Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































La bendición de la Ciencia o el andar con el espíritu

Intensivo, Barcelona septiembre 2009

Es necesario un cambio con respecto a como procedemos en nuestra vida y con la vida de muchos otros. Vivimos en lo que se llama una época científica. Investigamos nuestro entorno de modo científico. Gracias a la ciencia, podemos manejar ciertas cosas. Los grandes avances se deben a la ciencia. Hay gente que sólo reconoce algo cuando hay una prueba científica. Muchos ámbitos de la vida están sometidos al criterio científico. Cuando la ciencia no aprueba alguna cosa, ésa no tiene derecho a la existencia.

¿Por qué les comento eso? Existen tendencias que quieren explicar científicamente las Constelaciones Familiares. Pero ¿qué de lo que vemos aquí se puede explicar científicamente? Y sin embargo, tiene su efecto. ¿Quién ha podido explicar científicamente el amor? ¿la relación de pareja? la felicidad? los grandes procesos de la vida? ¿Quién puede explicar científicamente lo que ocurre en nuestro cuerpo, en cada célula, la información que circula entre millones de células en cada momento? ¿Quién puede explicar científicamente lo que es la salud? Existen, pues, procesos de vida que imponen límites a los científicos, donde la ciencia se tiene que unir a otras leyes.

Lo que digo no es en contra de la ciencia, de ninguna manera. Sólo me opongo a ese reclamo de que la ciencia lo es todo y a que la sabiduría se incline ante ella. Más bien es lo contrario. También la ciencia está al servicio de algo más grande y, entonces, sabiduría y ciencia se pueden complementar.

Aquí, en ese trabajo, nos movemos en el campo de la sabiduría y ella nos guía hasta unas profundidades y movimientos inconcebibles, como lo es la vida.

Si nos introducimos en ese movimiento, podemos observar que los representantes son abarcados por movimientos inexplicables que en su finalidad sirven la vida y podemos soltar nuestra curiosidad científica.

Nos abandonamos a ese movimiento y andamos tanteando en la oscuridad, en el sentido de que no lo comprendemos. Y de una buena manera, somos llevados por ese movimiento de un modo que nos hace feliz. Entendamos o no el cómo es irrelevante. Lo importante es experimentarlo. De esta forma avanzamos hacia otra dimensión, amplia, creadora.

¿Qué significa “creadora”?

Nueva, nueva, nueva, eso es lo creador.

Lo creador sólo mira hacia delante.

(...)

Eso tiene que ver con el espíritu de la época. Por ejemplo, cuando empezamos con las Constelaciones Familiares, los que lo vivieron lo observaron, configuraron algo para ellos, hicieron de representantes y tentaron transmitirlo también. ¿Cómo es que lo pudieron? ¿Habían aprendido algo o habían experimentado algo? Tuvieron unas vivencias y pusieron en aplicación lo que habían vivido.

Occidente tiene un nuevo dios ante el cual muchos se hincan y estiran los brazos y dicen: por favor, bendíceme. Y ese dios, o más bien ese ídolo, dice: sí, te bendigo. Te doy un diploma. ¿Cómo se llama ese ídolo? Se llama “ciencia”. Y muchos que le siguen o que son adeptos de ese dios, en realidad no son adeptos sino que le temen. De los que aprendieron las Constelaciones Familiares y ofrecen una formación, muchos no miran las necesidades de las personas pero miran si la ciencia les da la bendición. Si la ciencia les bendice, ellos se consideran cualificados, independientemente de su conocimiento. Tienen la bendición de la ciencia. Si ahí se necesitan determinadas acreditaciones, no son de las que sirven para las Constelaciones Familiares. Son necesarias para obtener la bendición de la ciencia.

Hoy se me acercó una participante, diciendo que con gusto aprendería y practicaría las Constelaciones Familiares. Uno de los que dirigen una formación le dijo que primero tiene que ser psicoterapeuta porque así tienen una acreditación frente a la ciencia. ¿Os es familiar eso?

Pues bien, he comprobado lo siguiente: ¿qué es un conocimiento científico? Si la ciencia exige de nosotros que tengamos ciertos conocimientos, ¿qué tenemos que saber? ¿Algo que lleva al futuro, o algo que ya todos dominan? La cualificación consiste en saber algo que ya ha pasado. ¿Y hacia dónde mira alguien que se pone por debajo de la ciencia? ¿Mira hacia delante o hacia atrás? ¿Adquiere fuerza para avanzar o mira con temor hacia atrás, a ver si la ciencia le bendice?

Esa otra comprensión que lleva hacia delante es siempre nueva, es otra forma de reconocimiento y a esta forma de reconocimiento os llevamos nosotros. En vez de aprender algo y confiar en ello, nos dejamos guiar paso a paso por otra fuerza del espíritu. Eso es “andar con el espíritu”.

Todo lo que pasó aquí, lo que a veces Sophie hacía (algunos han meneado la cabeza, no lo han entendido) yo tampoco a veces, no era para comprenderlo porque no se puede clasificar, pero el resultado y éxito eran asombrosos. Eso se dio porque ella tiene una percepción especial, pero no lo aprendió. Ella capta en el instante y siente lo que puede llevarla a otro nivel. Es lo que me pasa a mí también. De pronto digo una frase y la reacción de la gente oh! Oh!, ¡cómo puede decir algo así! No era una frase mía, me vino en el momento y la he utilizado y con amplio efecto.

Si ahora miramos ese curso y el de la semana anterior, ¿habéis aprendido o habéis vivido de una manera especial? Esto es integrarse en un movimiento de vida. Nosotros transitamos el camino y nos llevamos a otros en él. Si uno se halla en ese camino, pues lo sigue.

Hay dos opciones. El primero es participar en un curso, para hacer una nueva experiencia. La segunda opción es aplicarla, aunque sea en un ámbito reducido, en el trabajo, en la profesión en que estáis ahora. De pronto, comprendéis cosas nuevas y las aplicáis.

Un ejemplo. Si alguien hoy día quiere ser psicoanalista, primero tiene que cumplir con 500 horas de terapia. Cada vez se hacen más. ¿Cómo lo hacía Freud? Después de 50 horas, los estudiantes lo tenían que aplicar. Ellos aprendían a partir de la experiencia. Así se da también en ese tipo de trabajo. Aprendemos aplicando en muchos ámbitos. Luego nos encontramos en un curso como éste y escucharán de muchos otros las experiencias que han hecho. Nos convertimos en un campo que anda hacia delante y está al servicio de la vida. Se vuelve, después de algunos tiempos, una necesidad: juntarse con los que piensan lo mismo y, junto con ellos, avanzar.

¿Cómo os sentís al oír esto? Futuro, todo es futuro, todo sigue avanzando.