Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Las dimensiones del amor (1)

Conferencia. Buenos Aires, Julio 2006.

Primera parte

Bert Hellinger:

Estoy muy emocionado. La música que han tocado era por mi ochenta cumpleaños. ¿Y a quién recuerdo el día de mis cumpleaños? Por supuesto a mi madre y a mi padre. Y me imaginaba que ellos también estaban escuchando y compartían mi alegría. Bueno, y ahí es donde comienza el amor: con los padres.

Las dimensiones del amor. ¿Qué significa esto en realidad? El amor se amplía en lo cercano, va buscando cada vez más amplitud y cada vez va abarcando más. Y el amor es una manifestación de Dios. ¿Dónde se muestra Dios en mayor medida? ¿Dónde se muestra de forma maravillosa? En el amor. Y en primer lugar en el amor de una pareja. A veces olvidamos que la más grande manifestación de Dios es el amor entre un hombre y una mujer. Porque es una manifestación de un amor creativo que se siente que actúa detrás de todo. ¿Y dónde actúa este amor en mayor medida? En el momento de traspasar la vida y en el amor que lleva a ello.

A veces salgo a caminar aquí por Buenos Aires con un amigo que me acompaña. Y va delante de nosotros una mujer con dos hijitos. Nuevamente una linda manifestación de Dios y me pone contento eso, este hermoso milagro y el amor que ahí se manifiesta. 

Y aquí en el primer curso que ofrecí hablé del amor con el espíritu, el movimiento del espíritu. Y a veces estamos tentados de ver a ese amor espiritual en contra de ese amor entre un hombre y una mujer y del amor de los padres hacia los hijos. Sin embargo cuando observamos a una madre, no solo a nuestra madre sino a todas las madres que vamos encontrando, a menudo la miro con asombro. ¿Qué es lo que fluye desde la madre hacia su hijo? Todo el tiempo, continuamente. Siempre la madre está contemplando a su hijo. ¿Hay una cosa más intima, una entrega mayor? ¿Con todas las fuerzas posibles? Aquí lo espiritual se manifiesta de la forma más clara. Entonces si me refiero a las dimensiones del amor, entonces están todas relacionadas, no hay ninguna que sea más grande, o sí el primer amor entre hombre y mujer y de los padres hacia los hijos. Este amor es el más grande. También es el amor más espiritual. Es lo que más nos seduce, nos desafía, nos regala la felicidad más plena. La forma más profunda de experimentar el amor y también al mismo tiempo exige. Y a nosotros nos pide lo último.

Ahora voy a pasar a otro nivel y de ahí volveré a este primer nivel. Este primer amor entre hombre y mujer y de los padres hacia sus hijos está a flor de piel. De piel a piel, de cuerpo a cuerpo. Y en ese sentido es también el amor más íntimo. Pero una pareja no puede permanecer muy unida todo el tiempo, no hay pareja que lo aguante. Luego tiene que tomar distancia el uno del otro y entonces miran por encima, más allá del otro, a algo más grande, por ejemplo a sus padres, a sus ancestros, a todo lo que ocurrió en su familia. En los que se puede respaldar y que le dan seguridad; en unión con ellos su amor se fortalece, se profundiza para que esté preparado a dar más, capaz de dar más. Y el otro miembro de la pareja también mira por encima de la pareja y ve lo mismo, y repentinamente la pareja se ve en otra luz, de otra forma. Se ven integrados en algo más grande y luego vuelven a acercarse y repentinamente algo ha cambiado. Saben que son sostenidos por algo más grande. Si entonces se abrazan, hay también algo más grande que también los abraza. Entonces la relación de pareja es más que solo esa relación de hombre y mujer. En esta relación se unen dos familias grandes. Destinos grandes. Entonces ambos sienten que cuando se unen como pareja para pasar la vida juntos son parte de una fila interminable de muchos que estaban antes que ellos. 

Voy a hacer una pequeña meditación con ustedes.

Cierren los ojos. 

Imagínense que aquí se encuentran ustedes solos. Detrás de ustedes se encuentran sus padres, y detrás de ellos los padres de ellos. En total tres generaciones. Qué poco es eso que nosotros abarcamos. 

Ahora nos vamos a imaginar. Detrás de ellos se encuentran muchas generaciones. Todos ellos al servicio de la vida, todos ellos han contribuido en algo, pasaron algo que ahora está a nuestra disposición. Repentinamente nosotros nos volvemos pequeños. Y de todas esas muchas generaciones somos nosotros un solo eslabón en una cadena interminable. Y no solamente en una cadena que va hacia atrás interminablemente, sino también hacia delante, hacia el futuro. 

Entonces percibimos en nuestro interior. ¿Qué efecto tiene esto en nosotros? Nos da un lugar entre muchas otras generaciones. Entonces quizá mucho de aquello que nos preocupa, quizá el miedo, se vuelve muy pequeño en medio de esta larga cadena que va pasando la vida. ¿Es importante? Pero solo uno entre una infinita cantidad. Y entonces cuando miramos a la pareja y vemos algo que nos parece ajeno, algo que significa una carga para nosotros, ¿es importante? O simplemente podemos decir SÍ al otro como es, tal cual es. Y decimos sí a su familia tal como es. Y asentimos a ella tal como es. 

Repentinamente nos serenamos, asentimos a esa situación y al asentir algo se abre, algo nuevo. 

Y ahora ¿qué hice? Nos he guiado a una nueva dimensión, en una dimensión más grande del amor. ¿Qué es lo que muchas veces se interpone en nuestro amor? Una pequeña reflexión para que podamos pensar. Por ejemplo, ¿qué es más importante, que tengamos padres o qué padres tenemos? ¿Qué es más importante, si tenemos hijos o qué hijos tenemos? Incluso, ¿qué es más importante, que tengamos una pareja o qué pareja tenemos? ¿Qué es más importante si pertenecemos a una familia o a qué familia pertenecemos? ¿O a qué país pertenecemos o a qué religión pertenecemos? El hecho de pertenecer es lo más importante. Este tipo de reflexiones hacen que todo sea más fácil para nosotros. Soltamos las imágenes de qué tipo o cómo deben ser las cosas. O si tiene que ser de esta manera o de otra. Lo más importante es que exista. 

¿Todavía me siguen?

A veces en la calle voy mirando a las parejitas y pienso ¿qué estará ocurriendo ahí, entre el hombre y la mujer? Muchos piensan que los dos se van a la cama. Quiero pensar que sea así. Claro. Pero, ¿eso es todo? ¿El hombre busca a la mujer para ir a la cama con ella? ¿Eso es suficiente? ¿Busca la mujer al hombre para ir con él a la cama? ¿Eso es suficiente? ¿Necesita el hombre a la mujer como para unirse con ella de esa forma y a la inversa la mujer al hombre? ¿Eso es suficiente para comprender qué ocurre entre un hombre y una mujer? Quiero ampliar esta imagen. El hombre no está completo y eso en todo sentido. Y la mujer es incompleta también en todo sentido. Cuando el hombre busca a la mujer se completa. Cuando la mujer busca al hombre ella se completa. Es decir, se trata de la perfección. El hombre necesita a la mujer y la mujer al hombre. Y eso mucho más allá de la relación sexual. A pesar de lo importante y lo grandioso que es para la relación. El hombre quiere estar con la mujer y la mujer quiere estar con el hombre. Quieren permanecer juntos, porque cada uno necesita del otro para estar completo. Entonces si miramos a una parejita vemos más. Vemos algo grande, y recordamos la relación de nuestra pareja o a nuestras relaciones de pareja cuando fueron varias. Y las vemos relacionadas así, y vemos cómo nos han enriquecido, cómo nos ayudaron a ser personas más completas a través de la relación. Entonces estas experiencias podemos incluirlas en nuestra relación actual. Y entonces vemos también la imagen de la completitud, de la perfección. 

En la mitología griega hay una imagen en la que hubo un dios que al hombre original lo partió por medio. Entonces una de las mitades era un hombre y la otra mitad era una mujer; pero tiene que volver a unirse y eso demuestra cómo se relaciona una parte con la otra, cómo la necesita para sentirse completo. También puedo traer imágenes distintas. En la biblia dice que Dios creó al hombre a su imagen. Los creó como hombre y mujer. ¿Entonces es una imagen o dos imágenes? ¿Dios tiene un rostro o tiene dos? Por supuesto que tiene dos. Según un rostro creó al hombre, según el otro la mujer. Pero es una imagen de Dios y en esa imagen se vuelven a unir como una unidad. Todo esto que dije no es muy lógico, pero no es importante. Lo que importa es el movimiento interior. Y que veamos al hombre y a la mujer en su grandeza, y que nosotros al mirarlos de esta forma podamos vivir el amor profundo hacia la pareja, la podamos vivir de otra manera, más grande. Más allá del yo y tú. Como una forma de cumplir con el mundo.

¿Aguantan todavía?

Cuando hablo de las dimensiones del amor, existe algo más allá. Es un tipo de benevolencia: querer bien el uno al otro. Es un amor desde el corazón. La calidez del corazón. ¿Y eso cómo se demuestra? El hombre se despierta por la mañana, mira hacia su mujer y se pone contento de verla. ¿No es hermoso esto? Eso es algo más, ¿no? Aquí también entra un factor espiritual. ¿Qué mejor forma de mostrar el amor que estar contento al tener al otro? Y tal como es. Y bajo la calidez de los rayos que el hombre le envía, la mujer se despierta. Y lo mira a él y ve su rostro radiante. ¿Entonces qué ocurre con ella? También se pone contenta de tenerlo. Tal como es. Y entonces pasan un buen día. Un día feliz. Eso se puede practicar. A veces viene un hombre y una mujer y dicen, “Oh mi marido otra vez hizo esto”. Entonces les digo que cierren los ojos. Si quieren también pueden hacerlo. Se imaginan a la pareja desde su primer encuentro. ¿Qué ocurrió? ¿Cuántas cosas hermosas ocurrieron? ¿Cuánto amor y cuanta alegría, cuanta actuación y planear juntos? Y todas las cosas que se les ocurrieron a la pareja para causarnos una alegría. ¿Cuántas veces estaba cuando necesitábamos algo? ¿Cuántas veces tuvo consideración con nosotros? No dejó ver cuando nosotros la lastimábamos, por ejemplo, si alguna vez nos olvidamos de su cumpleaños o de un aniversario de boda incluso. Lo que sea. ¿Cuánto nos ha dado la pareja a nosotros? 

Ahora nos podemos imaginar que vamos a anotar todo eso. ¿Cuántas hojas necesitaríamos para anotar todo? Y luego de haberlo anotado todo miramos a eso que quizá nos molestó. Luego pensamos: qué pequeñez en comparación con el resto.

Una vez tuve un lindo ejemplo que también se puede aplicar a la relación de pareja. Salí a caminar con mi mujer y había un hombre que tenía un carrito y juntaba latas vacías y botellas. Porque cerca de ahí había una discoteca. Entonces mi mujer le dijo, “qué bueno que esté juntando eso”. Y él dijo: "es bueno. Ellos lo tiraron sin pensar y yo sin pensar lo junto”. ¿No es hermoso esto? Es decir, sin pensar podemos no ver muchas cosas y sin pensar las ponemos en orden. Simplemente con amor.

Segunda parte