Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































La felicidad que permanece

Jornadas didácticas de Bert Hellinger,
En Barcelona, 1, 2, 3 y 4 de marzo de 2007

Este es un curso de formación en el que os voy a mostrar cómo se hace este trabajo. Cuando trabajo con casos personales no puedo decir todo lo que veo, para proteger al cliente. Con los casos de supervisión sí puedo hacer comentarios.

Me alegro de estar de nuevo en Barcelona, después de tantos años y viéndoos a todos aquí, siento que se ha hecho un buen trabajo. Me siento muy unido a todos vosotros.

Vamos a empezar con música. Con la música vibramos todos, con ese algo más grande que sale a través de ella a la superficie, algo espiritual sale aquí a la luz. 

A lo largo del curso entraremos en un movimiento del Espíritu, en resonancia con los movimientos del Espíritu. Esta es la manera en que han evolucionado y se han desarrollado las constelaciones familiares. Os lo mostraré aquí y al tiempo os llevaré de la mano a lo largo de las constelaciones. No solo vamos a trabajar algo, no solo vamos a ayudar a otros, también vamos a entrar en un movimiento del amor, para todos tal como son y para todo tal como es. Este es el amor del Espíritu: No conoce ninguna diferencia entre lo bueno y lo malo, entre lo mejor y lo peor. A través de este movimiento vamos a crecer más allá de nuestras propias fronteras y también aquellos a los que ayudemos.

Os diré algo sobre los movimientos del Espíritu y luego os lo mostraré. Os llevaré a través de lo que se percibe en las constelaciones y os mostraré la posición que debemos tener durante ellas y la manera de proceder en ellas.

Al final de este curso todos sabrán moverse con las constelaciones del Espíritu. 

Primero debemos hacer algunas reflexiones filosóficas

Vivimos de manera muy amplia respecto a nuestras propias imágenes interiores que muchas veces limitan nuestra percepción y trabajo. La filosofía deja estas imágenes tras de sí, por ejemplo imágenes de paz total o de un mundo justo o imágenes de personas a las que les va bien y de otras a las que les va mal, que nos llevan a la envidia y así no estamos en concordancia con todo tal como es. 

Esta forma de pensar, la de este trabajo, es pura, renuncia a todas estas imágenes y se queda fundamentalmente con aquello que es, aquello que puede ser pensado. 

Todo aquello “que es” lleva un movimiento. ¿De dónde sale este movimiento? ¿De aquello que realmente es, o de fuera? Todos los movimientos vienen de fuera, y todo movimiento tal como es pensado ¿por quién es pensado? ¿Puede existir alguna cosa sin haber sido pensada? Todo lo que se mueve ha sido pensado, de acuerdo a como se mueve. Detrás de todo aquello que se mueve y que funciona se encuentra “aquel que piensa”. Lo llamamos Espíritu. Pero esta es solo una palabra que no dice nada. Aquello que realmente funciona no puede ser nombrado. Cuando hablamos de movimientos del Espíritu no nos referimos a nada palpable.

Aristóteles afirmaba que “todo aquello que es ha sido pensado”. Este Espíritu que ha pensado todo tal como es, está en concordancia con todo lo que él mueve. No puede no estar en concordancia con todo lo que ha pensado y ha puesto en movimiento.

Resonamos con él cuando entramos en la misma dirección de movimiento, movimiento de amor y unidad con todo aquello que es “tal como es”. Esto significa mucho para nuestro trabajo ¿podemos sentir pena o compasión por alguien? Cuando así hacemos estamos acusando al Espíritu y su movimiento. Cuando nos arrepentimos por lo hecho no estamos viendo los movimientos de este Espíritu.

Los movimientos del Espíritu se manifiestan a través de este trabajo. ¿Quién mueve a un representante? Es un movimiento del Espíritu. Si no intervenimos, solo estamos permitiendo que el movimiento se de. Entonces el movimiento del Espíritu une lo separado. Todos los problemas nacen por la separación, por la exclusión de otros o de partes de nosotros. Entonces estamos separados y rompemos nuestro movimiento del Espíritu. El movimiento del Espíritu une lo separado, y cuando se encuentra lo separado se llega a la felicidad. Esta es la felicidad y la suerte que permanece. Este es el tema del seminario.

Casos de Supervisión

Caso 1

(Cuando alguien presenta un caso, para expresar el problema, ha de hacerlo con un máximo de tres frases y mejor si fuera solamente en una. Cualquier otra cosa que se diga sobre el problema es una imagen interna que no está en concordancia con los movimientos del Espíritu. 

Quien no es capaz de enunciar su problema, no tiene problema, y sobre todo no quiere hacer nada)

Cliente: niña de once años que rechaza a su madre.

La niña está separada de su madre, no logran estar juntas. Este es el hecho con el que vamos a trabajar. 

Tomamos una representante para la niña, que se centrará y se moverá desde su interior y de esto recibiremos la información más importante que nos mostrará qué es lo siguiente que vamos a hacer. Estos movimientos suelen ser muy lentos. Alguien no centrado se mueve rápidamente. Los representantes no ven al terapeuta y no deben estar hablando.

La representante ( R ) de la niña mueve mucho la mano derecha y todo el brazo, llora, gira hacia la izquierda y se tira al suelo. Nos está mostrando que no es un problema de la niña, porque es demasiado grande para ella. 

Hellinguer (H) coloca a alguien para la madre (M) delante de la niña, que no mira a la niña, mira al suelo y luego le da la espalda. Nos muestra cómo se está girando de un muerto. Ahora coloca a un muerto en el suelo, delante de la madre. La madre lo mira. Ahora la niña se calma y mira a su madre. La niña le dice a su madre: “Por favor”.

La madre se gira, la muerta mira en otra dirección, a otra persona. Aquí está el problema. Pone a esa persona. La muerta empieza a temblar como lo hacía la niña al principio. 

Ahora Hellinger coloca a la madre de espaldas a esto con lo que ella está implicada sistémicamente. Entonces los muertos se miran.

Hellinger toma a la niña y la lleva delante de su madre; se abrazan, la niña llora. 

La madre muerta toma a su hijo y también la viva. 

La madre le dice a la hija: “Ahora me quedo”. 

Entonces la hija puede abrazar a su madre. 

La hija le dice a la madre: ”Por favor, mamá, sostenme para que pueda quedarme” “Ahora me quedo como la pequeña, tú eres la grande” “Sostenme como mi madre” “Yo solamente me quedo como hija”. 

Ahora la hija se arrodilla delante de su madre.

Ahora está bien el orden del amor. Ahora está todo en orden.

Cuando alguien gira y da vueltas está indicando una culpa, al igual que el temblor de la mano. Por eso una niña de once años no puede ser culpable. La madre miró al suelo, a un muerto, y este giró su cabeza y no la miraba a ella, indicando que no tenía que ver con ella. Esa otra persona tiene expresión de ira asesina y ante ella la muerta tembló. Saco a la madre de eso porque no tenía que ver con ella. 

Cuando la muerta extendió sus brazos, la otra persona se fue hacia ella. Es el asesinato de un niño. 

Lo que sentía la niña era ira asesina y miedo a la vez (movimiento esquizofrénico) como la muerta. La madre quería morir. La niña sentía que su madre se quería morir por su antepasada y dice: “yo me muero en tu lugar”. Con esto la niña se está poniendo por encima de su madre. Cuando la madre dice “me quedo”, la hija se queda también. 

Cuando asesina y víctima se toman de la mano se trata de un movimiento del Espíritu. Entonces se vuelven iguales, ya no hay diferencia. 

Caso 2

Cliente: padres con un hijo de quince años que se hace caca encima y tiene conductas autodestructivas.

Hellinger toma como representante para el niño al terapeuta que presenta el caso. Sale y mira al suelo, dice: “Yo también”.

Hellinger coloca a tres muertos delante, en el suelo. 

El niño se aparta de ellos y sigue mirándolos. Los dos primeros muertos están cogidos de la mano y el tercero mira para otro lado. Coloca a alguien en esa dirección: se trata de un hombre. Es el agresor. Los muertos se alejan de él. El muerto de en medio tiembla. 

Ahora pone a otro hombre. El niño lo mira, se aleja de él y sigue mirando a los muertos. Es por quien se hace caca en los pantalones. Ese hombre mira al niño.

Ahora el agresor le dice a este hombre: “Nosotros ganamos”. Tiene los puños apretados.

Hellinger le dice al niño que se tumbe entre las víctimas y le pregunta si se siente mejor o peor. El niño se siente mejor, con menos miedo. Entonces el niño les dice a las víctimas: “Yo también”. 

En ese momento el segundo hombre se ablanda y no deja de mirar. 

El niño tumbado le dice al agresor “se acabó”, y entonces este mira hacia arriba y empieza a girarse lentamente, hasta que se queda de espaldas. Las víctimas se toman de la mano. El agresor se pone de rodillas, honrando esto. Una de las víctimas le toca y le toma. 

Hellinger levanta al niño y lo coloca delante del segundo hombre. El niño le dice: “Yo como tú”,  “yo también”. Ambos se miran y se aproximan. El niño se sienta delante de él y lo mira. El hombre le toca la cabeza.

Hellinger: se ha terminado. Aquí lo dejamos. Es la guerra civil española. El niño representa a los asesinos y a las víctimas, como el asesino principal. 

Hablar inmediatamente sobre la constelación que acabamos de hacer no es bueno. Si no lo hacemos permanecemos en concordancia con el Espíritu y nos ponemos en posición humilde, en último lugar.

A veces creemos que somos independientes, libres, autónomos y que podemos decidir nuestro destino. Todos estamos unidos con los destinos de los otros, de toda la humanidad. Todas las personas que han tenido que ver con nosotros viven dentro de nosotros y gracias a su sufrimiento hemos aprendido, y ellos han resuelto problemas que nosotros ya no necesitamos resolver. 

Nuestra vida tiene un principio y un fin, pero antes de ella ya había algo, y después de ella seguirá habiéndolo. También había algo de nosotros ahí y algo quedará de nosotros cuando ya no estemos.

Caso 3

Lo primero que el terapeuta tiene que hacer es entrar en resonancia con el cliente, sin prisas.

Hellinger le dice al terapeuta que está junto a él: cierra los ojos, imagínate a tu cliente y retírate de él. El terapeuta tiene que poder mantener el control. 

¿Quién es tu cliente?

Cliente: mujer de 42 años con baja autoestima, que bloquea su vida. 

Hellinger: este es el típico paciente que no quiere hacer nada. No podemos asumir eso. Si ella quisiera hacer un cambio en su vida no lo plantearía así. Si alguien dice ayúdame ¿Qué puedo hacer yo? Esa persona no quiere hacer nada. No podemos hacer más en este caso y yo no me estreso por eso.

Ahora trabajaré con la terapeuta. Ella no me respeta, ni respeta a su madre y tampoco, por lo que no puede respetar a su cliente. Ella es arrogante con su madre, con su cliente y conmigo. Su madre tiene un lugar en mi corazón.

¿Por qué alguien se hace terapeuta? Si creen que es para ayudar a los otros, no podrán tener éxito, porque están retando a su madre, permanecen en su niño y tienen una actitud arrogante. Ella no logró ayudar a su madre y por eso busca a alguien que necesite ayuda para con ella si conseguirlo. Trabaja mucho y se quema, pero no logra el éxito.

Todo falla cuando no se respeta el orden fundamental en las relaciones padre-hijo, pareja, trabajo y pueblos. 

Tomemos como ejemplo algo lejano, no un conflicto personal, el conflicto entre judíos y árabes. 

Este conflicto se debe a la ruptura de un orden fundamental, que comenzó con Abraham. Su esposa Sara no podía darle hijos y le dijo: “Toma a mi sirviente y ten hijos con ella”. Abraham tuvo un hijo con esta esclava: Ismael. Entonces Sara le pidió a Dios concebir un hijo y quedó encinta. Entonces le dijo a Abraham que mandara a Sara y a su hijo al desierto y así lo hizo. Dios le dijo entonces a Abraham: “no te preocupes, los hijos de tu hijo serán un gran pueblo”. Ismael es el padre de los árabes. E Isaac, el hijo de Sara, el padre de los judíos. Para resolver el conflicto los israelitas han de decirle a los árabes “vosotros los primeros y nosotros en segundo lugar”. 

También en Sudamérica no se respetaron los órdenes fundamentales. Pero de eso no hablaré ahora. 

Un ejemplo empresarial de esto es el caso de la BMW que compró la Robert en Inglaterra. Tuvo después de eso pérdidas millonarias y terminó vendiendo la Robert por un euro. Y así muchas empresas que no mantienen el orden fundamental tienen muchas pérdidas y grandes conflictos e incluso llegan a la ruina. 

¿Qué dicen estos órdenes?

Nuestra conciencia colectiva sigue dos órdenes fundamentales:

·         Órdenes de vida 

·         Órdenes de amor 

¿Cuál es el pensamiento autónomo? Yo soy el primero y este viene detrás de mí. Las reglas de la conciencia colectiva, por su parte, son que todos tienen el mismo derecho de pertenencia. Si se excluye a alguien por decir: yo soy el primero y tú debes irte, más tarde, alguien de la familia, del sistema, representará al excluido.

El que llegó el primero está delante del que llegó después. Lo anterior tiene preferencia sobre lo que llegó después. Si no se respeta este orden, habrá fracaso. En las familias este orden se rompe frecuentemente por parte de los niños, cuando quieren salvar a los padres. No se dan cuenta de estar rompiendo el orden, porque lo hacen por amor, amor infantil, que es muy peligroso, lo más peligroso de todo, porque llega hasta el límite, hasta decir: “yo me muero en tu lugar, yo quiero morirme”. 

Todas las grandes tragedias se producen por haber alterado los órdenes fundamentales. Cada héroe de una tragedia es un niño. Al final de las tragedias siempre aparece un dios que restablece el orden.

Los terapeutas agreden muchas veces el orden fundamental y lógicamente fracasan.

Ahora la cliente ha decidido restablecer el orden en su caso. Hellinger la saca y la coloca delante de una persona que representa a su madre. Hay dos muertos entre las dos. Las manos de la hija se mueven y cierran. Ella se tumba sobre el primer muerto y la madre se mueve sobre el segundo muerto, mueve las manos y da botes y mueve la cabeza. A la madre le atrae un muerto y la hija lo hace en su lugar. Al romper el orden todos acaban en la muerte. El terapeuta en este caso ha de decir: “este caso es para mi demasiado grande”. Y entonces ambos, terapeuta y cliente se liberan. 

Caso 4

Imagínate a tu cliente unido a todos los miembros de su familia: padres, hermanos, pareja, hijos, y tú estás vinculado de la misma manera con cada uno de ellos, y así cada uno tendrá un lugar en tu corazón. Y ya estás en una posición distinta a la que tenías al principio. En este momento te pones en concordancia con el Espíritu, sin preocuparte para nada por ellos. Tú sabes que estás bien dirigido. Este es un buen ejercicio.

¿Quién es tu cliente?

Cliente: Familia en la que los hijos tienen miedos: el mayor tiene fobia social y el segundo, de 18 años es psicótico, es violento, tiene dolores y no quiere relacionarse con otros. El pequeño de 7 años también tiene ya miedos. 

Se trata de una familia psicótica en la que todos son psicóticos o tienen miedo a volverse psicóticos.

El abuelo materno era psicótico y también lo era un tío del padre. Al haber síntomas psicóticos en ambas ramas es importante mirar ambas partes, primero una familia y luego la otra. Escogemos a alguien para representar al padre y a la madre y los enfrentamos y miramos cual de los dos sistemas es el más cargado.

Ponemos también a alguien para el hijo psicótico de 18 años. 

El padre cierra los puños (energía asesina) y baja la cabeza. Siente miedo y este miedo expresa la energía asesina. A partir de este miedo se convierte en la víctima y así tiene en sí mismo las dos energías, la agresiva y el miedo, la del perpetrador y la de la víctima. De ahí la psicosis. Pero esto no es suyo, porque él no ha matado a nadie. 

Frente al hijo, la madre se inclina del lado derecho y se va doblando hasta caer al suelo. También para ella esto es sistémico. Hellinger da la vuelta al hijo y entonces este suelta las manos. 

Saca al padre de la madre. Tiene el puño derecho cerrado y los brazos abiertos. Ahora coloca una víctima delante de él. Se trata de una mujer, que también tiene el brazo extendido y el puño cerrado. Ahora Hellinger gira a la madre, de esta situación. El hijo se tapa los oídos para no escuchar a la mujer víctima. Hellinger gira también al abuelo y lo levanta. Saca a otro hombre, al perpetrador. Coge al hijo y le pone delante de este hombre, que está delante de la víctima. El hijo le dice al perpetrador: “Por favor”. Ahora el hombre mira a su víctima.

Este por favor es un símbolo de amor y solamente cuando el perpetrador puede ser amado, podrá girarse. Ahora el perpetrador se arrodilla delante de su víctima y los dos se toman de la mano. Este es un movimiento del Espíritu, que une lo que estaba separado. La mujer víctima ha cerrado los ojos, ya está en paz. El hijo ya está mejor. La madre y el abuelo miran al perpetrador. Han de tomarlos a los dos al mismo tiempo y de la misma manera en su corazón. Han de mirarlos con amor. 

Ahora Hellinger coloca a la madre frente a su hijo y al abuelo detrás de la madre. En un movimiento lento se van aproximando, hasta que se abrazan. La madre aún tiene energía asesina y no se atreve aún a abrazar al hijo, por miedo a hacerle daño. La madre le dice al hijo: “Gracias” “Tú lo has llevado por mi”. 

Hellinger coloca al abuelo detrás del hijo y este le dice a la madre: “gracias”. 

La víctima y el perpetrador se han tumbado juntos en el suelo. 

La madre aún no se atreve a abrazar a su hijo. Entonces su padre se coloca detrás de ella y la sujeta por atrás y entonces la hija sí puede empezar a tocar a su hijo. También el abuelo acaricia al nieto.

Los movimientos del Espíritu son largos. La sanación es lenta.

Después de un crimen suele haber esquizofrenia en todas las generaciones. En cada generación uno lleva los síntomas y de esta manera los demás quedan protegidos. Todos en la familia se benefician de esto y por eso suelen apiñarse en contra de la sanación. Es preciso tomar a toda la familia para la sanación.

En la familia de los psiquiatras suele haber un asesinato. Los pacientes salvan a los psiquiatras de su propia psicosis y los psiquiatras se esfuerzan en no sanar a sus pacientes. Si nos fijamos en la historia de la psiquiatría veremos las cosas terribles que los psiquiatras les han hecho a sus pacientes: electroshock, camisas de fuerza, abertura del cráneo. Aquí hay mucha energía asesina. Esto ha evolucionado y actualmente son los medicamentos los que salvan a los psiquiatras de alguna manera de su agresión médica. 

Cuenta a la familia lo que ha pasado aquí y no hagas nada más. Déjalo que actúe por un tiempo, porque estos procesos necesitan largo tiempo. Por ahora hemos dejado al padre fuera porque con la madre estaba el peso más fuerte y si esto empieza a solucionarse, puede empezar a hacerlo lo otro también.

Cuando estamos resentidos con los que han dañado a un cliente, cuando tomamos partido en contra de alguien nos convertimos en víctimas del cliente y este se alegrará. Cualquier resentimiento lleva energía asesina, no es amor.

La tartamudez es semejante a la esquizofrenia, un vínculo con un perpetrador y su víctima, que no han podido encontrarse. También ocurre esto en otros problemas del lenguaje. Tenemos el ejemplo de un niño que se tragaba las sílabas con “n”. Esto está indicando que alguien faltaba. El abuelo del niño estuvo en la Legión Extranjera, a donde, sin duda, se va a matar y a morir. Entre las víctimas del abuelo estaba una mujer. Entre ellos había mucho amor. En la constelación se abrazaron profundamente. Existía un hijo de esa pareja, una niña. Había que poner al niño junto con esa niña, su “n” era esa hermana que le faltaba.

Pasa algo similar con el autismo.

Pero en todos estos casos hay muchas capas, niveles e influencias, a la vez. 

Este tipo de trabajo, moviéndonos con el Espíritu, no puede perjudicar a nadie, porque todo está al servicio del amor.

La mayor dificultad de todo esto reside en la “conciencia” que se opone siempre a las soluciones. La conciencia mantiene a un grupo unido, todos aquellos que se sienten vinculados se unen en una conciencia colectiva, por ejemplo la conciencia católica o la musulmana. Por eso algunos católicos se llaman entre sí, hermanos en Cristo. Si respetamos esto y lo honramos, no los estamos atacando. También los grupos de trabajo tienen una conciencia grupal: los médicos, los abogados, los militares, etc. Si no tenemos esa misma conciencia seremos excluidos por ellos. Ellos se encuentran atrapados en un “campo mórfico” que cuenta con un pensamiento colectivo que permite ciertas cosas y otras no. El pertenecer a un campo puede hacer que sus miembros “no tengan permiso” para escuchar otras cosas, y entonces aunque las escuchen, no las entenderán. 

Separarse de una conciencia de grupo a la que se ha pertenecido da miedo. Este miedo previene de la envidia que el alejarse del grupo puede suscitar. 

Los que se mueven con los movimientos del Espíritu no necesitan de estos grupos, de estas conciencias, porque el movimiento del Espíritu lleva hacia los demás, y las cosas pasan en el momento correcto.

Cuando viene gente a las constelaciones de grupos de estos (médicos, abogados, etc) es bueno. No todos necesitan aprender constelaciones familiares. Cuando vuelvan a su campo donde ellos no son una amenaza para el resto, si retornan con amor y lentamente van mostrando cosas, lentamente el grupo empezará a interesarse y no verán ya este trabajo como una amenaza. 

Cuando estamos en los movimientos del Espíritu no nos sentimos mejores que nadie y los demás no nos viven como una amenaza. 

Aprended, interiorizad esto, y luego se utilizará en el momento adecuado, cuando las circunstancias lo permitan y lo pidan. 

Caso 5

Cliente: mujer de 45 años con arritmias cardiacas, fibrilación ventricular, desde hace tiempo.

Cuando el corazón late con calma es cuando todo está bien para todos. Encima del monte Everest el corazón no late bien, y habrá que bajar de la montaña para que el corazón se calme. Las preocupaciones afectan al corazón.

Cuando nos dejamos llevar por los movimientos del Espíritu, domesticamos los vicios, porque el Espíritu no permite nada en contra de los movimientos del amor. 

Cuando estuve en Japón me contaron que había un millón de hombres que ya no salen de su casa. Empecé a pensar en lo que podría hacer yo con esto. Entonces me sentí en el lugar más bajo y empecé a tener taquicardias: ¿en qué me estaba equivocando? Las palpitaciones eran una domesticación por parte del Espíritu. Yo no podía hacer nada para tanta gente. Cuando me retire de eso, las palpitaciones desaparecieron.

La prisa interior, la intranquilidad, los celos, todo eso hace que el Espíritu empiece a domesticarnos. Tenemos entonces que recogernos y preguntarnos en qué momento nos hemos distanciado de los movimientos del Espíritu, a quién rechazamos, o qué rechazamos de nosotros, y al reconocerlo volvemos al Espíritu.

El que está muy cansado ha perdido el amor. En el amor hay mucha fuerza.

Saca a una representante para su cliente. Ella tiene la mano derecha en el pecho y está enfadada, está excluyendo a alguien de su corazón. Tiembla y se echa para atrás. Hellinger coloca a otra mujer enfrente. Las dos se miran. A la cliente le cuesta mantener los ojos abiertos. Poco a poco se aproxima a la otra mujer, que está llorando. Finalmente se abrazan. Es la madre. Ahora el corazón late con calma.

La cliente está separada de su madre y eso no le hace bien a su corazón. Lo primero es que ella le dé un lugar a su madre en su corazón.

Recordemos que siempre nos llegan los clientes que necesitamos para nuestra propia curación.

Muchos problemas se producen porque no puede tomarse a la madre. Cuando la madre toma su lugar y su amor se ve y es reconocido, muchos problemas se resuelven. 

Quien está en resonancia con los movimientos del Espíritu tendrá una respuesta que viene de dentro y es esta la que actúa, la que funciona. Si no hay preguntas ni respuestas, actuará la imagen y en ella está el movimiento del Espíritu. Si decimos algo al respecto nos inmiscuimos.

Caso 6

Cliente: es una mujer de 40 años, separada, con problemas de pareja. Vive muy cerca de su ex marido.

Hellinger: Ella necesita que la consuelen. No necesita más. La terapeuta siente celos. Es necesario que vaya el marido a la constelación. En ese momento la terapeuta tendrá el control que ahora tiene la cliente. 

Si la terapeuta cae en el juego de su cliente ¿qué pasa con el hombre? Sea lo que sea lo que necesite la cliente, el hombre se enojará. La terapeuta no puede involucrarse porque entonces excluye al hombre.

Con la mujer está claro el problema: no tiene ninguna relación con su propia madre. Siempre es el mismo problema.

Caso 7

Cliente: un transexual, que nació hombre y se siente mujer.

Hellinger: ¿y entonces?

La terapeuta siente pena por el hombre y considera que lo que su cliente vive es menos humano que lo otro, no ve la transexualidad como algo humano, que se da muchas veces. Seguramente también este hombre piensa que algo no está en orden. Él debe asentir a sí mismo tal como es, y también la terapeuta, que entienda que él no puede ser distinto a como es y que así está bien. La terapeuta ha de decirle a este hombre: “Yo secretamente también he tenido este tipo de pensamientos”. En este momento se restablecerá el orden y funcionará.

Si consideramos y sentimos que el Espíritu actúa en todo entenderemos que no puede ser nada distinto de como es. Cada destino tiene su exigencia. Si el hombre lo ve así, entonces tendrá mucha fuerza. Esa es la ayuda que podemos darle y nosotros en ese momento seremos libres. 

El Espíritu también actúa en los perpetradores y en sus víctimas. Hay muchas resistencias para aceptar esto y exige mucho.

Hay un hombre que juega con los presos y los esquizofrénicos. Cuando lo hace dice que “solo veo la imagen de Dios en ellos”. Los presos y esquizofrénicos mejoran. Esto es estar en concordancia con el Espíritu. El juego en este caso implica respetar a cada uno como es y el movimiento es que cada uno se encuentre. 

Las constelaciones son también juegos de amor.

Caso 8

Cliente: Mujer de 44 años que dice: “no puedo más, tiro la toalla” con su hijo de 19 años que no estudia, que está descentrado y que toma hachís. Está muy preocupada por él. 

Saca a un representante para la madre y otro para el padre. Pone a los padres enfrentados y al hijo entre medias. La madre cierra los puños y mueve los dedos. El marido se aproxima a ella. 

Hellinger saca a otro hombre. La madre solo lo mira a él. Entonces el padre se siente excluido y mira hacia fuera. El hijo se coloca delante del padre. 

El hijo debe ir con el padre que es con quien está seguro. Pero no puede hacerlo. El hijo se siente caer. Entonces Hellinger coloca a un muerto entre los dos y ambos, padre e hijo, lo miran. El niño se rie con él, es su hermano. Hellinger coloca a los dos hijos vivos cerca. El mayor se recuesta sobre el pequeño, que se toca el corazón. Coloca al muerto entre los dos, y este mira a sus hermanos y sonríe. El hermano mayor lo mira mucho. El padre se coloca junto a sus hijos. Falta otro hermano, el mayor de todos. Al no considerarlo el hermano mayor de los vivos no está en su lugar y no sabe qué hacer. 

Este trabajo nos conduce a la concordancia con algo más grande y eso nos hace sabios y aunque no nos demos cuenta, lo tenemos y actúa en nuestra alma. 

Los que toman notas quieren darse cuenta, pero haciéndolo pierden la concordancia y no les sirve. Es como el que asiste a un banquete y en lugar de comer de los manjares copia las recetas. 

La agresión siempre está orientada hacia la muerte. Agresividad contra la muerte por miedo a perder a los padres. Hay mucha agresividad, por ejemplo, en los fumadores que le dicen a la muerte: “yo te voy a ganar”.

Hay que aprender a confiar en los Movimientos del Espíritu. Esto pone nuestra paciencia a prueba, y es una prueba dura tanto para los clientes como para los ayudadores. Vibrar, dejarse llevar, así actúa esto.

Cuando alguien está bien con su madre se le nota en la cara, la cara tiene brillo.

El hijo le dice al padre: “por ti hago cualquier cosa”.

Los buenos excluyen algo. Los moralistas excluyen algo. El que excluye algo o a alguien se convierte exactamente en eso que excluye. Existe una justicia que está por encima de todo esto. Los que se sienten injustamente tratados excluyen al que lo trató mal y con él se comportan de manera injusta. 

“Aquello que excluimos, en eso nos convertimos”. Nos hemos convertido en el que excluimos cuando nos ponemos celosos. 

Cuando un hombre dice estar decepcionado de su mujer, en realidad está decepcionado de su madre. 

Caso 9

Cliente: mujer con un hijo con agorafobia y una hija psicótica. Son gemelos. 

La madre adoptiva de la mujer tenía esquizofrenia.

En los hijos adoptivos la esquizofrenia se da con una frecuencia dos veces mayor que en el resto. 

Hellinger saca a alguien para la mujer, para los gemelos y para la madre adoptiva.

La madre adoptiva tiene el puño izquierdo cerrado y la mano derecha en el pecho. Se agacha y dobla y se queja mucho. La mujer no quiere ver esto. Se da la vuelta, se sienta y se sujeta la cabeza con las manos. 

El pie derecho de la madre adoptiva empieza a golpear el suelo. Los gemelos miran este movimiento y a la abuela. La hermana mira al hermano y este a la abuela. Ahora se miran y el chico mira a la madre y también lo hace la hermana. El chico le dice a la abuela: “gracias”.

La madre adoptiva empieza a temblar y se agacha y chilla mucho delante de un muerto: su gemelo. La hija adoptiva le sigue.

Ahora los hijos gemelos se miran y sonríen con amor. La madre esquizofrénica se tumba con su gemelo muerto, en paz y el gemelo vivo se da la vuelta.

La mujer le dice a su hija: “todo ha sido pagado”. 

Ahora se abrazan los tres, la mujer y sus dos hijos gemelos. 

La imagen que he tenido: la madre de los gemelos pagó el precio de su adopción, tomó algo que era de ese lugar y lo pagó con su vida, con la esquizofrenia. Los padres que adoptan necesitan que alguien lleve algo por ellos y el niño adoptado se siente obligado y es arrastrado por ellos.

En este caso ha habido dos palabras definitivas: que el gemelo pudiera decir “gracias” y que la madre le dijera a su hija “ya todo se ha pagado”.

La madre adoptada ha de decir a sus padres adoptivos: “lo tomo de vosotros como un regalo” “gracias”.

El niño que toma el destino de los padres se siente grande, se siente bien y por eso no necesita dar las gracias: Muchos para no dar las gracias a los padres, les hacen reclamos y así se sienten grandes y vuelven pequeños a sus padres. 

Cuando el hijo dice: “voy a hacer algo con ello para vuestra felicidad”, ya no hay que hacer nada a cambio. Solamente se toma por amor y se de por amor a otros. Esta es otra forma de compensación y de equilibrio. 

Os voy a decir algo sobre la dinámica del equilibrio. Hay una profunda necesidad de equilibrio. Cuando algo se nos regala queremos devolverlo de vuelta y en esa medida pagamos por el regalo. 

Esto se da en el amor entre hombre y mujer. Uno da y el otro devuelve algo, un poquito más, por amor, y de este modo crece el amor entre el hombre y la mujer.

El equilibrio cuando se hace daño también es necesario, pero en este caso hay que hacer algo menos. Perdonar pone las cosas peor. Hay que dejarlo estar, hacer que uno no se entera. Así cada uno le permite al otro 10 pecados. Esto es hacer la vista gorda. Y así después del conflicto llegará la paz. 

Aquello que lleva al gran conflicto y a la vez a la gran paz, ese odio repentino, aparece desde la necesidad de supervivencia. Cuando los hombres vivían en pequeños grupos de no más de 50 personas, para no ser matados por otros grupos, intentaban matar ellos primero. Así atacamos para que no nos maten, ese es el instinto de supervivencia, de protección. 

Cuando no hay ningún poder establecido, toma el poder el instinto de protección; cuando se han destruido los ordenes del amor. Las leyes nos protegen de los deseos de protección de unos hacia otros. Esto ocurre por ejemplo con la prensa, con la que algunos sacan su instinto de protección y así no han de ser condenados. 

Franco protegió a todos del instinto de destrucción, porque finalmente logró el orden. Fue un gran triunfo para España.

Cuando se conquista también se expresa el instinto de destrucción. Y también en la moral se expresa este instinto. Debajo del manto de amor del cristianismo también aparece este instinto de destrucción. Muchos han sido destruidos porque muchos se pusieron por encima de ellos.

Nos colocamos por encima de este instinto a partir de desear lo mejor para todos y cuando tomamos todo tal como es, en concordancia con los movimientos del Espíritu. 

Caso 10

Cliente: mujer con dos hijas que sufrieron abusos por parte de un hermano suyo, tío de las niñas. 

Hellinger saca representantes para la mujer y su hermano y para las dos hijas. 

El hermano está en el suelo como un feto y la hermana gira a su alrededor. 

La mayor de las hijas de la mujer pone sus manos en el pecho y se aparta y protege a la pequeña. La madre las mira.

Hellinger levanta al hermano y lo pone de espaldas. Ahora la madre y sus hijas pueden abrazarse. Pero la hija mayor va a por el tío, se pone detrás y lo toca. Le está sujetando y atrae a su madre para que toque a su hermano. Él se suelta y se va. Tiene la mano derecha cruzada sobre el pecho, hasta el hombro y mira al suelo, se toca la cabeza. 

Sale otra mujer y extiende el brazo derecho. La hija mayor llora.

El hermano representa a un niño entregado. La mujer se gira y mira al suelo. 

Hellinger lleva al hermano frente a esta mujer. Ella le abre los brazos y le abraza. Otro hombre colocado detrás de la mujer abraza a ambos. Los dos abrazan al hermano y la mujer acaricia al hombre. Él es hijo de otro hombre, no del marido de la mujer, sino de un amante de esta. 

El incesto tiene razones muy extrañas. 

En Rusia vi el caso de un hombre que había sufrido abusos de su padre cuando era un niño. Saqué a un representante para ellos y los enfrenté. El padre mostraba mucha rabia y tenía las manos apretadas. El hijo también. Ambos estaban en una intrincación. El hijo dijo: “Querido papá”. Entonces se abrazaron profundamente. 

En nuestro caso la que buscaba el incesto con el hermano era la madre y su hija lo impide amando ella al tío. El incesto entre hermanos estaba al servicio de mantener el orden en la familia. 

En Brasil vi un caso de un hombre con tendencias pedófilas. Su representante cruzaba los pies hacia dentro, como si representara a un minusválido. Entonces coloqué al minusválido delante y el hombre sintió un gran amor por él. Así sus tendencias pedófilas representaban su intenso amor por el niño minusválido, probablemente abandonado o entregado a alguien. 

Todo está movido por los movimientos del Espíritu.

Casos personales

Caso 1

Cliente: hombre con cáncer de testículos. 

Viene con su mujer. No tienen hijos.

Coloca al hombre frente a una mujer que representa la muerte. El hombre cierra los puños y los aprieta. Se da la vuelta. Ella le busca, tiene una mirada dulce y sonríe. El hombre no quiere mirarla y mira a lo lejos. Ahora se pone de cuclillas y se tapa los oídos. 

La mujer realmente es su madre. El hombre no la toma.

Luego de un rato él la mira y ella llora. El hombre se levanta y vuelve a girar. Mira al suelo. Esta mujer también representa a la vida. El hombre la aparta. Ella le agarra una mano y la sujeta. 

Este hombre está por encima de su madre, coloca sus brazos encima de los hombros de la mujer. 

El hijo le dice a su madre: “prefiero morir”.

Ahí se acaba.

Hemos observado varias cosas: que el hombre está completamente separado de su madre y se siente por encima de ella.

He observado en algunos pacientes de cáncer que le dicen a sus madres: “prefiero morir a honrarte” y en ello está su triunfo. Pero el triunfo sobre la madre se paga caro, con la vida. 

Con un enfermo grave a veces sirve imaginarnos a su muerte colocada casi delante y a una cierta distancia y pedirle una indicación. 

La enfermedad es amada por el Espíritu y ella está a su servicio para algo bueno. Está al servicio del amor.

Caso 2

Cliente: Mujer con leucemia.

Hellinger saca a un representante para la enfermedad y saca también a la cliente y las enfrenta. 

La mujer lentamente va levantando los brazos hacia la enfermedad en un gesto de llamada. 

La mujer le dice a su enfermedad: “yo voy”.

Otra vez la enfermedad es la madre. Pero la enferma dice: “prefiero morir a ir”. 

Morir es más fácil que vivir. 

Este tipo de trabajo nos exige algunas cosas solo en apariencia. Si permanecemos en el amor hacia la madre, esto es muy sencillo.

Primero hay que poder sentir el amor hacia nuestras propias madres y darles un lugar en el corazón. 

El que el paciente no produzca en nosotros ninguna compasión, ya es una ayuda importante. Sobre la enfermedad está prohibido hablar. Ahorrarle a alguien que nos hable de su enfermedad, nos hace y le hace feliz. 

Os cuento cuál ha de ser la actitud terapéutica.

La empatía es el final de toda posibilidad de ayuda. La empatía implica una relación con el cliente de madre a hijo. Así el cliente se vuelve pequeño y el terapeuta queda por encima de él. Así el control es del cliente y el terapeuta es un niño. Crea en el terapeuta el temor de no tener éxito y el paciente mostrará al terapeuta repetidamente que va a fracasar. El terapeuta temerá que el paciente se vaya o suspenda la terapia. 

Esta relación terapéutica es el fin de la ayuda. Constituye una prostitución terapéutica, el cliente pone al terapeuta a su servicio y encima le dice: “yo te pago”.

La manera de trabajar es estar en el Espíritu. 

Yo me quedo dentro de mí mismo y permito que el cliente se quede en sí mismo. Tenemos que resistirnos al intento del cliente de movernos a la compasión. No le permitimos que cuente nada, lo constelamos. Tampoco nos preocupamos de cómo se queda el cliente o de cómo le va. Así la persona está libre del terapeuta y no está obligado a decirle nada.

Es una relación de acción y esta le muestra al terapeuta qué puede o debe decirle al cliente, y sale a la luz algo que le puede ayudar. El terapeuta se queda en el lugar más bajo. Sirve en concordancia con el Espíritu y solo va hasta donde el Espíritu lo permite. Dice lo que tiene que decir y luego se olvida. Así uno puede vivir cómodamente sin tener que preocuparse. El cliente se sentirá bien, honrado e independiente. 

El terapeuta está en conexión, no pregunta, y entonces aparece una impresión. A veces el terapeuta dice: “por favor”.

Es muy importante empezar la constelación con quien se debe. 

Cuando alguien gira en círculo es porque se siente culpable por algo de mucho peso, que puede ser suyo o de otro. 

Si el terapeuta no puede continuar, espera y entonces interiormente dice: “por favor”. 

Las frases no se oyen, se saben y se sabe también que tiene que decirlas el representante. 

El terapeuta confía plenamente en que va a ser llevado, conducido. Así, paso a paso. 

La compasión por un paciente corresponde a un: “YO ME MUERO EN TU LUGAR”. 

Cuando un niño se preocupa por su madre, es la misma situación: “yo en tu lugar”.

La palabra locura en alemán indica algo movido de su lugar concreto, fuera de orden, fuera de lugar. Es semejante a trastornado. En castellano se emplea a veces el término de “se le ha ido la olla” o “se le ha ido la teja”.

Hellinger evita mirar al cliente durante la constelación, lo deja consigo mismo para que se sienta seguro. Lo siente más profundamente si no lo mira. Y entonces el cliente no tiene miedo ni se siente exigido. 

La drogadicción es muy fácil de manejar. Es un trabajo para hombres; en principio las mujeres no pueden trabajar con drogadictos. El drogadicto es alguien a quien le falta algo y normalmente es el padre. La madre está separada del padre y se pone entre el padre y el hijo e impide a este acercarse a su padre. 

Restaurar la relación con los padres exige solo de tres palabras, que por otro lado sirven para todos los casos, las tres palabras que resumen esta terapia: 

GRACIAS

POR FAVOR

En las relaciones de pareja, el orden es otro: 

SÍ 

POR FAVOR

GRACIAS

Caso 3

Cliente: hombre mayor con problemas de corazón, con el sistema nervioso y circulatorio alterados.

H: Quien tiene esperanza ¿qué tiene? A partir de la esperanza uno se pierde de la realidad y del presente por darse más tiempo del que tiene. 

Hellinger saca a un representante para el hombre. Este se pone una mano en el pecho y mira al suelo, ligeramente inclinado hacia delante, con la cabeza baja. El brazo izquierdo colgando, ligeramente inclinado del lado izquierdo. 

Coloca a dos muertos delante de R, un hombre y una mujer. R mira al hombre muerto. El muerto no le mira. 

Saca a una mujer para representar al corazón de R. 

R se agacha y abraza a la mujer muerta y ella empieza a temblar. 

El hombre muerto se aparta y tiene sus brazos cruzados y tapa sus manos.

El corazón se balancea y extiende sus brazos; parece que acunara a un niño. Tiene los ojos cerrados, con lo que indica que se cierra ante alguien a quien debería amar.

R mira a su corazón y le dice: “por favor”. 

Entonces el corazón empieza a temblar y a llorar y mira a R y ambos se balancean a la vez. Luego abre los brazos con mucho amor y le dice a R que vaya. Se va acercando mientras sonríe. 

El hombre muerto se levanta, se sienta y mira esto. 

R se levanta, acaricia a la mujer muerta y mira a su corazón. Permanece de rodillas y extiende sus brazos hacia su corazón. R toca a su corazón y lo abraza y toca a la muerta. El hombre muerto está fuera ya. El corazón llora apenado, los tres se arrodillan y se abrazan. 

El muerto que mira para otro lado le dice al corazón: “Por favor”. Entonces el corazón le llama y ambos se enfrentan. R y la mujer miran esto un momento. El corazón abre sus manos al muerto y le dice: “por fin”. 

Lentamente se aproximan y el corazón abraza al hombre. R y la mujer se levantan y miran esto y se miran. Los dos hombres, R y el muerto, se tocan. 

Finalmente los dos hombres se abrazan, mientras las dos mujeres giran lentamente alrededor, con los brazos abiertos, propiciando esto, abrazándolo.

Cuando el cliente baja del escenario está feliz, abraza a los que le ayudan a bajar y saluda emocionado y feliz a todo el mundo.

Ahora tiene su corazón dentro de sí. Ahora tiene amor. Su corazón puede latir tranquilo porque tiene paz y nadie está siendo excluido.

Caso 4

Cliente: mujer joven que quiere morirse.

Tiene los ojos cerrados.

H: no hay nada grave en querer morirse. 

Ella no sabe cuál es su problema. No puede nombrarlo. Pero sabe que lo tiene. 

La saca y empieza a moverse como si bailara. 

Está bailando con la muerte, juega con la muerte. No está centrada, por eso Hellinger la retira y saca a una representante para ella. 

La R sale y tiembla y gira y extiende los brazos apartando algo de ella. Hay un muerto que la atrae y ella se resiste. Coloca a un muerto delante. Finalmente ella se pone encima y lo abraza. Otro hombre está delante y los mira, es el agresor. 

Los movimientos del Espíritu unen lo que está separado. Son movimientos del amor. Y esto está bien. 

Los detalles no nos interesan y pueden permanecer ocultos para nosotros. 

Caso 5

Cliente: mujer madre de un hijo que no quiere vivir. 

Ella está muy bien y está así porque al hijo le va mal. 

Ella le dice a su hijo: “Gracias a ti yo permanezco viva”.

Ahora le dice a otra persona (madre, padre…): “a través de él también vosotros podéis permanecer con vida”.

Después de los veinte años un padre no debe estar preocupado por su hijo, porque estándolo, lo debilita.

Saca a un representante para la madre y a otro para el hijo. 

Se ve enseguida que el hijo está en la muerte y que la madre es esquizofrénica. Saca a un representante para la abuela. El hijo muere por ella. Hellinger saca al hijo de ahí. La madre le dice ahora al hijo: “ahora por mi parte ya eres libre”.

Caso 6

Cliente: un chico que dice sentir rabia furibunda.

La rabia furibunda es solo de los niños; los adultos lo resuelven, dialogan. Furibundo se muestra alguien que no está dispuesto a actuar. 

H: ¿de dónde nace la ira de los niños? De una decepción.

H: ¿qué te pasó de pequeño?

C: ¿no me sentía querido?

H: ¿Qué significa eso? ¿qué pasó?

C: Sentía rechazo.

H: ¿tienes hermanos?

C: si 4, yo soy el último.

H: diles a tus hermanos: “yo soy el pequeño” “yo llegué de último”.

H: ¿cómo te sientes ahora?

C: pequeñito y protegiéndome.

H: dile a los otros: “este es mi lugar y yo permanezco en mi lugar”

H: ¿qué hacen tus hermanos?

C: me protegen.

Hellinger saca a tres chicas que representan a las hermanas mayores y a un chico para el cuarto y sale el cliente y ocupa el quinto lugar. 

Poco a poco van apareciendo más hermanos, hasta trece. Hay tres parejas de gemelos, uno de la tercera chica viva y otro del cuarto chico vivo.

Los niños agresivos lo son porque no se sienten en su lugar correcto. El lugar correcto es importante para cada uno.

Ahora el cliente se siente sorprendido y bien, su ira ha desaparecido.

¿Qué hay que decirle a un muerto?

“Tienes un lugar en mi corazón”

“Te puedes quedar conmigo”

“Después de un tiempo yo también iré”

“Pero ahora me quedo un tiempo con vida”

Y luego uno se gira de esto, hacia el otro sentido.

El muerto no reconocido, a quien nadie mira está esperando que alguien lo mire con amor. Cuando así ocurre el muerto está ya en paz, podrá cerrar los ojos y descansar. 

Y decirle a la fuerza que ha sostenido con vida hasta ahora: “Gracias” “ahora lo sostengo con fuerza, con amor”.

Caso 7

Cliente una chica que no siente ganas de vivir.

Ella desde su silla dice: “yo voy”.

Entonces empieza a agacharse en su silla y a llorar.

Hellinger coloca a un representante de un muerto delante de ella y entonces ella se tumba con el muerto y se abrazan. Después de un rato le dice al muerto: “gracias” y finalmente se levanta.

Se acaba ahí.

Muchas veces los muertos solo logran descansar cuando se les dice “gracias” con amor y entonces también uno puede quedarse con vida. Las gracias conducen a la felicidad que permanece y además nos hace libres. 

Caso 8

La cliente tiene su corazón temblando. 

H: tu corazón dice una palabra, permítele decir una palabra: “por favor” “por favor mamá”. 

Entonces la chica se recuesta sobre el pecho de Hellinger y él la sostiene así un tiempo.

Cuando los hijos no pueden ir hacia sus madres podemos sostenerlos. Es la contención. Los chicos que van de acá para allá de forma impaciente es porque han tenido un movimiento interrumpido, de pequeño fueron separados un tiempo de su madre, a veces por enfermedad o accidente. La forma de resolverlo es que la mamá tome al niño en su regazo y lo sujete con fuerza. El niño no lo permite y grita y patalea. A veces se necesita de la ayuda del padre para contenerlo así. Finalmente el niño se calmará y todo habrá acabado. 

Las personas que mantienen la distancia, que no permiten que nos acerquemos a ellas tienen un movimiento interrumpido.

Caso 9:

Cliente: una mujer que dice que su problema es que quiere trabajar. 

H: Ah, tú eres una de esas. Tú dices: “yo no voy a hacer nada, Tú eres el que trabaja”. 

Eso no lo voy a hacer. 

Puedes volver a tu sitio. 

Ella también le dice eso a su madre. Así como las personas se portan conmigo, se portan con su propia madre. 

Caso 10

Cliente: Una mujer que dice tenerle miedo a la soledad. 

Ha tenido dos divorcios. Tiene cinco hijos, tres de su primera pareja y dos de la segunda, de 34, 28, 25, 14 y 12 años. 

H: has tenido una vida muy plena, muy llena.

Saca a la mujer y a un representante para cada una de sus dos parejas. 

La mujer tiene los brazos cruzados y se muestra enfadada, no recibe a la pareja. 

Hellinger saca a una representante para una muerta y la tumba en medio.

El primer hombre se da la vuelta y se aleja de esto. La muerta empieza a temblar. La mujer respira con dificultad. 

La mujer le dice a la muerta: “no te quiero” “quiero deshacerme de ti” y le dice al segundo hombre: "quiero deshacerme de ella”. La mujer mantiene las manos en los bolsillos.

Al cabo de un rato la mujer y el segundo hombre toman a la muerta y se arrodillan junto a ella. 

Caso 11:

Un hombre……

Hellinger le dice di: “yo te mato” y permite que esta frase actúe sin hacer ningún juicio.

H: frases como estas a uno le dan vueltas a veces y dan miedo. Tenemos que ver si no son del cliente sino de otros a quien esté vinculado.

Se trata de la Guerra Civil Española. Hay muchos muertos, todos españoles, hijos de la misma madre, que llora por todos. 

En la muerte todo se reconcilia. Esto es muy grande. ¿Qué hace uno con algo así? 

Estas guerras civiles se quedan actuando en las almas de los que llegan después y de esta manera la guerra no acaba. Por eso tenemos pensamientos asesinos. Los que perdieron la guerra aún están pensando en ganarla y los descendientes le dan vueltas a esto para ver qué pueden hacer al respecto. Pensamientos como “yo te mato” vienen de ahí. No tienen nada que ver con el cliente. 

Caso 12

Una cliente con problemas

Una vida sin problemas es muy difícil de aguantar. Algunos tienen la idea de que los infelices son amados por Dios. Sobre todo la infelicidad es muy barata, no cuesta nada, viene ella sola, sin que nos esforcemos. La vida así es cómoda ¿por qué? Porque los infelices no necesitan amar a nadie.

H: cierra los ojos. Te voy a dar una frase para el camino, sanadora “Ahora voy a comenzar con ello”

Sale la chica, cierra los ojos y dice: “ahora estoy ahí para vosotros”.

La mujer siente más fuerza al cabo de un rato.

Con este modo de trabajar, al principio es muy sencillo. Se producen movimientos muy pequeños de acción y de pronto todo se transforma. 

El secreto de la felicidad está en desear a todos los mejores deseos. Donde se quedan los mejores deseos, ahí está la felicidad. Es el cielo en la tierra.

Os deseo lo mejor a todos.

Todas las leyes naturales son un pensamiento que se repite.

Hay que trabajar la paciencia, para no intervenir desde el impulso. En el momento correcto aparece la mirada correcta. Pero generalmente esta mirada correcta aparece un poquito después. 

El Espíritu es como la música de las esferas. No se puede definir la música, tampoco al Espíritu, solo puede sentirse, experimentarse. 

Cuando aparecen imágenes estas son del alma, no hay imágenes del Espíritu. Por tanto las imágenes no son racionales, aprehendidas por la razón. 

Existe un orden invertido en que los posteriores tendrás que estar delante de los anteriores. Cuando alguien se casa, la nueva familia va primero que la de origen. Entre sistemas, el nuevo sistema siempre tiene prioridad sobre el antiguo. 

Cuando alguien se separa y vuelve a casarse el nuevo sistema está por delante del anterior, pero si ha habido hijos de la primera relación, estos irán primero que la nueva pareja. 

Si en la segunda relación se tiene un hijo, es de nuevo otro sistema.

¿Hacia dónde va nuestra plenitud? 

La plenitud tiene que ver con el Espíritu. Nos convertimos en uno con su experiencia y su saber. Es esta una experiencia mística. 

¿Qué hace Dios? Dios piensa y la unidad con Dios es: “yo encuentro el camino para pensar como él” y llegamos a la plenitud cuando nosotros nos convertimos en el pensamiento de Dios, cuando somos uno con el pensamiento de Dios. Esto es mística, sin ideas religiosas. Ya Aristóteles dijo: “el Espíritu está detrás de todo, pensando, es el Pensamiento puro”. La plenitud es ser uno con el Pensamiento Puro.

Caso 13

Cliente: Mujer cuyo hermano mayor desapareció hace 22 años, cree que fue asesinado. La hermana que sigue a ese hermano ha intentado suicidarse y es esquizofrénica.

H: ¿sabes quién eres tú?

H: en este momento te ha abandonado Dios porque en este momento estás resentida. 

Todo está bien, sea cual sea el destino de cada uno.

Hellinger saca a una representante para la hermana y uno para el hermano desaparecido y los pone uno frente al otro. La hermana tiembla y se acerca al hermano. El hermano le dice: “estoy en paz” “me va muy bien”. La hermana se calma y los hermanos se abrazan. Sale la cliente y los tres se abrazan. El hermano dice: “por favor, dejadme descansar en paz”. 

Esta es una constelación del Espíritu. Todo está siendo arropado por algo más grande. 

Caso 14

Cliente: es una madre de una mujer de 35 años con trastorno bipolar.

Si la hija está mejor, a la madre le iría peor. 

La hija está haciendo algo por su madre y por la familia. 

Maniaco significa no mirar, mirar por encima. Depresivo significa mirar lo que hay.

¿Qué es lo que no quiere mirar una familia con un miembro maniaco-depresivo? A un muerto.

Hellinger saca a una representante para la hija. Ella mira a un muerto y se inclina hacia la izquierda. También saca a un hombre. El muerto grita mucho. Se trata de un niño sacrificado. El hombre finalmente se tumba junto al muerto. Es el médico.

La manía-depresión muchas veces se relaciona con un asesinato. Indica el miedo a mirar lo que hay, mirar hacia fuera. En la fase maniaca la persona quiere suicidarse, quiere irse. El maniaco está fuera de la vida, por encima. 

Caso 15

Cliente: un chico que dice sentirse rechazado por su familia.

Es homosexual. 

Hellinger toma a alguien para su padre y para su madre. Los enfrenta. El padre mira al suelo. Saca a una muerta y la pone delante. El padre muestra los puños cerrados, los pone para atrás y luego como si tomara un cuchillo, con mucha rabia, asesina. La madre se da la vuelta, no quiere ver.

El chico homosexual lleva con mucho amor a la mujer y con mucho amor al padre, víctima y verdugo. 

El chico le dice a su padre: “querido papá” “yo la amo y la llevo en mi corazón” y el padre se suelta.

Ahora le dice a la mujer: “te llevo con amor”.

Ahora le dice a su madre: “la llevo con amor”.

Se trata de un asesinato secreto. El chico representa a la mujer y también a su padre.

El chico tiene cuatro hermanos varones mayores que él y una hermana más pequeña. Hellinger le explica que era necesario que alguien llevara a esa mujer asesinada y que la hermana llegó demasiado tarde. Por eso tuvo que tomarla él y por eso es homosexual. Le explica que él con su homosexualidad está siendo fiel al Espíritu, que su destino es duro y que encierra mucha dignidad. Hay muchas razones detrás de la homosexualidad.

Os voy a contar un cuento:

Un abejorro volaba hacia las flores de un cerezo y chupó el néctar de una de esas flores. Se sentía pleno y se fue de allí y entonces empezó a tener malos sentimientos, pensó que no había dado nada a cambio de la comida y se preguntó ¿qué hago para darle las gracias a la flor del cerezo?

No se podía decidir y así pasaron muchas semanas y muchos meses. Finalmente decidió volver al cerezo a buscar la flor que chupó y cuando llegó al árbol, la flor ya no estaba. En su lugar había una cereza muy roja y el abejorro se puso triste. 

Y entonces sintió un delicioso aroma en su nariz y con mucho placer se encaminó hacia una nueva aventura.

Caso 16

Cliente: es una chica con sordera, que usa audífonos. 

Saca a una mujer para que represente a su oído izquierdo y a un hombre para su oído derecho. Coloca a la chica entre los dos. La mujer muestra tener miedo, rechaza y aparta algo, se tapa los oídos, no quiere oír. Tiembla y solloza, se angustia y desespera. El hombre está frente a ella. 

Hellinger saca a la chica de ahí, fuera del escenario y enfrenta al hombre y a la mujer. Hay un muerto entre ambos, y finalmente ambos se agachan sobre el muerto. 

Hellinger vuelve a subir a la chica y ella les dice: “yo llevo vuestro secreto”. Luego la chica se da la vuelta y se va de aquí.

Hellinger le dice que se quite los audífonos y que si puede oírle y ella dice que sí.

¿Para qué sirve este trabajo?

Para que entendamos las funciones del saber, las dimensiones de la conciencia. 

Según lo que yo veo las funciones de la conciencia son la base de este trabajo. Cuando yo entendí lo que significaba la conciencia no me daba cuenta aún de la dimensión de este conocimiento. Hace posibles soluciones antes impensables. Nos lleva a un camino de conocimiento y comprensión antes bloqueado. 

Me ha costado seis años esta comprensión. En este tiempo he observado qué me estaba pasando interiormente cuando pensaba en la conciencia, o cuando actuaba según ella o me sentía inocente o culpable. También observaba qué estaba ocurriendo en los demás.

¿Qué consecuencias hay cuando alguien dice: “yo sigo a mi conciencia”?

Todo lo malo se hace con buena conciencia. Cualquier agresión, cualquier guerra, cualquier rechazo, proviene de la buena conciencia. La buena conciencia impide que percibamos. Nos dicta lo que podemos ver y percibir y lo que no, y así nos hace ciegos. 

La buena conciencia ha vuelto ciegos a todos los filósofos. Kant no entendió lo que significa la conciencia y tampoco lo ha hecho la Iglesia y esta ha llegado tan lejos que ha llegado a considerar a la buena conciencia como la voz de Dios. 

¿Qué hace alguien que sigue a su conciencia? Esa persona rechaza, actúa contra otra persona. Cuando una persona dice: “tengo que seguir a mi conciencia” entonces siempre actúa en contra de alguien. Padres que siguen a su conciencia, actúan contra sus hijos.

¿Habéis encontrado a alguien que haga algo bueno siguiendo a su conciencia? 

¿Alguna vez alguien dijo “te quiero porque sigo a mi conciencia”? 

Las personas que siguen a su conciencia creen que solo ellos son correctos, porque ellos siguen a la voz de Dios en su interior. E ignoran que los que actúan como ellos también tienen buena conciencia. 

La conciencia nos vincula a nuestra familia y nos separa a la vez de todos los demás. Por eso uno no puede amar a alguien diferente si no es con mala conciencia. Solamente quien traspasa las fronteras de su propia conciencia puede amar a otro de verdad. 

Jesús lo dijo: “tened misericordia como mi padre del cielo que hace salir el sol sobre buenos y malos, sobre todos de igual manera y hace que caiga la lluvia sobre justos e injustos”. 

Este es el amor del Espíritu ¿y qué ha hecho el cristianismo con ello? Lo que le hicieron a Jesús, y en su nombre han matado a millones y dicen que él vendrá como juez y mandará a unos a un cielo eterno y a otros a un infierno eterno. Esto es terrible. Pero ellos siguen a su conciencia. Es de esta conciencia de donde surgen estas imágenes terribles de Dios.

¿Puede alguien pecar contra el Espíritu? Son los movimientos del Espíritu los que llevan a pecar.

¿Alguien puede ser culpable de ello? Lo hace culpable el Espíritu.

Lo que rechazamos tiene que ver con el desarrollo de nuestra conciencia. Donde acaba lo malo, a la vez acaba lo bueno. Ambos no pueden existir separados.

Cuando seguimos a los movimientos del Espíritu, seguimos estos movimientos donde sea a donde nos lleven. Esto es estar en sintonía con el Espíritu.

¿Cómo podemos superar esta distinción entre malo y bueno? 

Poniéndonos en sintonía con el otro, siguiendo el movimiento del Espíritu. Uno bueno nos lleva en sintonía con algo llamado bueno y el malo nos llevará estando en resonancia con él a algo llamado malo. Y reconocemos ese movimiento en nosotros mismos y ahí se acaba la conciencia. 

Cuando percibimos en nosotros mismos lo bueno y lo malo en los movimientos del Espíritu, solo entonces nos sentimos enteros. Esto tiene un gran significado en nuestro trabajo.

La resistencia mayor es que algunos se sitúan abajo, en la conciencia. Para pasar los límites de la conciencia necesitamos una mayor valentía y una comprensión más profunda. Sin esta valentía la distinción entre bueno y malo se mantiene. 

Quiero animaros a dar este paso hacia este gran amor. 

El resultado será la felicidad que permanece. 

Vamos a acabar con música. La música es algo muy especial que está por encima del bien y del mal. Es un movimiento del Espíritu. 

Apuntes de María Teresa Sánchez Fernández