Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































La culpa

Las Constelaciones familiares mediales
Alemania, mayo 2013

Hellinger: Respecto a la formación tengo un cuento. ¿Quieren que se lo cuente? El hijo volvió a ver a su viejo padre y dijo: por favor, bendíceme antes de irte. El padre dijo: mi bendición sea que te acompañe en un trecho en el camino de la sabiduría. Al día siguiente salieron y de los trechos de su valle se dirigieron y escalaron una montaña. El día ya se inclinaba cuando llegaron a la altura, entonces vieron la sierra a su alrededor. El sol se puso y con él la noche plena, por supuesto el día pleno se esfumó y se hizo de noche. Pero cuando se hizo de noche brillaron las estrellas. ¿Qué se encontraba detrás de esas estrellas? Un vacío infinito.

Ahora continúo con el trabajo. Al principio  tenéis la oportunidad de preguntas sobre todo lo que se ha visto hasta ahora.

Me mantengo en la oscuridad.

Mujer: Tengo muchos dolores en la parte derecha de mi cuerpo.

Hellinger: Eso no es una pregunta. Las preguntas son para todos. Bueno a pesar de ello yo te puedo dar una frase. Vas a decir algo interiormente y la frase es: Mamá, por favor.

Ok.

Hombre: Úrsula y yo estamos trabajando en un proyecto acerca de las constelaciones familiares. En muchas partes tenemos diferentes opiniones en pequeños detalles, pero eso no importa. Pero hay una pregunta acerca de la cual discutimos mucho y no llegamos a un acuerdo. Entonces le dije: se trata de las viejas y las nuevas constelaciones. Concordamos que comparando con las constelaciones del espíritu las constelaciones sistémicas no son el camino indicado. Es un camino de madera cuando uno quiere cortar la madera. Es decir, cuando uno quiere cortar algo es bueno tener un sendero de madera, pero no podemos continuar.

Hellinger: Escuché suficiente. Te voy a contar algo al respecto. El hijo se encontró con su padre anciano y le dijo, “por favor, bendíceme”. Y el padre dijo: hijo, que mi bendición sea que yo te acompañe un trecho en el camino de sabiduría y conocimiento. Al día siguiente salieron afuera. De lo estrecho de su valle subieron a una alta montaña. Pero, sabes, no volaron, sino que escalaron paso por paso.

Y ahora quiero agregar algo a lo que él hace, es un gran trabajo. Y me da mucho gusto poder mencionarlo aquí. Él y su mujer escogen las partes que hoy aún son de importancia. Es decir, escogen los distintos escalones que llevan hacia arriba. ¿Contesté a tu pregunta?

Hombre: Bueno, tiene que alcanzarme.

Mujer: Me dijiste que era bueno decir: “no” a mi mamá. Y tampoco ir con mi papá. ¿Entonces dónde me encuentro?

Hellinger: La madre es la madre. A través de tu papá. Y tú eres su hija porque ellos dos se convirtieron en una unidad. Y así tú continuas. A la derecha tu padre y a la izquierda tu madre. Ambos te sostienen y te toman la mano, pero tú vas hacia adelante. Y ellos quedan atrás. Ahora eres grande.

Hellinger: Ahora vuelvo a demostrar algo. Mostrar constelaciones. Va a ser de un modo especial el mostrarlo. Los voy a llevar a esas constelaciones. Son constelaciones para cada uno de nosotros. ¿Cómo es esto? Porque ya subimos a la cumbre y miramos la tierra que quedó abajo. Y entonces todavía vamos un pequeño trecho hacia la noche y vemos las lejanas estrellas. ¿Seguimos haciendo algo entonces, o somos llevados hacia algo infinito donde vemos una eterna nada?

¿Quién quiere trabajar conmigo?

Hellinger: Cierra los ojos. Una frase que dices interiormente, “me quedo sola”. Además llega una frase extraña: ¿hacia dónde lleva? ¿Hacia qué oscuridad y qué noche? La frase es: en la cruz cada unol está solo. Cada uno cuelga solo.

Una mujer como representante. Te ubicas ahí, la representas a ella.

Sale otra mujer. Se tumba.

Hellinger: Encuentra tu lugar. Le dices a ella (a la representante que está de pie): “por favor”. Mueres en la cruz. Aquí lo dejo, lo agradezco a los representantes.

Cierren los ojos.

Revisamos en nosotros, ¿dónde sufrimos? ¿y dónde queremos sufrir? ¿En qué soledad? En vano. Todo sufrir es en vano, sin amor. Sin amor. Y ahora le decimos interiormente a alguien: yo cargo sola. También la cruz.

Ok.

Quiero hacer un ejercicio con ustedes para que tengan que ponerse activos. ¿Están de acuerdo? Se me ocurrió un ejercicio extraño. Un lado eres tú. Por otro lado, a unos dos o tres pasos, se encuentra la culpa. No se mueven.

Continuamos. Hoy es un día especial para los rusos. Los rusos hoy viven la pascua y nosotros nos alegramos junto a ellos. ¿Cómo? Nos ponemos de pie y pisamos nuestra culpa.

Y os quiero dar la oportunidad para comentarios y preguntas acerca del ejercicio que acabamos de hacer.

Mujer: Yo fui la culpa y fue una sensación muy fuerte, sentí mi grandeza. La mujer frente a mí no quería mirar su culpa. Eso me dio aún mayor fuerza y me surgieron palabras: “Yo te voy a asesinar”. Mi mano se hizo un puño, y fue como así como si hubiera muchos, muchos hombres que decían: “Mira esto”. Como quiera, no quiso mirar. Lo que sucedió es que adquiría cada vez más poder.

Hellinger: Lo dijiste muy bien, maravilloso. Eso es lo que es la culpa. ¿Qué le dice la culpa al otro?, Yo soy el señor, tu Dios. Culpa es arrogación. Ella decide acerca de la vida y la muerte, y acerca de infierno y cielo. Y, ¿qué hace la culpa con el Creador?, ¿quieren que se lo muestre?,

Hellinger, pisa con fuerza en el suelo con su pierna derecha, como aplastando algo.

Eso es lo que la culpa hace con Dios. Lo dijiste maravillosamente.

La mujer se levanta y se sienta otra a su lado.

Mujer: Tengo culpa, y cuando estuve de culpa frente al otro, sentí triunfo, sentí mucho poder.

Hellinger: Es algo increíble, maravilloso, crearle a otro el sentimiento de culpa; es algo terrible, atroz.

Y ahora si miro al Papa, pero no al actual, los Papas anteriores, también el último por ejemplo, si en Sudamérica por ejemplo expresa quién es el que va al Infierno, y además lo dice con una actitud triunfadora, ¿qué es lo que hace con Jesús?, y ¿qué hace la Iglesia, todas las iglesias cristianas?, ¿qué hacen con Jesús? Terrible.

Tuve una experiencia especial, muy particular de la cual muchas veces he hablado y yo creo que este es el espacio para comentarlo otra vez. En Canadá me encontré con el jefe de una tribu que comenzó un gran movimiento de reconciliación, falleció hace dos años con noventa y ocho años, un gran hombre al que yo visité. También participó en un curso mío. Esta persona dijo en nuestra lengua: No hay palabra para el término “justicia” y tampoco palabra para “culpa”, y con ello, tampoco hay palabra para “conciencia”. Y entonces, tal como yo soy, le hice una prueba, aunque hacer ese tipo de revisión no toca, porque para eso él era muy grande, demasiado grande para mí; pero le pregunté: ¿qué hacen ustedes cuando alguien asesina? Dijo: es adoptado por la familia de la víctima.

¿Dónde queda entonces la culpa? ¡Qué pequeños somos nosotros con nuestra Fe, en comparación con esta grandeza!

Hellinger a la mujer: Lo describiste de forma muy bella, lo hiciste muy bien. Gracias.

La mujer se levanta y se sienta otra a su lado.

Mujer: Desde el ejercicio no me siento bien; desde el nivel mental yo primero acepté la culpa, y ella se retiró. Luego me dí cuenta de que desplazarla no era lo correcto y quise llevarla a mi corazón. Y entonces, en ese momento, me invadió una rigidez en todo el lado derecho de mi cuerpo; y entonces, en mi antebrazo derecho comenzaron unas punzadas, y también lo noté en mi representante. Yahora tengo pánico de que mi brazo derecho funcione más allá de mi voluntad. Y ahora me entró un miedo de que yo pudiera asesinar a alguien o que haya alguien.

Hellinger: Cierren los ojos. Mira a ese cuchillo y ahora a ese cuchillo le dices: por favor. Y el cuchillo te dice a ti: Te necesito. Te necesito para mi resurrección de los muertos. Sin cruz. ¿Qué más te dice la culpa? Sin ti soy aire. Otra frase extraña acerca de la culpa. La culpa está abandonada por Dios. Pero sin culpa no hay amor. ¿Cómo te va ahora?

Mujer: Mucho, mucho mejor.

Otra mujer se acerca a Hellinger.

Hellinger: Sí, lo que estoy haciendo es llevarlos a otra dimensión de la vida.

Mujer: Quise fundirme con mi culpa, hacerme uno con ella y sentí un gran amor. Quise como un gatito recién nacido que aún está ciego.

Hellinger: ¿Quién fue esa culpa? Tu madre. ¿Y qué dice el gatito? Yo muero por ti. ¿Ok?

Mujer: Sí.

Hellinger: Dejamos ahora la culpa detrás de nosotros. Es increíble lo que ocasionamos con ello. Entonces, ¿cómo surge la culpa? A través de la conciencia. A través de la voz de la conciencia. Si nos apartamos (…) entonces tenemos mala conciencia y queremos recuperar la buena conciencia, ¿y cómo lo logramos? Haciendo algo malo. Siempre es algo malo. No es algo bueno. Y lo malo que hacemos nos lo ocasionamos ante todo a nosotros mismos. Nos castigamos a nosotros mismos. Cuanto más nos castigamos, cuanto más nos crucificamos, tanto más adquirimos la buena conciencia. ¿No es cosa de locos esto? ¿Y cuántos son los seres humanos que se provocan algo terrible. Incluso autoflagelarse? O ayunan hasta morir de hambre. Transitan un camino espiritual. ¿A dónde llevan los caminos espirituales? Siempre llevan hacia menos en lugar de llevar hacia más. ¿Y cómo les va entonces a las personas de nuestro entorno? Eso es lo que quise volver a mencionar…

Cierra los ojos. Te doy una frase que repites interiormente, una frase extraña y ustedes la repiten también. ¿Hacia dónde nos lleva? La frase es: Fuera contigo. Y llega una respuesta: Yo me quedo.

Cierren los ojos:

Nos imaginamos sobre cuántas tumbas estamos caminando. Todos los muertos se ponen de pie.

Otro breve cuento. El hijo se encontró con el anciano padre y le dijo: bendíceme antes de irme. Yel padre dijo: mi bendición sea que en el camino de conocimiento de sabiduría yo te acompañe al inicio por un trecho. A la siguiente mañana salieron y en el valle con los muchos muertos comenzaron el ascenso a una alta montaña. El día ya estaba acabando cuando llegaron a la cúspide. Pero ahora la gran tierra hasta el horizonte se encontraba en la luz. El sol se puso y con ella se desvaneció la abundancia exuberante. Se hizo de noche. Pero cuando se hizo oscuro, se iluminaron todas las estrellas en la gran lejanía. Ninguna de ellas perdida. Todas con plena luz. ¿Y nosotros? Miramos más allá de ellas. Miramos hacia un vacío infinito. Hacia un vacío creador. ¿Cómo? Libres.