Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Integrar a las personas excluidas y los acontecimientos

Systemic Solutions Bulletin Issue 5, Diciembre 2004

Otros pensamientos sobre enfermedades

Quiero decir algo más sobre las enfermedades, sobre cómo pueden tener conexión con acontecimientos del pasado y con ciertas personas. Nuestra alma sabe lo que necesitamos para sentirnos mejor. A veces, cuando algo nos duele o cuando estamos enfermos queremos ayuda. Por lo tanto, vamos a ver el médico o a otra persona que nos pueda ayudar a sentirnos mejor.

Cierra los ojos ahora y mira tu propia enfermedad y tu propio dolor. Los miras con los ojos de tu alma y confías en la curación y en los cambios de tu alma. Di a tu alma “por favor” y entonces esperas con confianza. ¿Qué pasa en tu alma ahora?

Cuando miras tus enfermedades y tus síntomas, en la mente te quedas con la idea de que hay un sanador o un médico famoso en alguna parte y decides con tu cabeza que tendrías que verlo cuanto antes. 

¿Qué pasa aquí en tu alma? ¿Qué pasa con tus enfermedades? ¿Se sienten respetadas? ¿Podrá tu alma aguantar este movimiento?

O.K. Cuando trabajo aquí, estoy tratando de sintonizar con el alma, con el alma del cliente. Si un cliente dice que debe trabajar conmigo y que incluso me ha escrito una carta, obligándome a trabajar con él, ¿puedo trabajar bajo estas condiciones? No, debo estar en sintonía con él y él debe estar en sintonía conmigo.

Aquí tienes un ejercicio:

Ahora cierra los ojos. Entra en tu cuerpo y siente si hay algo que requiera tu atención, algo que podría sentirse excluido y algo que podría sentirse no integrado en el alma. Podría ser una enfermedad o una dolencia o una dificultad, lo que sea.

Entonces, vas hacia ese algo y lo miras como si fuera una persona. Observas en qué dirección está mirando esta persona y te vuelves hacia la misma dirección. Esperas y miras sencillamente; miras con curiosidad diciéndote a ti mismo: “Ahora quiero conocerte, ahora quiero respetarte, ahora quiero enseñarte mi amor.”

Entonces, tu enfermedad o tu dificultad o tu dolor se podrá acercar a una persona y venir hacia ti con ella. Tienes que permanecer pequeño. Es muy importante. En frente de esta otra persona, permaneces pequeño. Cuando la miras, dices, “Por favor.”

Luego puedes mirar algunos acontecimientos de tu vida, quizás acontecimientos que dolieron, o acontecimientos en los que te enfadaste con alguien o con algo. Debes mirar también los acontecimientos en los que sentiste culpa y la cosas que no quieres mirar o admitir. Deberías mirarlos como podrías mirar a una persona; abres tu corazón a cada uno de esos acontecimientos y dices: “Si, asiento a esto tal como fue, y asiento a las consecuencias. Asiento al regalo, a la fuerza que vino de este acontecimiento. De ahora en adelante estaré en paz contigo.”

En sintonía con la muerte

El ejercicio que acabamos de hacer tiene consecuencias de largo alcance para aquellos que ayudan a otra gente. En un mismo sentido estás intentando sintonizar con todo lo que hay en ti, aunque parezca muy peligroso o doloroso y haces lo mismo con tu cliente.

Sintonizas con sus enfermedades y con lo que hay detrás, con el propósito de tener una visión amplia todo el tiempo. Te expones a ello, te lo permites y dices, “Sí”. Al final, también estas diciendo, “Sí” a la muerte; a tu muerte y a la muerte de tu cliente. Sintonizas con ella.

Hay una experiencia muy extraña en esto; sucede muy a menudo que la muerte es el guardián de la vida. Si sintonizas con la muerte, la vida tiene una oportunidad.