Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Extracto de “Con la mirada hacia el futuro”

Oaxaca - 2003

Las dimensiones del amor en las parejas

Es muy importante que la esposa tome en su corazón la familia y todos los destinos de la familia de su esposo. Ella lo muestra y él lo aprecia.

En una relación mutua de los destinos individuales en una pareja, si hay algo irresuelto en la familia del esposo, éste necesita una esposa con quien pueda actuar sobre lo que está sin resolver y lo mismo se aplica al contrario. No es nada inusual. Sea como sea, si conocemos a alguien y tenemos una cierta relación, interpretamos algo de nuestra propia familia y la otra persona interpreta algo de la suya. Estamos enredados constantemente en muchos destinos distintos.

¿Cuál es el resultado? La ayuda mutua, por supuesto.

Quizá no nos guste lo que encontramos en la familia de nuestra pareja ni lo que encontramos en nuestra pareja, y podría ser que no nos guste la resistencia que se siente al estar con otras personas. Sin embargo, es parte de nuestro propio trabajo hacia lo que es nuestro destino y es necesario para nuestro crecimiento personal.

Por supuesto, solo podemos entender un poquito de esto. La mayor parte de las veces ocurre sin ningún entendimiento de nuestra parte.

¿Y qué podemos hacer? Asentir a todo tal como es y tal como sucede y por medio de este asentimiento nos integramos cada vez más. Y por medio de la integración, aunque resulte extraño, llegamos a cierta dosis de libertad. Y los que se oponen o luchan contra algo, pierden, paso a paso, un poquito de su propia libertad. Y así al luchar perdemos, peleando con nuestra pareja perdemos.

Al estar de acuerdo con las diferencias y asintiendo a todo, obtenemos cierta libertad y nos desarrollamos.

Sin embargo, hay situaciones en las que seguir el destino de uno exige que crezcamos más allá de una relación. El otro día me pidieron que dijera algo sobre el paraíso. Y dije algo, una frase: “Por fin se ha terminado”. El paraíso es el lugar en el que no podemos desarrollarnos. Nos desarrollamos dejando los paraísos atrás, uno tras otro. Cuando dejamos uno, nos apuramos para ir al siguiente. Y por un tiempo, cada paraíso es maravilloso. Lo llamamos “enamorarse”. Y dejamos este paraíso que implica este gran sentimiento de enamoramiento, cuando reconocemos cómo estamos involucrados en muchas cosas con la otra persona. Y, entonces, empieza cierto conflicto y la lucha por alcanzar nuevas soluciones. En ese momento, estamos fuera del paraíso y crecemos.

Afrontar la verdad

Si tenemos la idea de que tenemos que salvar una relación, seremos muy débiles y no tendremos éxito. Las fuerzas que operan ahí son demasiado grandes. Así que tenemos que quitar el ideal de que la pareja tiene que permanecer unida. No sabemos lo que es mejor. Sobre todo si nos fijamos en el desarrollo personal de cada uno, no sabemos qué esperar. Hay una prueba sencilla: ¿qué los hace más fuertes?, ¿qué los hace más débiles?, ¿qué sirve de crecimiento? Y ¿qué impide el crecimiento? Si tenemos una visión más amplia, a veces tendremos éxito para que permanezcan juntos aun si se muestra que la pareja no tiene ninguna posibilidad de continuar juntos. No sabemos cuál será el resultado, pero si ya no tienen ilusiones, tal vez sepan qué hacer.

Divino amor

(Cuando en la pareja se quiere salvar a la madre)

Está claro que hay ciertos límites en nuestra manera de ayudar, y cuando los alcanzamos es posible que podamos movernos a un nivel más alto y entrar en otra dimensión. Si trabajas con un individuo y llegas a tu límite, puedes seguir más allá y ver a la familia. Si tiene una pareja y tienen una dificultad y llegan a un límite, entonces nos fijamos en sus familias, en ambas. Y si allí llegamos a un límite, ¿qué hacemos? Abrimos nuestro propio corazón a algo que está más allá, y ellos también lo pueden hacer. Así dejamos que el amor haga su trabajo.

Elegir la vida

Hay algo sobre el cáncer. Alguien me dijo una vez que estaba involucrado en un proyecto en el que quería descubrir cuando las personas venían para un examen médico para saber si tenían o no cáncer, si se podía saber de antemano. Y hubo resultados sorprendentes. Aquellos que tenían miedo de la muerte no tenían cáncer, aquellos que no temían la muerte, lo tenían. Había un porcentaje muy alto, casi el 90%.

“Cierra los ojos y mira a la muerte y dile: sí, voy, quiero estar contigo. Y sigue ese movimiento, sigue el movimiento (físicamente)” –

Podemos ver que, a veces, una persona muere en lugar de la madre y que así ha sido durante varias generaciones.

“Ahora tienes que hacer algo para mostrar que has elegido la vida”.

Integración de acontecimientos y personas excluidas

Quiero hablar un poco más sobre las enfermedades y de cómo pueden estar conectadas con acontecimientos del pasado y con ciertas personas. Nuestra alma sabe lo que es necesario para poder sanar. A veces, cuando sentimos dolor o estamos enfermos, queremos ayuda. Buscamos un doctor o a alguna otra persona que nos pueda ayudar a sanar.

Ejercicio

Cerrad ahora los ojos y miraos, fijaos en vuestras propias enfermedades y sufrimientos y mirarlos con los ojos del alma y confiad la sanación y los cambios a vuestra propia alma. Decidle a vuestra alma: por favor. Y luego esperad con confianza.

¿Qué sucede en el alma ahora? Si cuando os fijáis en vuestras enfermedades y sufrimientos y, mientras los veis, pensáis que hay un doctor famoso y decidís en vuestra cabeza: debo ir a verlo lo más pronto posible. ¿Qué sucede en vuestra alma? ¿Qué sucede con vuestras enfermedades? ¿Se sienten respetadas? ¿Vuestra alma soportará ese movimiento?

Cuando trabajo aquí estoy intentando sintonizarme con el alma, con el alma del cliente. Si un cliente me dice: tengo que trabajar contigo, hasta te he escrito una carta, ahora estás obligado a trabajar conmigo. ¿Puedo trabajar? No. Primero tengo que sintonizar con él y él tiene que sintonizar conmigo.

Ejercicio adicional:

Cerrad de nuevo los ojos.

“Entrad en vuestro cuerpo y sentid dónde hay algo que requiera vuestra atención. Algo que podría sentirse excluido y algo que podríais sentir no integrado en vuestra alma. Puede ser una enfermedad, o un dolor, o una discapacidad. Lo que sea. Y vais con cada uno y lo observáis como si fuera una persona.

Observáis en qué dirección mira esta persona y también miráis en la misma dirección, y esperáis y observáis. Podéis mirar con curiosidad y decir: ahora quiero conocerte, ahora quiero honrarte, ahora quiero mostrarte mi amor. Entonces, vuestra enfermedad o discapacidad o sufrimiento podría caminar hasta esa persona y llevar a esa persona hasta vosotros.

Y permanecéis pequeños frente a esa persona; esto es muy importante. Miráis a esa persona y le decís: por favor.

Entonces podéis mirar ciertos acontecimientos de vuestra vida que tal vez os lastimaron o en los que os enfadásteis con alguien o con algo, y veis acontecimientos en los que erais culpables y no queréis mirar o aceptar, y los miráis como miraríais a una persona, y abrís vuestro corazón para cada uno de ellos y decís: sí, ahora asiento a ello tal como fue y asiento a las consecuencias y asiento al regalo, a la fuerza que vino de este evento, ahora estaré contigo en paz.

En armonía con la muerte

Este ejercicio tiene amplias consecuencias para los que ayudan a otros porque, de la misma manera que intentáis sintonizar con todo lo que está dentro de vosotros, aun si parece peligroso y doloroso, hacéis lo mismo con un cliente, os sintonizáis con su enfermedad y con lo que viene de atrás y tenéis una visión amplia, os exponéis a ello y le decís: sí.

Y al final, también decís sí a la muerte, a vuestra propia muerte y a la de vuestro cliente. Estáis sintonizados con ello. Es una experiencia muy extraña. Con frecuencia sucede que la muerte es el guardián de la vida. Al estar sintonizados con la muerte, la vida tiene una oportunidad.

Relaciones terapéuticas

Quiero decir algo sobre la ayuda. Después de una primera sesión, hubo varias personas que fueron hacia el cliente con el que yo había trabajado. Lo usaron tratando de consolarlo. ¿Quién fue fuerte aquí? El cliente fue fuerte y los ayudantes débiles.

Este tipo de comportamiento es común en muchos terapeutas. Ellos chupan la vida de sus clientes, se mantienen a ellos mismos vivos por medio de sus clientes.

¿Cómo podemos escapar de esto? Es una gran tentación para todos los que ayudan.

Entregamos el cliente a sus padres, a sus ancestros y a su destino. Entonces nos retiramos hasta que hayamos alcanzado la distancia apropiada y esperamos. En ese espacio, puede ponerse en evidencia si se nos permite ayudar o si se nos fuerza, o si estamos llamados a ayudar o si debemos retirarnos. Y, de esta manera, nos sintonizamos con fuerzas mayores que van más allá de nuestras necesidades personales.

El mayor peligro es la llamada relación terapéutica.

¿Qué es una relación terapéutica? Un cliente llega, se presenta como débil y necesitado. De hecho, el cliente se presenta como un niño y el terapeuta responde con los correspondientes sentimientos de empatía. En ese momento el terapeuta se vuelve una madre y el cliente permanece como un niño. En esta relación nadie puede crecer, ni el cliente ni el terapeuta. Este tipo de ayuda no es exigente, no supone ningún reto, así todos pueden ayudar a un cliente.

Pero hay que pararse en lo opuesto y ver, más allá del cliente, su destino personal y quizá también su culpa personal, sin moverse, solo exponiéndose como un opuesto sin ser movido por ninguno de sus sentimientos, pero esperando que su alma contenga la fuerza. De esta manera, el cliente crece y ésta es la mejor manera de crecimiento personal. Sin embargo, esto requiere renunciar a la relación terapéutica.

No obstante así es como se capacita a los terapeutas, para tener empatía con el cliente, pero no tienen empatía con su madre, ni con su padre, ni con el destino del cliente. Es una relación muy extraña y con frecuencia muy peligrosa tanto para el cliente como para el terapeuta. Este tipo de terapeuta se agota rápidamente y, por supuesto, esto tiene consecuencias en su salud personal. Mantener la distancia permite que predomine el alma del cliente. Y desde esa distancia podemos apoyarla. Y, a veces, es suficiente con pararse, con quedarse quieto.

Diabetes

Cierra los ojos.

Dile a alguien: te necesito.

¿Qué te dice tu enfermedad? Te necesito, necesito que me quieras, que me cuides.

Una vez tuve una familia con tres hijos, de 13 a 8 años. Todos tenían diabetes pero muchos no la atendían. La enfermedad a veces grita para que la ayudes. Entonces te comportas hacia la enfermedad como una buena madre. En esta familia, el padre había muerto joven de diabetes. Lo pusimos en la constelación y les dijo a sus hijos: por favor, permaneced vivos, cuidaos. Después me enteré de que los hijos tuvieron mucho cuidado con sus medicamentos y hasta estaban felices.

Para trabajar a nivel del alma, solo te sintonizas con el cliente y con su alma y entonces el cliente se sintoniza con tu alma y está muy claro lo que el alma quiere. Con el alma estamos en las mejores manos.

Dinámicas básicas detrás de las enfermedades

Una de las grandes experiencias de este trabajo es que muchas enfermedades están conectadas con algo que ha sucedido en las familias. En la enfermedad se muestra un tema no resuelto. Y las enfermedades representan a una persona excluida. Así que la enfermedad es el amor con una persona excluida. Si podemos traer a esa persona, la enfermedad consigue su propósito.

Hace dos años en Hong-Kong había una mujer con 11 enfermedades y pusimos las 11 enfermedades a su alrededor, en círculo. Y todas ellas se comportaron como personas, algunas se caían con profundo dolor, otras lloraban... Y la persona que tenía las enfermedades miraba a todas y las tomaba en su corazón.

Un año más tarde, esta mujer vino a otro taller y se sentía mucho mejor. Entonces me dijo que quería contarme lo que había pasado en su familia. Sus padres habían regalado 5 ó 6 de sus hijos. Los vendieron porque eran demasiado pobres para poder criarlos y también había varios abortos.

Y le pregunté, ¿cuántos en total? Y ella dijo: once. Cuando pusimos todos estos niños, los once de nuevo en un círculo, pusimos también a los padres fuera del círculo. De nuevo ella estaba en el centro y miró a todos sus hermanos y hermanas y hubo una emoción muy profunda entre ellos, un amor muy profundo. Los padres estaban de pie fuera llorando, y cuando abrimos el círculo los padres entraron en el círculo, la cliente también, se tomaron de la mano, se vieron los unos a los otros y se reunieron con un profundo amor.

Podemos ver las enfermedades de esta manera. Nuestro cuerpo no es solamente un cuerpo, está vinculado con nuestra alma y nuestra alma está unida a todos los miembros de nuestra familia. Si hay amor en nuestra alma, nuestro cuerpo puede encontrar su propio orden y volverse saludable. Pero más allá del cuerpo y del alma hay algo. Podemos observar que el cuerpo sigue ciertas leyes, le han sido dadas, tenemos que observarlas.

También podemos decir que tenemos que atender las necesidades del cuerpo de la manera apropiada. Pero este orden intrínseco del cuerpo no viene de él, viene de fuera. Así que miramos al alma que es en realidad la fuerza de la vida dentro del cuerpo. Y vemos que esa alma también sigue ciertas leyes.

Por ejemplo, el alma no tolera que ningún miembro de la familia sea excluido. Este orden del alma viene de otra fuerza, de fuera, que no sigue ciertas leyes sino que hace las leyes. Es una fuerza creativa y nosotros participamos en esta fuerza creativa con nuestra mente. La mente está más allá del alma y tiene habilidades más allá de ella.

Por ejemplo, con la ayuda de nuestra mente podemos estar presentes en cualquier lado en una milésima de segundo. No hay distancias para la mente.

Sin embargo, también nuestra mente sigue ciertas leyes. Por ejemplo, solo podemos pensar según ciertas categorías como son el espacio y el tiempo o la causa y el efecto. No podemos pensar de otro modo. Y cuando pensamos, seguimos leyes lógicas. Así que nuestra mente también está sujeta a otra cosa. ¿Qué hay más allá de todo esto? Lo podemos nombrar espíritu. Es solo un nombre.

Podemos ver que hay conflictos dentro del cuerpo, dentro del espíritu, entre el alma y el cuerpo, en la mente, entre la mente y el cuerpo y dentro de la mente y el alma. Entonces con frecuencia lo que pensamos está en conflicto con lo que es bueno para nuestro cuerpo y nuestra alma.

Pero eso ¿qué quiere decir?

El espíritu y la fuerza creativa están a cargo de los conflictos, los quieren, son necesarios para la evolución. Sin conflicto no hay crecimiento. Cuando nos identificamos con esta fuerza creativa, por ejemplo asintiendo a todo tal como es sin desear que nada sea diferente de lo que es, llegamos a un estado de mente en donde todo está reconciliado.

Tal vez podamos entenderlo mejor si nos imaginamos una rueda. Hay algo fuera de la rueda y hay algo dentro. Todo lo que está fuera está conectado con el centro y en el centro todo se vuelve uno. Por fuera, si la rueda está en movimiento, hay subidas y bajadas constantes pero en el centro todo está unido y quieto. Cuando tratamos con conflictos y con temas de salud, el lugar más seguro para tratar con todo ello es en el centro. Y cuando ayudamos a personas enfermas, al final los llevamos al centro. Ahí en el centro, el espíritu creativo está trabajando, activo y en constante movimiento y al mismo tiempo quieto.

La madre de la salud

La principal persona excluida en las enfermedades es la madre. Si la paciente puede seguir el camino hacia la madre y aceptar la vida de ella con amor, recibe una fuerza muy sanadora. La mayoría de las veces, la madre es más fuerte que la muerte. Pero, para muchos, la muerte es un sustituto de la madre; el anhelo de la muerte es el anhelo por la madre.

Con frecuencia vemos que las personas enfermas cuando hablan de sus enfermedades, sonríen. Es decir, que las enfermedades pueden ser también el sustituto de la madre.

Cuando se trata con el cáncer, con frecuencia se encuentra a una madre rechazada. En ese caso, muchas veces la madre es odiada. El cáncer es una expiación por el rechazo de la madre; no siempre, por supuesto. Pero si lo observamos de cerca, podemos verlo. Si es una mujer la que tiene cáncer, observamos sobre todo cuál es la relación con la madre.

Pero también hay muchos otros movimientos sistémicos con el cáncer.

Recuerdo una situación en Rusia. La mujer tenía cáncer y pusimos a su madre. La mujer estaba llorando y pidiendo a su madre, pero ésta miraba muy lejos. Puse a una mujer ahí y ésta se cayó al suelo, y la madre se acercó a la mujer; y yo pienso que esa mujer era la prometida de alguien de la familia que fue asesinado. La madre estaba atrapada por ella y no podía ver a su hija. Había también una separación, pero no era culpa de la cliente.

A través de muchas enfermedades, vemos que hay dinámicas básicas. Aparte de lo ya dicho sobre los excluidos, tenemos la dinámica de que el hijo o la hija quieren seguir a alguien en la muerte. Por ejemplo si la madre murió en el parto, el hijo o la hija, si sobrevivieron, con frecuencia van hacia la muerte. Y madres que han perdido algún hijo o hija van a la muerte con ellos y a veces también con un aborto. La solución en estas situaciones es que la persona muerta se mantenga viva en el alma.

El alma se extiende entonces en el espacio y en el tiempo; todo lo que nos pertenece está aún en esta mente extendida.

Rupert Sheldrake en su nuevo libro describe este fenómeno también respecto al miembro fantasma. Alguien que ha perdido una pierna continúa sintiéndola. Yo observé a un hombre que había dado su riñón a un amigo. Cuando lo pusimos, el riñón quería regresar con él. Después de haber dado el riñón, cuando despertó de la operación, se sintió como una persona cambiada, muy enfadado y con pesadillas. En la constelación llevé el riñón de nuevo hacia él y se abrazaron. Y hoy, después de un año, se sentía entero de nuevo.

Respecto al aborto, la madre ha regalado algo de su cuerpo y su alma está incluyendo lo que había regalado. Si ese aborto es retomado como parte del cuerpo y del alma, la mujer se siente aliviada y ya podrá dejar de seguir al niño o a la niña en la muerte.

Así es que si tenéis enfermedades podéis ver que necesitáis seguir a alguien en la muerte.

Las enfermedades también están causadas por situaciones somáticas, por bacterias y otras causas. Entonces tenemos que tratar con el lado médico y el lado sistémico del problema. Si se puede resolver de manera sistémica, el médico puede ayudar mejor porque ya no hay resistencia en el alma. Por eso debemos verlo juntos.

Otra de las dinámicas importantes, tal vez la más importante, es cuando alguien dice: moriré en tu lugar. Cuando un hijo siente que el padre o la madre quieren morir, dice en su alma: lo hago en tu lugar. Y se enferma. Hay conexiones muy extrañas. También se aplica esto a las tendencias suicidas.

Algo muy conmovedor fue cuando un pediatra contó que su hijo se ahorcó a la edad de 14 años. Él había enviado al hijo a comprar algunas cosas. Cuando el hijo llegó a casa, puso todas las cosas sobre las escaleras y su padre le pegó. Esa noche el hijo se ahorcó. El padre pensaba en su culpabilidad, era un hombre muy mayor ya. Entonces salimos a pasear y charlamos. Él recordó que unos días antes de que sucediera esto, su esposa había contado en la mesa que estaba embarazada y este hijo se molestó mucho. ¡Pero no tenemos suficiente espacio en la casa! Y por eso se ahorcó. Hizo espacio.

Tras todas estas dinámicas hay amor. “Te sigo” o “lo hago” en tu lugar es amor, pero es el amor de un niño que está ciego. Cuando ayudamos a estas personas tratamos de hacérselo ver, y las cosas pueden resultar mejor.

Expiación

Otra dinámica es expiar por una culpa personal o por la culpa de otra persona en la familia. De nuevo, si alguien retoma la culpa de otro lo hace por amor; pero si alguien expía por culpa personal no lo hace por amor, es algo egoísta.

Por ejemplo, alguien ha atropellado a otra persona en un accidente de automóvil y se siente culpable. Ahora esa persona quiere deshacerse del sentido de culpa enfermándose o matándose por ejemplo. ¿Se fija en la persona muerta? No, para nada, se mira a sí mismo. Quiere deshacerse de sus sentimientos de culpa. Pero si se fija en la persona difunta puede decir: “sí, yo causé tu muerte y me siento culpable, y mantendré esa culpa toda mi vida. Y sintiendo esta culpa, siento también la fuerza para hacer algo especial por otros. Ahora al recordarte, haré algo bueno con mi culpa”. Ahí hay amor y tiene un efecto reconciliador, no se necesita la expiación. Así que cuando tratamos con las enfermedades, también tenemos que considerar esto.

Sobre la reconciliación y la paz

La meta de la reconciliación es la paz. Y deseamos profundamente la paz. ¿Cuál es el camino hacia la paz? ¿Dónde se inicia ese camino? En nuestra alma.

He escrito un libro que se llama “La paz se inicia en el alma”.

¿Qué significa esto? Nos reconciliamos con todos los miembros de nuestra familia. ¿Qué quiere decir reconciliarse? Los amamos tal como son, exactamente así. Los respetamos como son sin juzgar a nadie y, de este modo, reconocemos que todos somos iguales.

Ejercicio

Cerráis los ojos y pasáis por todos los miembros de vuestra familia empezando por vuestro padre y vuestra madre, hermanos y hermanas, abuelos etc... Y miráis a cada uno y decís: sí. Y les hacéis una reverencia y decís: sí.

Y ahora podéis volveros hacia vuestro compañero/a, hacia todos/as con los que habéis tenido una relación íntima y decís: sí. Y decís: gracias.

Ahora podéis mirar a vuestros hijos y nietos tal vez y decís a cada uno: sí.

Ahora podéis mirar a vuestros enemigos, los que os han lastimado, tratado injustamente y les decís a cada uno: sí, soy tu hermano, soy tu hermana, somos iguales. Y les decís a cada uno: gracias.

Y ahora os volvéis hacia vuestra propia vida, vuestra propia historia y miráis lo que ha sucedido y le decís a todos los acontecimientos: sí, ahora asiento a todo y os lo agradezco, crecí porque esto sucedió.

Os volvéis hacia vuestra culpa y decís: sí, asiento y asiento a las consecuencias. Y decís: gracias, me volví humano como los demás gracias a esta culpa.

La paz empieza en nuestros propios corazones y cuando estamos en paz en nuestro corazón con nosotros mismos, con nuestras familias, podemos servir también a la paz en otras situaciones.

Los rebeldes y las víctimas en Colombia

Lo que se puede ver es que los que pretenden luchar por la justicia, se vuelven asesinos. ¿Dónde se inicia la paz entre grupos?: entre los muertos, entre las víctimas muertas y los asesinos muertos.

Ejercicio

Cerrad los ojos.

De cualquier grupo que vengáis, de cualquier nación o de grupos más específicos que están en conflicto con otros. Ahora vais a la realidad de los muertos y miráis a los muertos de vuestro grupo, a las víctimas de vuestro grupo y a los muertos del otro grupo, a los muertos de este grupo, a los asesinos de vuestro grupo, a los asesinos del otro grupo y esperáis, solo esperáis.

Y les decís a las víctimas de vuestro grupo y también a las del otro: por favor.

Y les decís a los asesinos de vuestro grupo y a los asesinos del otro: por favor.

Y esperáis.

Y miráis más allá de los muertos de vuestro grupo, víctimas y asesinos por igual, y más allá de los muertos del otro grupo, víctimas y asesinos por igual, hasta una fuerza última. Una fuerza que asintió a lo que había sucedido, que quería lo que había sucedido, por quien los asesinos y las víctimas de ambos grupos son usados para propósitos que no entendemos. Y decís: por favor.

Y podéis escuchar a los muertos de vuestro grupo, asesinos y víctimas por igual, y a los muertos del otro grupo, víctimas y asesinos por igual. Y tal vez os dirán: por favor.

Y tal vez les contestáis: sí, ahora puede terminarse.

Y entonces, con profundo respeto por todos y delante de esta fuerza última, os retiráis lentamente y les dais la espalda. Y ahora sabéis que seguirá la paz.

La paz

Muchas personas que anhelan la paz quieren cambiar a los demás, quieren que sean como ellos mismos. Y eso, por supuesto, va en contra de toda paz real.

La paz estable se da si reconocemos y amamos las diferencias y si estamos abiertos para integrar en nosotros mismos lo que otros tienen que ofrecer: otras familias, otras naciones, otras religiones, otras culturas. Si reconocemos que todos tienen derechos iguales y tienen el mismo valor, entonces podemos llegar a un acuerdo que permita que ambos lados mantengan sus valores especiales y salvaguarden sus valores y sus territorios por igual, y entonces se puede estar en acuerdo.

¿Cuál es el principal obstáculo para la paz?

El recuerdo, recordar lo que les sucedió a nuestros ancestros. Entonces queremos encargarnos de hacer justicia por ellos aunque ya estén muertos desde hace mucho tiempo. Y ellos no quieren, pero los que estamos vivos buscamos la justificación de lo sucedido en los ancestros para volvernos asesinos y, por medio de este recuerdo, empiezan nuevas guerras y se hacen nuevas injusticias y los asesinatos continúan y la paz está muy lejos.

Otro obstáculo para la paz es que un grupo piense que es mejor que otros.

En realidad, todos los grupos piensan así. Todas las familias piensan así. ¿Por qué?

Porque están gobernados por sus conciencias. La principal función de la conciencia es unirnos a nuestras familias y a sus valores con el mismo movimiento. Por medio de nuestra conciencia excluimos a otros y pensamos que ellos no son tan buenos como nosotros. Así que la paz solo se puede lograr si podemos ir más allá de los límites de nuestra propia conciencia. Y haciendo esto, dejamos de diferenciar entre personas buenas y malas.

Y ya que estas distinciones son la base del conflicto del alma detrás de la conciencia, si permitimos que el alma nos mueva y nos dirija, hay un movimiento hacia la reconciliación.

En la vida cotidiana, si se encuentran personas de partidos opuestos y desean establecer la paz entre ellos, debe predominar esta diferenciación y respeto a los otros como iguales. Además deben de ver a las víctimas y a los perpetradores de su propio grupo y del otro grupo. Y a través de ello, realizar el duelo para ellos y los demás. Este duelo común permite dejar el pasado atrás y trabajar juntos en común para un futuro mejor en la paz.

Ejercicio

Cerrad los ojos.

Hace unos años, cuando estuve en Israel dando un taller, un amigo israelí me llevó a mí y a otros al mar de Galilea. Estábamos caminando por la orilla del lago y llegamos a un lugar donde, según la tradición, Jesús se apareció a sus discípulos después de su resurrección. Allí compartieron alimentos y hubo una hermosa conversación entre Jesús y Pedro.

Jesús le preguntó: ¿me amas? Y Pedro dijo: sí.

Y luego le preguntó de nuevo: ¿me amas? Y contestó: sí.

Y Jesús le preguntó una tercera vez: ¿me amas? Entonces Pedro se puso muy triste y dijo: Señor, tú sabes todo, también sabes que te amo. Y nuestro grupo sintió una paz muy especial en ese lugar. Fue una experiencia maravillosa para nosotros.

Y muy cerca de ese lugar estaba la montaña de las beatitudes donde Jesús había hablado sobre la paz: “bendecidos son aquellos que traen la paz”.

Y luego explicó qué significa amar de tal manera, qué significa que alcancemos la paz y dijo: “mi señor del cielo permite que su sol brille sobre las personas buenas y sobre las malas, sobre ambas por igual. Y permite que caiga su lluvia sobre los justos y los injustos”. Y también dijo: “amad a vuestros enemigos”.

Cuando volvíamos en el coche, me expuse a estas palabras y quería sentir en mi corazón lo que en realidad significaban. Si yo oigo: “ama a tus enemigos”, me siento cerrado. Es una orden. Si lo escucho como una orden, se me angosta el alma.

Y luego recordé la otra palabra y pensé ¿cuál es el movimiento del alma si permitimos que estas palabras nos penetren?, ¿qué significa amor en realidad? Significa que amo a todos como iguales ante algo más grande y, ante esta fuerza superior y misterio último, somos uno. Eso es el amor. Y la humildad es lo mismo, y si dejamos que penetre en nuestras almas estamos al servicio de la paz.

Retos de la paz

Esto es un reto (Ciudad de Juárez y matanza de las maquinadoras).

¿Cuántos de vosotros habéis tomado partido?

Imagináis que se deben tomar medidas contra alguien y no digo que a veces no sea necesario. Un conflicto tiene que afrontarse. La paz no significa que renunciemos a un conflicto. Sin embargo, ¿qué sucede con una persona que piensa eso, en su alma? Y si toma medidas, ¿qué sucede con las mujeres muertas? La fuerza está con los padres. Las mujeres no quieren que otras se entrometan.

Ejercicio

¿Dónde se inicia la paz contigo?

Cierra los ojos y mira a tu padre y luego a tu esposo y a otros hombres con respeto y les dices: te necesito.

Aquí podemos observar algo muy importante. En constelaciones familiares, tal como se han desarrollado, podemos ver claramente que el sistema no permite que se excluya a nadie. ¿Qué sucede cuando alguien está excluido? La persona excluida será representada dentro de la familia. Así que ningún sistema estará completo, a menos que los que hayan sido excluidos se vuelvan a integrar.

Quiero aclarar quién pertenece a un sistema y quién se tiene que incluir en un sistema. El sistema es dirigido por un alma común y este sistema tiene límites. En constelaciones familiares, podemos ver que únicamente algunos miembros del grupo están incluidos en el sistema; eso significa que están influenciados por esa alma común y que hay otros que están fuera. Ser influenciados por el alma común significa que se pueden enredar en el destino de otros miembros de la familia.

Así que debemos saber exactamente quién pertenece a ese sistema y puedo enumerarlos: todos los niños y niñas, también aquellos abortos naturales y los abortos hechos a propósito, todos pertenecen al sistema.

En el siguiente nivel están los padres y sus hermanos y hermanas, solo sus hermanos y hermanas, no los esposos o esposas de sus hermanos o hermanas y no los hijos de sus hermanos o hermanas, sólo ellos.

En el siguiente, los abuelos, pero no los hermanos ni hermanas de los abuelos aunque, ocasionalmente, puede haber excepciones.

Más arriba, a veces, uno u otro de los bisabuelos.

Y lo que es nuevo es que hay otros más atrás, muchas generaciones atrás que afectan al sistema en el presente. Estos son los más excluidos. Y ¿quiénes son? Los asesinos en la familia.

Ellos influencian el presente. Y son representados en el presente aunque no se sepa nada de ellos. Pero en constelaciones familiares podemos ver en qué generación está ese asesino y cómo ese asesinato sigue afectando la memoria actual.

Y las víctimas de estos asesinos siguen siendo parte del sistema. Lo vemos cuando tratamos con la esquizofrenia, en la que los asesinos y las víctimas a veces de muchas generaciones atrás, son representados por la persona esquizofrénica. Estos son hasta ahora familiares consanguíneos.

Hay también otros que no son consanguíneos.

Son aquellos que han hecho espacio para uno u otro de los miembros de la familia.

Por ejemplo, parejas anteriores de padres o abuelos. Ellos han hecho espacio para la siguiente esposa o esposo y sus hijos. Y muchas veces son excluidos. Se habla mal de ellos. Y al ser excluidos, son representados por un hijo del matrimonio posterior. Así que se tienen que incluir y respetar. Y entonces nadie tiene que representarlos.

Adicionalmente están aquellos miembros de la familia que pagaron por la riqueza de ésta mediante sus sufrimientos o con sus vidas. En muchas familias muy ricas se ven circunstancias muy trágicas porque los hijos representan aquellos a cuyo coste la familia se volvió muy rica. Cuando antiguamente las familias tenían esclavos, éstos están también representados.

Además, aquí es relevante; si un miembro de una familia ha sido asesinado, el asesino pertenece al sistema, estará representado incluso si no es un miembro de esta familia.

Y viceversa, si ha habido un asesino en la familia que mató a alguien fuera de la familia, las víctimas pertenecen al sistema y serán representadas.

En muchas familias pues, se excluye y se odia a los asesinos de una víctima dentro de una familia. Por ejemplo, muchos de los asesinos de la segunda guerra mundial son excluidos en las familias de sus víctimas. El resultado es que un miembro de esta familia tiene que representarlos y entonces desarrolla la energía del perpetrador. Mediante la exclusión de los asesinos y de sus acciones malvadas, estos continúan dentro de la familia de sus víctimas y viceversa; en las familias de los perpetradores, muchos descendientes se comportan como víctimas, se identifican con las víctimas.

¿Cuál es la solución? Tenemos que darles a todos, a las víctimas y a los asesinos el derecho de ser miembros de la familia. Se les tiene que aceptar como seres humanos. Muchas veces les negamos ese derecho. Sin embargo, son seres humanos.

Cuando hacemos esto, los asesinos se vuelven tiernos. Si estamos en contra de ellos, no pueden cambiar. Así que atacándolos, fomentamos la continuación de la violencia y se impide la paz. En Alemania, muchos alemanes rechazan a los asesinos y dicen: somos mejores, no hubiéramos hecho eso. Y entonces luchan por la paz y matan a otros. Ese es el resultado. Al mismo tiempo, aquellos que dicen que son mejores rehúsan mirar a las víctimas y decir: soy uno de vosotros, os honro, veo lo que sufristeis y estuve de luto con vosotros y por favor, miradme con amabilidad si ahora sirvo a la paz. Cuando ellos regresan y sirven a la paz, lo harán de manera apacible, con amor.

En este ejemplo vemos lo que nos exige el trabajo por la paz: crecimiento personal más allá de los límites de nuestra consciencia y estar abiertos a todos los hombres por muy diferentes que éstos sean. En este contexto tenemos que saber que los perpetradores no están libres, muchos están atados por su conciencia y realizan sus actos porque creen que son mejores. Algunos guerrilleros por ejemplo, como ya hemos visto, especialmente si tienen un líder. Y si ha habido algún asesinato en sus familias, a veces lo tienen que representar, porque está excluido y no pueden hacer otra cosa que volverse como él. Si sabemos esto, nos volvemos muy modestos, y cuando trabajamos por la paz lo hacemos con humildad.

Aquellos que quieren salvar al mundo, por ejemplo ofreciendo constelaciones familiares a políticos, y muchos ya han intentado hacerlo, son niños y tienen la fuerza de niños. Además, algo muy interesante, es extraño que los que mejor han podido servir a la paz eran generales.