Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































El amor total (segunda parte)

Frankfurt, 16 de octubre 2010

¿

¿Hay alguna pareja aquí que quiera trabajar conmigo?

Hellinger a una mujer del público: ¿Dónde está tu marido? (Al público) ¿ Habéis visto quién manda aquí? Siempre es la mujer la que manda. A los hombres solo les parece que mandan. Ella ha tomado la iniciativa. (A la pareja) Acercaos.

(Al público) Veis cómo son esas mujeres: permiten a los hombres ir por delante. Qué bello es esto. Porque los hombres aquí están en la necesidad, las mujeres no. (Se ríe, la mujer también). Ellos solo pretenden dar prioridad a la mujer y estas juegan con eso.

(A la pareja) No quiero saber nada. No es necesario que habléis. Respeto lo vuestro, es importante para mí. Pero con vuestra ayuda voy a demostrar algo referente al tema hombres y mujeres. Claro que algo bueno, algo que puede ayudaros. ¿Tenéis hijos?

Mujer: No.

Hombre: Yo tengo hijos, pero juntos no tenemos. Tengo dos hijos.

(La mujer empieza a llorar).

Hellinger: Ya estamos directamente en el tema.

(Tras un momento a la mujer) Encontraremos una buena solución.

La pregunta es: ¿cómo empezar? ¿Por dónde? Entre ellos falta algo. Mirándolo desde fuera es algo cercano y por ahí voy a empezar. Pero estoy guiado de otra manera. Voy a empezar solo con ella. Voy a coger una representante solo para ella.

(A la mujer) Estás de acuerdo?

Hellinger a la mujer que entra al escenario: Ponte ahí y mira hacia aquella dirección.

La mujer mira inmóvil. Entra otra mujer para representar a una persona que no se sabe quién es, se tumba en frente de la representante de la mujer. Esta empieza a llorar y mira en varias direcciones, luego mira solo hacia la derecha. Hellinger escoge otro representante para el hombre y lo coloca donde está mirando la mujer. La mujer cierra los puños, se mantiene rígida. Se miran a los ojos.

Hellinger a la representante de la mujer: Dile “Fuiste tú”.

La representante de la mujer se acerca a la persona tumbada. El hombre también intenta acercarse a la muerta, pero la mujer no le deja. Están los dos de rodillas. La mujer intenta expulsarlo. Tras un rato el hombre logra coger la mano de la muerta, esta llora. En este momento la representante de la mujer cede el espacio al hombre y se levanta. Poco a poco se aleja. El hombre y la muerta se miran. Esta cierra los ojos. De nuevo la representante de la mujer se acerca de rodillas a la muerta, mira al hombre y se deja abrazar por él. Juntos miran a la muerta, esta se incorpora un poco. Los tres se toman de mano. Las mujeres se abrazan. La representante de la mujer ayuda a la otra a tumbarse. Luego la mujer y el hombre se levantan se miran y sonríen.

Hellinger: Ok. Eso es todo. Gracias a todos. (Al hombre) ¿Cómo estás?

Hombre: Mejor.

Hellinger a la mujer: ¿Y tú, cómo estás?

Mujer: No del todo bien. (Mira al suelo).

Hellinger: Tú tienes que acoger este niño otra vez en tu cuerpo.

Tras un silencio. Hellinger a los dos: ¿Y qué vamos a hacer ahora? Llevar algo con ustedes hacia el futuro. (Sonríe, el hombre y la mujer también sonríen). ¿Ok? ¿Lo puedo dejar así? Bien.

(Al público)

Cerrad los ojos. 

Y miremos dentro de nosotros, ¿qué es lo que yo y mi cuerpo hemos perdido? Y lo observamos por fin. Y sentimos esta carencia en nuestro cuerpo y la llenamos de la manera que tomamos plenamente en nuestro cuerpo lo que está excluido. Lo tomamos con todo el amor. Y nosotros a través de esta toma nos hacemos completos. Otra vez enteros. Y luego lo pasado puede pasar ya. Pasar completamente. Y así, otra vez completos, miramos hacia delante llenos. Llenos de fuerza hacia adelante. Otra vez con toda nuestra fuerza.

¿Cómo estáis? Vemos qué ocurre con nosotros cuando somos guiados en vez de querer guiar.

Quería hablar sobre hombre y mujer y mostrar algo, y hemos podido ver algo aquí. Y no hacía falta hablar; y eso está claro. De esta manera otra vez volvemos a la tierra. Me gustaría decir algo: tenemos una imagen, yo también la tengo. La tengo desde hace ochenta años, pero Sophie me enseñó algo a través de su experiencia. Esta vida es solo un grano de arena entre otros muchos granos. Un grano de arena no cuenta para nada comparándolo con una playa extensa donde ese océano inmenso se lleva la arena y la trae, se la lleva y la trae. Mirándolo desde este punto de vista muchas cosas que consideramos trágicas o como algo que ya no se puede reparar nunca, es falso. Nada se pierde. Todo vuelve de nuevo, de otra manera. Entonces sentimos este movimiento de llegadas y partidas. 

Últimamente me llegó un aforismo: Cuando todo termina, ¿dónde está el principio? (Sonríe).

Ok.

¿Tenéis fuerza? Ok.

¿Quién quiere trabajar conmigo?

(Se acerca una mujer).

Hellinger: Ahora vamos a hacer algo ligero. (A la mujer) Vamos a hacer algo fácil contigo.

Mujer: ¿No tengo que hablar?

Hellinger: No. No hace falta. Lo tomo como viene. Ponte ahí. Necesito otra mujer. Ponte en frente de ella.

La mujer constelada llora pero consigue tranquilizarse. Se acerca despacio a la otra mujer. Esta tiene los brazos extendidos. Las dos se miran.

Hellinger a la mujer: Vuelve. Te lo facilitas demasiado. Ella se ha retirado y con razón.

(Sale representante de un hombre).

Hellinger: Túmbate en frente de ella.

La mujer se pone de rodillas y mira al hombre tumbado. La otra mujer también se tumba.

Hellinger a la mujer: Mira a tu madre y dile “Yo también”.

Se miran. La mujer abraza al hombre. La madre se acerca. La hija y la madre se cogen de la mano. La hija se levanta.

Hellinger: ¿Cómo te sientes ahora?

Mujer: Bien.

Hellinger: El futuro está ahí. Ok, gracias a todos.

¿Qué podemos aprender aquí para olvidar lo que está en el primer plano? Imaginad qué hacen las personas ayudando al cliente o lo que pueden hacerle si se quedan con lo que está en el primer plano. Por ejemplo, con sus interpretaciones. Aquí, en este nivel, estamos introducidos de otra manera. 

Huimos de nuestras imágenes.

Cerrad los ojos otra vez.

Miramos nuestra vida, nuestra profesión, ahí donde queríamos ayudar a alguien. Cuando creamos una imagen, ¿qué tiene que hacer o qué tiene que cambiar esta imagen para que esté bien?

¿Y dónde está el respeto frente a las fuerzas superiores? Quizá ocupemos su sitio de manera que quisiéramos ayudarles. ¿Cuántos había ya? ¿A cuántos apartamos de su destino a través de nuestra usurpación?

Y ahora les devolvemos a las fuerzas mayores y de esta manera nos liberamos de ellos y ellos se liberan de nosotros.

“Yo soy vuestro Dios” – dicen estas fuerzas. “Solo yo”. “Solo yo soy amor”.

Ok. 

¿Os habéis despertado?

Bueno, esto ha sido la mañana ligera. Ahora vamos a descansar un poco. Todo lo que es pesado está fuera del paraíso.