Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































La madre

Barcelona 2009, Entrenamiento Intensivo

Se hace cada vez más claro la importancia tan fundamental que tiene la relación con la madre, en todos los ámbitos.

Quiero agregar algo general. Según las últimas experiencias que hemos podido tener estos últimos tiempos, madre y vida son lo mismo. Tal como es la relación con la madre, así es la vida. ¿Qué es alegría de vivir? Es alegría por la madre. Aquel que rechaza a la madre, rechaza la vida. El que pierde a la madre en su corazón, pierde la vida. Aún hay otras conexiones en las que no quiero entrar ahora. Toda pérdida es una pérdida de la madre, toda ganancia es una ganancia de la madre. Las dimensiones son increíbles.

Cerrad los ojos.

Sentimos por dentro nuestro cuerpo. Sentimos dónde algo falta o duele. Frente a donde algo falta o algo duele, colocamos internamente a nuestra madre. Ahora lo comparamos con lo que falta en nuestra imagen de la madre. Y en vez de mirar la molestia o la enfermedad, miramos a la madre, a nuestra imagen de la madre. Permitimos que esta imagen de la madre se haga completa, hasta que todo esté ahí. Hasta que ella esté completa y nosotros completos. La madre completa, la vida completa, la salud completa. La miramos a los ojos.

¿Quién nos ilumina a través de sus ojos? Dios.

Ahora mirad a vuestros hijos, como madre o como padre. Y vuestros ojos se iluminan. ¿Qué brilla a través de vuestros ojos? ¡Qué felicidad! Y lo puedo ampliar aún. Si alguien se acerca a nosotros, alguien que busca y que necesita ayuda, nosotros lo iluminamos con los ojos. ¿Quién brilla a través de nosotros? ¿Qué fuerza creadora brilla?

¿Tenéis algún comentario o pregunta respecto a lo que se desarrolló en los días anteriores?

Hombre:

Quería referir una anécdota y luego hacer una pregunta.

He trabajado mi rabia para con la madre. Era una experiencia increíble para mí. Luego me fui a comer y cuando pedí la cuenta, ¡me dijeron que estaba invitado!

Mi pregunta es: ¿alguien nos puede hacer daño?

Hellinger: No. El daño sería una pérdida. A todo progreso se antepone una pérdida. Si ahora me enfoco en la pérdida, me pierdo lo que esta pérdida me trae. Una empresa que no hace pérdidas no se puede desarrollar. Es decir, el éxito cuesta a menudo una pérdida. Lo determinante es cómo reacciono a ello. En cuanto tomo nota de esta pérdida, tengo todo abierto ante mí.

Mujer:

Quiero compartir la experiencia que hice ayer con la madre. La sentí plena y yo también. Me quedé dormida con esa imagen, pero cuando me desperté, sentía un dolor fuerte en el pecho. Ese dolor lo tuve también en el ejercicio con el feto. Lo siento cada vez más atrás. Me acuerdo que mi abuela también tenía ese dolor, como si la mordiera un perro en la espalda.

Hellinger: Quiero compartir una experiencia personal. Cuando logré realizar lo que mi madre había hecho por mí, la llevé a mi corazón, totalmente. Fue una experiencia extraña. Todo lo que había reclamado anteriormente se quedaba fuera, no era mi madre. Mi madre misma llegó a mi corazón, totalmente pura. 

Tal vez tuviste una experiencia similar. No hay más reproches, es una totalidad pura. 

Cierra los ojos. A tu abuela le dices: tú también.

¿Cómo te sientes ahora?

Hellinger: Ahora vimos algo. Cuando tomamos a la madre, tomamos también a su madre, en seguida, luego a su madre. De pronto, todo se llena.

Hombre: En ese ejercicio con la madre, hice una experiencia extraña. Había dos mujeres, una de ellas representaba a mi vida. En el proceso hubo un momento en que perdí el contacto con la madre, porque ya no estaba, así lo sentí. La vida retomó el pale de la madre, era mi sentimiento. Mi vínculo con ella era también física e interiormente con aquella mujer. Atravesé el proceso, duró mucho, y cuando volví a ver a mi madre, ella me era ajena, en cierta manera.

Hellinger:: Voy a hacer un ejercicio contigo. Puede parecer raro y loco; desde fuera parece raro y loco. Siéntate bien, cierra los ojos. 

Te imaginas que tú eres la madre. Y tomas a tu madre como un niño en tu seno. La llevas como si ella fuera tu hijo. Ella, en ti, crece durante 9 meses. Entonces, le das a luz.

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Ejercicio

Ahora continuamos con otro trabajo. Hemos cerrado lo que aún quedaba abierto. Haremos un ejercicio para movilizar a la gente. Justo se me ocurre algo. No sé lo que saldrá de eso, está totalmente abierto, pero detrás siento un movimiento creador que actúa. 

Hacéis grupos de tres. No hace falta hablar, para eso podéis ir afuera…

Necesito a tres personas para demostrar el ejercicio. Tú eres la madre, tú te sientas o te arrodillas frente a la madre, tú eres el padre.

Tú, la hija, tienes dos años. Como niña de dos años, miras a la madre. Veremos lo que sucede.

Hellinger: ¿Cómo te sientes? (a la hija).

Hija: Reconfortada.

Hellinger: ¿Quedó claro el ejercicio? Nos apartamos de todas las imágenes, vivimos el encuentro directo, sin sentimientos, sin explosiones de sentimientos, presentes.

Luego, os intercambiáis, para que a todos os toquen los tres papeles. Y yo aquí no oigo nada. Si no oigo nada, es que el ejercicio fluye bien, porque ahí no se da gran movimiento.

Rueda de intercambio de impresiones.

Hellinger: El que tiene a su madre, puede prescindir del móvil. Yo no tengo móvil.

Tengo la impresión que sería útil si formáis grupos de 6 personas e intercambiáis las impresiones que tuvisteis en el ejercicio. Pero algo nuevo se tiene que añadir. No os juntéis los que habéis hecho el ejercicio junto. 

Segundo, ¿cómo se procede en un grupo? Uno por uno, se cuenta lo que hubo como experiencia, y los demás no dicen nada, no comentan nada. Solo reportan, nadie trata de comentar o tomar posición. Cada quien dice su propia vivencia. Notáis la diferencia; es una disciplina, sobre todo para aquel que habla, porque no puede esperar lástima de los otros. Solo dice lo que vivió. Cada quien consigo mismo, y de esa forma todos aprenden mucho.

Este es un ejercicio que vosotros podéis hacer cuando trabajáis con un grupo.

Es el modelo de la rueda, como lo llamo, cada uno tiene la oportunidad de expresar lo que le fue importante, o tal vez un deseo. Les toca a todos, siempre de izquierda a derecha, en el sentido del reloj. Así, cada quien es responsable de sí mismo y nadie necesita ocuparse o preocuparse de otro. Eso tiene una fuerza que centra.

En un grupo, al cabo de un tiempo surge la necesidad de compartir. Así como hemos tomado, queremos reaccionar y decir algo de nosotros. Por eso, es muy importante hacer, en grupo, algunos sub-grupos. Si el grupo es muy grande, se puede hacer con 3 minutos para un intercambio con el vecino de al lado. Esto moviliza nuevas energías. Yo lo conozco de mi experiencia como maestro, para que los alumnos puedan intercambiar, en especial cuando la energía está baja. A través del intercambio, se renueva.

Ahora, hay suficiente fuerza en vuestro grupo. Ahora sí, me puedo ocupar de un problema difícil. El problema más difícil que haya ¿queréis que os lo diga? Doy la posibilidad a una pareja de mirar su relación. ¿Hay aquí una pareja que lo quiera hacer?