?

Primer hombre: Muy mal.

Hellinger: ¿Y tú?

Otro hombre: También mal pero me siento fortalecido por éste.

Hellinger al dirigente: ¿Y tú?

Representante: Yo bien, no me gusta verlos.

Hellinger: Los tres den unos pasos para adelante.

Los tres se sienten mejor.

Hellinger dice a uno de ellos: También túmbate para el otro lado. ¿Cómo te sientes aquí, mejor o peor?

Representante: Mejor.

Hellinger se dirige al hombre constelado: ¿Qué dices de esto?

Hombre: Me sorprende. Porque ellos dos y yo era la primera vez que estábamos en alta montaña. Él era el de más experiencia en alta montaña (indica al hombre que acaba de tumbarse). De una cuerda venimos nosotros tres. Él iba primero atado de la cuerda, luego éste y luego yo. Y cuando ellos se cayeron él dijo ”me tengo que separar” y no sabía si dejarnos solos o ir a buscarlos, porque nosotros no sabíamos andar sobre el hielo.

Hellinger: ¿Esto añadió algo? No, nada. Él es dirigente y se siente responsable. Él de cierta manera los abandonó y ellos se tienen que ir porque esto se tiene que solucionar entre ellos.

Quisiera decir algo acerca de ésta dinámica, cuando un grupo así se pone en camino.

Me pregunto como primera cosa, ¿Para qué? ¿Quién hace algo así? ¿Con qué meta lo hace? Sólo lo hacen las personas a las que no le importa la vida, en el fondo es gente que está dispuesta a suicidarse y en el caso tuyo también es alguien para quién la vida de los otros tampoco tiene importancia. A los héroes les falta un tornillo. Una persona sana jamás se decidiría subir a un volcán. ¿Para qué? La pregunta ahora es, ¿Cuál es la solución? Bueno, te voy a tomar dentro de la constelación.

Hellinger dice al representante del hombre: Tú te puedes parar. ¿Cómo te sientes ahora?

Representante: No me siento bien.

Hellinger coloca al hombre de pie al lado de los muertos. Éste los mira.

Hellinger: Mantén los ojos abiertos. Míralos.

El hombre empieza a toser.

Hellinger: Tuvo el mismo ataque de tos cuando lo vivió al lado mío. Y muchas veces cuando surge un ataque de este tipo es porque debería decir algo pero no lo hace.

Hellinger se acerca al hombre: Diles algo. Algo que venga de lo profundo.

Hombre: No lo puedo perdonar.

Hellinger: ¿Esto se puede perdonar? Tuve una constelación en la que estuvo presente un doctor de la SS, un doctor nazi, que huyó después de la guerra a América del sur. Obviamente mató a muchos y coloqué a dos víctimas y una de las víctimas se quebró y había otro doctor presente que trabajó con este y su hija estaba loca, esquizofrénica. Y la mujer que fue colocada, o sea la hermana de esa enferma-la hija del doctor también se comportó de forma loca y el doctor nazi no se dejó tocar por nada y después le dije que les dijera a las víctimas, “Esto no tiene nada que ver conmigo” y en ese momento él se sintió loco.

Hellinger se dirige al hombre: ¿Tienes hijos?

Hombre: Sí.

Hellinger: Esto va a tener consecuencias para ellos.

Hombre: ¿Por qué?

Hellinger: Porque no asumes tu responsabilidad. No das la cara. ¿Cuántos hijos tienes?

Hombre: Uno que murió y uno de cuatro años.

Hellinger: ¿De qué se murió?

Hombre: De leucemia.

Hellinger: ¿Cuántos años tenia cuando se murió?

Hombre: Seis años.

Hellinger: ¿Y el niño que vive es niño o niña?

Hombre: Niño.

Hellinger saca el representante para el hijo. Dice: Párate al lado de tu padre.

Hellinger se dirige al hombre: ¿Qué sientes?

Hombre: No entiendo mi responsabilidad porque yo también me caí y gracias a mi compañero que fue el que me salvo estoy vivo. Cuando los dos se cayeron los demás también se cayeron, sólo que el otro era más rápido en sostenerse.

Hellinger al representante del hijo: ¿Y tú qué sientes?

Representante del hijo: Siento como si tuviera la culpa de que ellos hubieran muerto.

Hellinger: Así es, los niños lo asumen. Dice al hijo: Túmbate a su lado. ¿Cómo te sientes ahí?

Hijo: Me siento muy bien, con mucha paz.

Hellinger pregunta a al primer muerto: ¿Y cómo te sientes a su lado?

Muerto: Bien. Cuando él habló de esto abrí los ojos y sentí que era su hijo.

Otro murto: Había un dolor en el estómago pero ahora se fue.

El hombre mira a los tumbados sin moverse.

Hellinger se dirige al hombre: Te voy a dar unas reglas que podrían llevar a una solución. Te voy a dar unas frases. Diles, “Yo los abandoné y ahora me arrepiento”.

Hombre: Yo los abandoné y ahora me arrepiento.

Hellinger: Les doy un lugar dentro de mi corazón.

Hombre: Les doy un lugar dentro de mi corazón.

Hellinger: Y pensando en ustedes haré algo bueno.

Hombre: Y pensando en ustedes haré algo bueno.

Hellinger: Y por favor, sean amigables hacia mi hijo.

Hombre: Y por favor, sean amigables hacia mi hijo.

Hellinger: Él sólo es un niño.

Hombre: Él sólo es un niño.

Hellinger: Míralo (indica al primer muerto). ¿Cómo se llamaba?

Hombre: Fred.

Hellinger: Dile, querido Fred.

Hombre: Querido Fred. Tengo mucho miedo.

Hellinger: Sólo di esto, querido Fred, después de un rato también vendré yo.

Hombre: Después de un rato también vendré yo.

Hellinger: Entonces estaremos juntos.

Hombre: Entonces estaremos juntos.

Hellinger: Pero ahora voy a cuidar de mi hijo.

Hombre: Pero ahora voy a cuidar de mi hijo.

Hellinger: Protégelo, por favor.

Hombre: Protégelo, por favor.

Hellinger pregunta al representante de Fred: ¿Cómo se sintió al oírlo?

Fred: Compasión por él.

Hellinger: ¿Cómo se llamaba el otro?

Hombre: No me acuerdo ahora. Carajo.

Hellinger: Dile, querido amigo. Por favor, mírame.

Hombre: Querido amigo, por favor, mírame.

Hellinger: Yo te abandoné.

Hombre: Yo te abandoné.

Hellinger: No sabía cuáles iban a ser las consecuencias.

Hombre: No sabía cuáles iban a ser las consecuencias.

Hellinger: Y ahora me arrepiento mucho.

Hombre: Y ahora me arrepiento mucho.

Hellinger: Y después de un rato yo también vendré.

Hombre: Y después de un rato yo también vendré.

Hellinger: Me iré con ustedes.

Hombre: Me iré con ustedes.

Hellinger: Pero ahora me quedaré con vida y cuidaré de mi hijo.

Hombre: Pero ahora me quedaré con vida y cuidaré de mi hijo.

Hellinger: Y, por favor, sean amigables si me quedo con vida y mi hijo se queda con vida.

Hombre: Y, por favor, sean amigables si me quedo con vida y mi hijo se queda con vida.

Hellinger pregunta al segundo muerto: ¿Cómo te sientes con eso?

Representante: Bien. Descanso. Alivio.

Hellinger dice al representante del hijo: Tú te paras ahora y te colocas al lado de tu papá.

Hellinger pregunta al dirigente: ¿Y tu cómo te sientes?

Dirigente: Bien.

Hellinger: Párate. Tú tendrías que decir frases parecidas a las que dijo él. Y así tú también encontrarás la liberación. Pero no lo vamos a hacer aquí. Pero si quieres decir algo, lo puedes decir.

Dirigente: Tengo mucho dolor.

Hellinger: Diles, “Me hacen mucha falta”.

Dirigente: Me hacen mucha falta.

Hellinger: Lo que más quisiera sería morirme con ustedes.

Dirigente: Lo que más quisiera sería morirme con ustedes.

Hellinger: Sean amigables si me quedo otro ratito y después yo también me iré.

Dirigente: Sean amigables si me quedo otro ratito y después yo también me iré.

Hellinger se dirige a uno de los muertos: ¿Cómo se sintió esto?

Representante: Bien.

Hellinger pregunta al otro muerto: ¿Y tú?

Representante: Tranquilo.

Hellinger pregunta al hijo: ¿Y tú cómo te sientes ahora?

Representante del hijo: Mejor aquí.

Hellinger dice al hombre: Mira a tu hijo y dile, “Aquí yo soy el grande y tú eres el niño.”

Hombre: Aquí yo soy el grande y tú eres el niño.

Hellinger: Y lo que yo debo hacer lo haré sólo.

Hombre: Y lo que yo debo hacer lo haré sólo.

Hellinger: Y cuidaré de ti que te vaya bien.

Hombre: Y cuidaré de ti que te vaya bien.

Hellinger: Como tu padre.

Hombre: Como tu padre.

Hellinger: ¿Cómo te sientes ahora?

Hombre: Bien.

Hellinger: ¿Y tú?

Representante del hijo: Muy bien.

Hellinger: Eso fue. No te cuidé nada. No te ahorraba nada por lo que te tocaba pasar. ¿Ok? Esto fue algo entre hombres. Te debo advertir de algo: no contar nada de esto. Si no, todo esto se romperá. Y también es importante que ustedes no le pregunten nada a él, que lo dejen en paz.

Quisiera decir algo sobre esto. Para muchos esto debe haber parecido algo horrible y cruel. El terapeuta lleva a su cliente a la frontera de sus capacidades. Lo que aparece surge de esta situación. No le perdona nada, no le ahorra ningún tipo de sentimiento. Porque lo que yo dije era algo claro, lo que salió a través del comportamiento de su representante. Porque es naturalmente comprensible que alguien a quien le pasó algo así no pueda dar la cara, no pueda asumir su culpa. Pero el terapeuta no se deja llevar. Sólo cuando se le llevó al límite de su capacidad emocional, la seriedad de la situación surge y esto pasó cuando se dio cuenta que su hijo iba a asumir la responsabilidad en su lugar. Sólo entonces eran posibles los pasos que llevaban a una solución. No era posible antes. Claro que no es culpable en ningún sentido jurídico, pero el alma no se deja influir por esto.

Otra cosa muy sanadora es hacer algo en pensamientos, mirándolos en tu memoria. Que hicieras algo bueno. Por ejemplo que plantaras algunas ideas en la gente que tiene algunas ideas así, chifladas. Y que renuncies al orgullo de subirte a volcanes y montañas.

Hombre: Esa fue la última vez.

Hellinger: Bien, bien.

Más tarde.

Pregunta de un hombre: A mí me tocó antes el papel de representar al paciente. Y sentí muchísimos sentimientos y mucha energía dentro de mí que no pude soltar después, permaneció dentro de mí.

Hellinger: ¿Lo sentiste después?

Hombre: Sí, después del trabajo. Es decir, regresé a mi lugar, casi no pude andar y la señora de al lado me abrazó.

Hellinger: No es bueno que alguien abrace a alguien en ese momento. Muchos de ustedes parecen tener esta reacción que cuando alguien parece estar sufriendo lo quieren abrazar. Pero con eso les están restando energía. Yo jamás hago algo así. Sólo los que tienen un problema pueden solucionarlo. Si alguien se porta de esta manera quiere mostrar que el otro no le puede ayudar. Yo siempre sigo la fuerza. Hago una prueba, ¿Le da más fuerza a la persona con la que estoy trabajando o le resta fuerza? Y hago lo necesario para que le de fuerza.

Pero ahora regresando a tu pregunta, te la voy a contestar. En las constelaciones tan complicadas como ésta donde se trata que vayas a los muertos, después uno tiene que liberarse de los muertos, si no se queda uno enganchado con ellos. Y una imagen que te serviría de ayuda es que dejaras a estos muertos con sus padres y de esta forma tú te retiras y les das la espalda. ¿Cómo te sientes tú al escucharlo?

Hombre: Me siento liberado.

Hellinger: Antes de que permita otras preguntas quisiera decir algo sobre esta constelación. Existe un movimiento interno del alma si alguien hace una acusación interna hacia el otro, por ejemplo “Tú me abandonaste”, uno se convierte en igual que esta persona. Si ataco a alguien y le acuso con palabras groseras de algo, yo me hago igual que esta persona. Pero ahora tú pudiste vivir una constelación bonita en la cual tu papá tomó a tu mamá. Ahora si hubiera colocado a tu padre detrás de ti desde el principio de la constelación, entonces tendrías la fuerza de asumir tu culpa en estos sucesos. Y todavía puedes imaginarte que tu padre está parado detrás de ti. Eso es todo lo que quería añadir.

Sobre este tipo de psicoterapia.

Quisiera decir algo sobre este tipo de psicoterapias. Se anunció como constelaciones familiares. ¿Y a cuantas familias he colocado? Muy pocas. Y si he colocado a las familias, era a solo dos o tres personas de estas familias. O sea, este tipo de trabajo con el concepto de constelación familiar no abarca todo lo que significa. En primer lugar quiero decir que la constelación familiar es un método de mucha ayuda. Y mucho de lo que han visto aquí se ha desarrollado desde las constelaciones familiares. También los añadidos que he hecho se han desarrollado, yo he visto la luz detrás de las constelaciones familiares. Y cualquiera que haga este tipo de trabajo tiene que entender las constelaciones familiares y que las reglas del orden dentro de una familia tienen su papel. Y uno debe saber cómo actúa la consciencia a través de varios niveles. Aquí he contado sólo una pequeña parte de esto. Pero muy pronto está por salir los libros en español que van a abarcar este tema con amplitud. Y uno de estos libros es uno grueso que en alemán se llama “Los órdenes del amor”.

Y el trasfondo de la consciencia se describe de forma muy clara en el libro “El centro se distingue por su levedad”. Lo que han visto aquí han sido los trabajos de los movimientos del alma. Esto creció de los trabajos con las constelaciones familiares y demanda un comportamiento básico del que ya he hablado. Y eso no se puede aprender. No se puede aprender en el sentido: éste es el primer paso, éste es el segundo, éste es el tercero. Uno aprende al dejarse llevar, al ponerse al ritmo. Y el que quiere dejarse llevar por esto, se va a dar cuenta que tiene que cambiar, pero no a través de buenas intenciones. Este trabajo toma a uno al servicio de y crece uno con este trabajo. Y uno también adquiere experiencia a través de los errores que comete. Hay terapeutas que empiezan colocando las constelaciones familiares y de repente ya no saben cómo seguir y tienen que cortar. O sea, se mostraron incompetentes para terminar el trabajo. Pero de forma extraña a veces le ayuda al cliente, si aún está enojado. Si el terapeuta se siente mal, entonces se comporta como si pudiera controlar el destino. Y se le enseña por una fuerza mayor que no está dentro de sus manos y se puede colocar dentro de los humanos comunes. Y esto funciona bien. En el psicoanálisis hay un extraño desarrollo, o por lo menos en Alemania es así, que uno que quiere aprender a ser psicoanalista primero tiene que haber hecho 500 horas de psicoanálisis a través de muchos años. Pero Freud les permitía a sus estudiantes que trabajasen después de 50 horas de psicoanálisis y describe en uno de sus libros observaciones que se le hacían raras, que los resultado de los estudiantes que han tenido tan poca experiencia eran mayores que los analistas que tenían mucha más experiencia. Puedo explicar esto de una forma muy fácil. Los que eran principiantes se tenían que basar más sobre el alma que en sus conocimientos. Hoy por la mañana leí una frase hermosa de los poemas de Rilke y ésta dice “La vida permanece pura porque nadie puede hacerse su maestra” y esto también lo diría también para las constelaciones familiares: permanecen puras mientras saben que ninguno de ellos es maestro total. Sino que se están entregando a trabajar en algo desde atrás y cuando sucede siempre es uno experiencia bendecida. Hace poco alguien me pregunto, ¿De dónde puedo hacer todo esto, de dónde sé todo esto? Y conteste que me siento como una fuente, de esta fuente fluye el agua y continua en su fluir. Pero algunos sí tienen la tentación que esta agua que fluye de la fuente la pueden contener o almacenar. Y esta noche se me ocurrió una historia que me contó mi esposa. Ella la leyó:

Un beduino encontró una fuente en el desierto y dijo “Esta es la fuente de la vida” y vertió algo del agua en un contenedor y fue a Bagdad a Califa y le dijo, “Encontré el agua de la vida” y el califa probó un sorbo de agua. Era un poco salada pero era bebible y tomó al hombre de prisionero para que no fuera a la ciudad para que no viera el gran río Éufrates y el gran río Tigris. Y a la mañana siguiente dejó que sus sirvientes llevaran al hombre a la orilla de la ciudad y le dijeron que el califa le había escogido como cuidador del agua de la vida y que el podía cuidar de este pozo hasta el fin de su vida. Pero nosotros nos vamos a sentar a la orilla del río Tigris y el río Éufrates y sentir el gran fluir de la vida y así seremos felices. Y si nos dejamos llevar por la corriente podemos alcanzar el vacío sin fin. Ésta sería la manera de comportarse al hacer este tipo de trabajo. O sea, uno aprende lo que pueda aprender, almacena experiencia poco a poco, encuentra los contactos con los movimientos del alma. Pero no se queda en el alma, porque mientras nada en la gran corriente se sabe del mar. Es todo acerca de este tipo de trabajo.