Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Las maldiciones

Entrenamiento intensivo a las Nuevas Constelaciones
Alemania, Noviembre de 2011

Cerrad los ojos.

Todos nosotros experimentamos en nuestras familias en el sentido más amplio, que muchos tienen miedo a una maldición, y se imaginan que hay fuerzas malévolas y que una personas de nuestra familia están en conexión con ellas. 

Entonces miramos, ¿quién en nuestra familia, incluyéndonos a nosotros, tiene miedo a estas maldiciones? ¿Quién tiene miedo a poderes malévolos? ¿Cómo se comportan estos miembros de nuestra familia? ¿Y cómo nos comportamos nosotros? ¿Qué pensamientos se apoderan de nosotros? 

¿Dónde queda entonces nuestro amor? ¿Dónde queda entonces nuestra felicidad? ¿Dónde queda entonces nuestro éxito? 

¿Dónde queda Dios para nosotros? Sea lo que fuere lo que se oculta detrás de este nombre, ¿quién entonces tomó el poder en el mundo de nuestras emociones? Aun, ¿es Dios? ¿Es ese el poder universal que da origen a todas las cosas? 

¿Excluimos nosotros a ese poder? ¿Nos colocamos en su lugar? ¿Cómo alguien que está por encima de lo bueno y lo malo? 

¿Y qué hacemos en constelaciones familiares? ¿También dejamos espacio a las malas imágenes? ¿En nuestros conceptos les damos poder a ellos sobre nuestros clientes? ¿Les decimos con nuestro comportamiento, “Yo soy tu Dios”? 

Y ahora interiormente nos retiramos de estos conceptos y de esas imágenes. Sacamos todo el aire profundamente, y con la exhalación nos despedimos de estos conceptos para siempre. ¿Qué sucede entonces con nosotros? ¿Qué sucede con aquellos que buscaban ayuda? ¿Y nosotros contra estas fuerzas malévolas?

¿Qué sucede con la paz?

Ok.

¿Cómo se sienten ahora? Nos encontramos en la travesía hacia otra consciencia, en otra dimensión espiritual.

Los prejuicios

Cerrad los ojos.

Nos dejamos llevar hacia la despedida de muchos prejuicios. 

Hacia el otro nivel de respeto y amor. 

Y en ese nivel todos nos experimentamos iguales a todos los demás. Aunque nos hubieran parecido tan diferentes antes. 

Y ahora nos imaginamos a ellos frente a nosotros, uno tras otro, frente a los que tuvimos un prejuicio y nos avergonzamos de nuestra crítica que tuvimos hacia ellos. 

Nos avergonzamos de nuestra arrogancia. 

Y nos colocamos junto a ellos y junto con ellos miramos hacia una luz lejana.

La misma luz para todos. Todos brillan de igual manera ante esta luz. 

Guiados por otra fuerza

¿Cómo se sienten después de anoche? Porque nos dirigimos a otro nivel o, dicho más claro, fuimos llevados a otro nivel. Algunos de ustedes pudieron vivenciarlo, tal vez pensaron, ¿puedo llegar también yo a ese nivel? ¿Me puedo integrar? 

No existe motivo alguno para desalentarse, porque todos somos llevados por el mismo poder creador. Y esta fuerza nos lleva a través de altos y bajos más allá de lo correcto y lo incorrecto. Y muchas veces nos preocupamos si en este camino y si en la forma en la que trabajamos no hacemos algo que no es correcto. O si a alguien le indicamos la dirección incorrecta y esta persona, visto desde fuera, recibe algún daño. Pero no somos nosotros los que determinamos su camino. Tampoco en aquello en lo que nos equivocamos. También él se encuentra en las mismas manos que nosotros. También él aprende de las equivocaciones de lo que no resultó, igual que nosotros.

Ahora, ¿por qué digo todo esto? Es para darles valor, también nosotros somos llevados y se darán altibajos. Y de esta manera, con todo lo demás, y también conmigo, nos mantenemos abajo. De abajo el camino se dirige hacia arriba y en este camino no nos podemos saltar ningún escalón. Les di valor, también me di valor a mí mismo. Es mi camino dar lo mejor, también con el riesgo de que algunos no puedan asentir y se extrañen.

Ok. Así continuamos ahora paso a paso.

¿Quién quiere trabajar conmigo y encontrar una solución?

Hellinger dice a la mujer que se sienta al lado: Acomódate a gusto. Descansa, relájate un poco junto a mí. Cierra los ojos e internamente le dices a alguien: “Yo también.”

Hellinger: Sí. Miro su rostro, veo claramente que se siente bien. Y ahora cierren ustedes los ojos y también le dicen a alguien o a varios, “Yo también.” Ok.

Hellinger se dirige a la mujer: ¿Necesitas algo más?

Mujer: No.

Hellinger: Te deseo lo mejor.

Hellinger: Eso se llama una terapia breve.

Muchos de ustedes trabajan con constelaciones familiares y quieren ayudar a muchos con esta herramienta. Y en constelaciones familiares se trata de que nos conectemos con otra fuerza y que nos dejemos guiar por ella. Al cabo de un tiempo, si alguien se acerca a nosotros y nosotros nos conectamos interiormente con esta fuerza sin hacernos una imagen de ella y de lo que fuera bueno o malo para el otro, respiramos primero sacando el aire, luego inspiramos y a través de ello se da una conexión con una fuerza del Espíritu. Y de pronto nos llega una palabra o una frase para el otro, una frase esencial, o a veces hasta solo una o dos palabras. Entonces la persona es llevada por esta fuerza hacia algo inesperado, hacia algo sanador, y así le da una señal hacia su camino, hacia el camino que lo va a llevar adelante. Y nosotros podemos ejercitar esto.

Cierren los ojos.

Se centran como lo acabo de explicar. 

Y ahora miran a alguien por quien se han preocupado. Sin tener intención y sin querer algo para esa persona. Solo entregenla a esa otra fuerza. Esperamos hasta que una frase o una palabra semejante surjan desde la profundidad y les sea regalada. A veces la frase parece ser peligrosa pero, si viene desde lo profundo, tiene su efecto arrollador. Hace poco, por ejemplo, le dije a alguien que estaba junto con su pareja: “Ahora acabo”. Y esa frase suena para muchos muy peligrosa. Pero si nos es regalada de esta manera, no la debemos valorar. Expresamos la frase tal y como surge, sin comentario y sin reducirla. Y en este ejemplo esta frase tuvo un efecto profundo. Un efecto para ambos. Ahora les voy a dar algo de tiempo para que puedan llegar a ese punto, se puedan juntar a esa otra conexión y para que se les regale una frase similar.

Voy a seguir un poco más con ustedes. Una frase así o una palabra así también pueden pedirla para ustedes mismos y esperar a que les llegue. Ok.

¿Les fue regalada una frase para ustedes y para otros? Yo también hice este ejercicio. Y también me regalaron una frase. ¿Quieren que la comparta? La frase fue: “Sigue así”.

El deseo de morir

Ahora cierren los ojos.

Y sentimos en nosotros dónde y en qué situaciones queremos morir y qué precedió a esta situación. Por ejemplo, qué desilusión y qué rabia. Tal vez también el odio. 

Y ahora esperamos a que se nos de un ancla que nos pueda salvar. Un ancla para poder quedarnos en la vida. O para volver a reencontrarnos con la vida plena, para encontrarla con amor.

Regreso a esto que la mayoría de ustedes son ayudadores y ayudan a otros a quedar en la vida. Y ahora se trata que nosotros mismos queramos quedar en la vida y podamos quedar en la vida. ¿Y cómo logramos esto? Reconociendo el corte esencial que nos ha interrumpido el movimiento hacia la vida. Como si el movimiento interior hacia la vida se hubiera invertido, y nosotros en vez de movernos hacia más nos dirigimos hacia menos. 

¿Y qué sucede entonces con aquellos a los que queremos ayudar? ¿Los podemos llevar a ese movimiento que se dirige a más? ¿A la vida más completa? ¿A la vida más íntegra? ¿O tratamos con ellos las así llamadas dificultades de la vida que más bien les llevan hacia abajo y los mantienen cerrados? A cambio de llevarlos más allá de un límite donde lo pasado puede y debe haber acabado. Y donde el camino se encuentra más abierto hacia una amplitud mayor.

Este trabajo aquí como se ha ido desarrollando en este nivel se dirige siempre hacia más. Primero para nosotros, con nosotros comienza el camino y en él integramos a otros. ¿Cómo? Felices. Ok.

¿Cuál fue hoy una frase muy personal? “Seguir así”.

Yo me encuentro muchas veces sentado frente a mi ordenador y escribo textos y no sé qué pasa alrededor mío y en el mundo, ni siquiera lo puedo suponer. Es un movimiento del Espíritu que me ha tomado al principio cuando me fueron obsequiadas las comprensiones acerca de las leyes fundamentales de las relaciones humanas. Y no suponía lo que se iba a desarrollar más adelante, me quedó oculto. Y ahora miro este movimiento y doy un paso hacia atrás. Este movimiento encontró su propio camino, encontró su propio surco, y yo me conecto con esa fuerza creadora que para ello me tomó a su servicio. Y en este servicio sigue tomándome. Y en los últimos años de forma especial junto a Sophie.

El rencor

Cierren los ojos.

Y en nosotros sentimos con cuáles de nuestras circunstancias de la vida estamos rencorosos. ¿Qué sucede entonces con nosotros? 

¿Aún nos encontramos en sintonía con aquella fuerza creadora que ha dispuesto de nuestro destino para que con él crezcamos? Y si sentimos rencor con alguien porque le echamos la culpa a él o ella de nuestro destino, ¿qué sucede? 

Ok.

El respeto al destino del otro, las Nuevas Constelaciones

Este es un curso de aprendizaje para los que aplican las constelaciones familiares. ¿Qué sucede con nosotros si lamentamos y compadecemos el destino de otros? ¿Nos encontramos entonces en conexión con el destino del otro? ¿O separados? Y con los poderes mayores del destino ¿aún nos encontramos en unidad? ¿Y aún en su destino? Ok.

Hay cuatro leyes fundamentales que en constelaciones familiares caminan con el Espíritu Creador. 

La primera ley: sin temor. 

La segunda ley: sin lástima. 

La tercera ley: sin intención. 

La cuarta ley: sin amor. 

¿Por qué buscamos la unidad con un movimiento mayor? 

¿Quieren que añada algo más a esto? Cada uno vive en su propio espacio, y este espacio tiene un límite. Y como nos tratamos de manera adecuada, respetamos este límite. Pero en las profesiones de ayuda es muy común que tratemos de interferir en el espacio del otro, por ejemplo, con nuestra curiosidad. 

Imagínense, ¿Cuántas preguntas les hubieran hecho a los diferentes clientes que estuvieron aquí? ¿Qué hubieran querido saber acerca de ellos? ¿Y dónde hubiéramos parado entonces? Otra forma de intervenir en el espacio del otro es la preocupación. ¿Dónde vemos ante todo esta preocupación? Especialmente en los padres. Con su preocupación penetran en el espacio sagrado del otro. ¿Cómo? De una forma destructiva. 

Y lo mismo vale para muchos ayudadores con sus preguntas. 

Aquí, con este trabajo, demostramos una reserva total, sin intervenir. Solo configuramos a los representantes, a veces sin decirles por quién están ahí. Y como no hay condiciones previas se da un movimiento proveniente de otro lugar y, sin obligación de decir algo, se origina un movimiento encaminado hacia la solución.

Y la solución se muestra, por eso tampoco nos es permitido preguntar. No vale la pregunta ¿cuál sería la solución adecuada? ¿Para qué queremos saber eso si todo se ha mostrado aqui? A veces intervine, pero en sintonía con el movimiento y en sintonía con aquello que aún tenía que ser expresado. Y entonces el movimiento pudo continuar, pero sin interferir. Estuve en sintonía con lo que tocaba hacer. Y esa forma de proceder origina resistencia en muchos niveles, muchos círculos. 

Y en estas nuevas constelaciones familiares sucede algo esencial dirigido por otras fuerzas. Sucede por sí mismo. Algunos de ustedes seguramente tenían el deseo de que se hubiera dado en este caso una solución en el sentido común y corriente y no lo pudimos ver. Sin embargo nada puede ser igual que antes. Yo crecí con esto y muchos de ustedes también. Y él no puede seguir con su vida como antes. Aunque aún haya un camino largo que él tenga que transitar. 

La rabia destruye. ¿A quién? A nosotros mismos. Ok.