Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































La Constelación del Espíritu en una frase

Aún quisiera agregar algo con respecto al conocimiento por vía fenomenológica y al modo de proceder correspondiente. Las dos cosas requieren un alto grado de concentración, que nos dejan llenos de quietud por dentro. Al mismo tiempo nos fiamos de otra cosa. Para el cliente es muy concentrado. Es terapia y constelación en una sola frase. ¿Cómo funciona esto? Pues lo quisiera practicar con ustedes.

El modo de proceder

¿Qué transcurre en ello? Un cliente presenta un problema y nombra a ciertas personas. Habitualmente son los padres, la pareja y los hijos. La gente próxima. Pero podrían ser otros. Ahora, procedo de manera sistémica. Quiere decir que me represento a la gente que pertenece al sistema y me abro a todos ellos con igual entrega. Me expongo a ellos, manteniendo cierta distancia y sin desear ni temer nada. 

Luego espero una señal.

Esta señal ayuda a todos en la misma medida. No está dirigida únicamente a lo que ayuda al cliente. Ayuda a todos. Esto nos muestra que es una señal, una frase que proviene de un movimiento del Espíritu.

En cuanto esta frase se revela y se dice, se termina todo. ¡No hay más palabra que valga!

Cualquier palabra suplementaria echaría a perder la potencia de la frase.

Esta es la mejor manera de ayudar a alguien. Va aún más allá de la Constelación del Espíritu; pero solo en la medida en que todos estén igualmente presentes en la imagen interna.

Me gustaría ahora trabajarlo con ustedes, en un contexto de supervisión que de momento me parece lo mejor. Quiere decir que no me traen algo personal sino el caso de un cliente.

Con este ejemplo les demostraré esta forma de ayuda. En realidad no demuestro nada sino que vamos a aprender todos a manejar un movimiento de ayuda de este tipo.

Sea lo que sea, lo que surja de ahí nos será un auxilio importante. Nuestra actitud se transforma por completo. Aquí está muy claro que no se trata de voluntad. Una frase como éstas no la podemos inventar. Nos es regalada por las vías del conocimiento fenomenológico.

Bueno, ¿está claro? ¿Quién tiene un caso para presentar?

El acuerdo

Hellinger a un participante: empiezo contigo. Describe brevemente la situación.

Participante: ¿puedo hacer una pregunta antes de comenzar? Esto es una supervisión. En cuanto se publique el video, la sesión será pública también. No sé, ¿está esto en orden para el cliente?

Hellinger: ¡pero nadie lo conoce! Sin embargo, tú estás con temor. Y con esto, ya has perdido el contacto. Has perdido el contacto que te permite presentar el caso. Y te sientes responsable. Con esto te sitúas en oposición al conocimiento intuitivo fenomenológico. No puedo ni debo hacer nada porque el campo en ti no está dispuesto.

Al grupo: Esto fue un buen servicio para todos nosotros. Solamente puede funcionar cuando no hay temor ni deseo. Pase lo que pase, es siempre bueno. No es nunca en contra de nadie. El Espíritu ayuda. Él no está nunca en contra de nada.

Pero tal vez hago algo con ello más tarde. Ahora necesitas tiempo para volver en ti.

Participante: esto lo dices tú.

Hellinger: sí, lo digo yo. Está bien.

Ejemplo: joven de 12 años con un tic nervioso.

Hellinger a un participante que trae un caso: es importante que ahora te dediques interiormente a todos.

Después de un rato: bueno, ¿de qué se trata?

Participante: un chico de 12 años se ha dirigido a nosotros, mi mujer y yo. Tiene un tic nervioso, parpadea y agita la mano sin quererlo.

Hellinger: ¿quién ha venido hacia ti?

Participante: la primera vez, la madre con este chico y su hermano.

Hellinger, después de un breve tiempo de reflexión, al grupo: él sólo nombró este joven y la madre.

Al participante: ¿quién has dejado fuera?

Participante: el padre vino a la segunda entrevista.

Hellinger: Bueno.

Participante: la segunda vez solo hemos trabajado con el padre y la madre.

Hellinger: bueno.

Al grupo: ahora nos representamos a este chico moviéndose de esta forma, con el tic y con la mano, y ahora apartamos la mirada del chico. ¿A dónde mira él? ¿A quién mira él? ¿A qué persona mira, que los padres no ven? En vez de mirar a esta persona, lo miran al hijo.

El participante aprueba con la cabeza.

Hellinger al grupo: nos representamos ahora todo el sistema: los que le pertenecen y tal vez aquel que espera que se le vea. El que espera que se le tenga compasión, que se lo quiera. Esto sería ahora la tela de fondo.

Bueno, cerremos los ojos y con esta actitud nos dirigimos a todo el sistema, dedicados a todos con amor. Y esperamos, a ver si viene una palabra, una frase clave.

Hellinger se recoge profundamente.

Después de un tiempo: Tengo la frase, muy asombrosa, nadie se la podría imaginar.

Al participante: cuando vuelven hacia ti, los tres, pídele al joven que diga a sus padres "olvidadme también”.

El participante aprueba, sorprendido.

Hellinger: luego los mandas de inmediato a casa. Has sentido la fuerza, en seguida.

Al grupo: Esto se podía ver en su rostro. También nosotros hemos percibido la fuerza.

Al participante: al joven le va mejor.

El hombre aprueba.

Hellinger: bueno. Está bien.

Después de un ratito, al grupo: Se fijan, una frase así, uno no se la inventa. Son muy distintas de lo que uno se imagina.

Ejemplo: hombre de 40 años con diarrea.

Hellinger al grupo: ¿hacemos otra terapia corta?

Una mujer se acerca.

Hellinger a esta mujer: Nos dejamos tiempo. Esto es un proceso meditativo. Busquemos la tranquilidad, todos.

Después de un rato: bueno, estoy dispuesto para lo que sigue.

Participante: Se trata de un hombre de 40 años que tiene diarrea desde hace 2 años. Físicamente no hay causa evidente.

Hellinger: ¿sabes algo de su familia?

Participante: su madre falleció cuando él tenía 16 años. Padecía una grave depresión después de la ida del padre. El padre se fue por la relación conflictiva con la hija. La pegaba.

Hellinger: ¿este era el padre del hombre?

Participante: era el padre.

Hellinger: ¿la hija era la hermana del hombre?

Participante: sí.

Hellinger: ¿la madre murió de depresión?

Participante: estaba siempre en cama y quería morirse. Al final sufrió una embolia.

Hellinger: Las personas son: el hombre, su madre, su padre y su hermana. ¿Quién de ellos necesita la dedicación mayor?

Participante: el padre.

Hellinger al grupo: esto es importante para nosotros. Él es quien ha sido excluido. Lo tomamos ahora en nuestro corazón. Nos entregamos a él ahora y, con dedicación para todos, esperamos sin temor y sin intención ninguna.

Después de un rato: tengo una frase.

A la participante: El hombre dice la frase. Queda abierto a quien la dice. Cuando viene a verte haces con él una sesión corta, una meditación. Luego le dices la frase. Después de oírla debe levantarse y marcharse.

Bueno, lo dejas sentarse cerca de ti, y le dices: cierra los ojos. Ahora imagínate a todos los de tu familia: el padre, la madre, tu hermana y tú. A cierta distancia. Luego sientes con quien estás más profundamente ligado. A esta persona le dirás una frase que te daré yo. Luego te levantas y te marchas sin una palabra.

La frase es: “por favor, quédate”.

La mujer aprueba con la cabeza.

Hellinger: ¿está bien?

La mujer: sí.

Ejemplo: hombre de 37 años, desde hace un año insensible y paralizado del lado derecho.

Hellinger al participante del principio: ¿estás ahora preparado?

Éste dice que sí.

Hellinger: bueno.

Participante: el cliente tiene 37 años. Está desde hace un año insensible y paralizado del lado derecho. Su historia: tenía un año cuando su madre se ahorcó.

Hellinger: no quiero saber más.

Al grupo: bueno, empecemos a compenetrarnos con la situación y la familia.

Hellinger se deja entrar en un estado profundo.

Después de un rato al grupo: De nuevo una frase tan extraña.

Al participante: Bueno, cuando viene de nuevo hacia ti, le pides que cierre los ojos y se imagine que es un niño pequeño. Y ahí está colgando su madre. Él la mira así como está. La mira y le dice “yo también”.

Participante, aprueba con la cabeza con mucha seriedad: gracias.

El movimiento interno

Hellinger al grupo: estas frases están más allá de la ayuda. Traen al individuo en contacto con un movimiento interno. En cuanto uno se une con este movimiento, el movimiento lo lleva. Pero no sabemos adónde, y tampoco lo queremos saber. La persona se entrega a este movimiento.

Y nosotros, al recibir una de estas frases,-siempre es un regalo- nos separamos en seguida del cliente, sin preocuparnos. Estamos libres de inmediato.

Ocurre también que cuando un cliente viene y se sienta a vuestro lado y os exponéis a él sin que él diga nada, os viene una de estas frases o una palabra. Es una hermosa experiencia. Entonces sentís que estáis guiados. A veces en constelaciones, cuando no sabemos cómo seguir, nos viene la percepción del próximo paso de esta misma manera, regalado. O la frase que alguien tiene que pronunciar.

Meditación: nuestra frase

Ahora haremos una meditación. Cierren los ojos. Vamos hacia nuestra familia y hacia todos los que pertenecen a ella, nos colocamos en nuestro sitio, nuestro sitio propio. Ahí nos quedamos. Sentimos el vínculo hacia los demás y sentimos cómo los destinos de esta familia esperan algo de nosotros. Esperan algo que permita que todo encuentre la paz.

Mientras nos entregamos a todos y también al destino, quedando en nuestro lugar, esperamos hasta poder decir a todos algo: una frase, nuestra frase. No solo decimos nuestra frase sino que la frase nos envuelve a todos. No somos nosotros quienes les dicen la frase sino que la frase, que nos es regalada, nos corresponde también. Porque nos corresponde y porque podemos decirle “sí”, están todos aliviados. Esta frase nos une a todos en lo más profundo.

Después de un rato: Bueno, tal vez han encontrado su frase. Les doy un ejemplo de lo que puede ser: alguien dice, mirando a todos “aquí me quedo”.