Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Los límites en el amor

Extracto del Primer entrenamiento Intensivo
Argentina, Agosto 2008

Orden entre hermanos

Como antiguo maestro, sé que cuando la clase comienza a bostezar, tengo que ocuparme de hacer un cambio. 

Cerrad los ojos.

Vamos ahora a nuestra familia y miramos a nuestros hermanos. Nos ubicamos en el lugar que nos fue indicado, por ejemplo como mayor o como el segundo, o como el sexto, lo que sea. Nos ubicamos en el lugar que nos fue indicado y nos permitimos percibir cómo nos sentimos en ese lugar. ¿Nos sentimos estables, bien enraizados o comenzamos a tambalear y sentimos que falta algo? Luego probamos en qué lugar nos sentimos mejor. Aquel que se encontraba en el primer lugar prueba qué tal es en el segundo, incluso en el tercero o el cuarto. De repente, sabemos con certeza cuál es el verdadero sitio. Solo desde la sensación, sin que dispongamos de algo adicional.

Algunos habéis cambiado de sitio, ¿pudisteis sentir la diferencia?

Con hijos jóvenes 

Comencé a hablar de los campos espirituales, y ahora quiero demostrarlo para que podamos observarlo en una constelación. Quiero trabajar con una persona que esté preocupada por alguno de sus hijos, de menos de 14 años, alguien que tenga varios hijos. Entonces es más fácil verlo.

Veis que pregunto quién quiere trabajar conmigo, luego escojo a alguien. ¿Por qué elijo a esa persona? Me dejo guiar por un movimiento, siempre teniendo en la mirada a todos vosotros. Luego algo se pone de manifiesto, si trabajo ante vosotros, algo sale a la luz, algo que os ayuda a todos a la vez. 

Elijo a las personas teniendo siempre en cuenta a todos. 

Hellinger: ¿Cuántos hijos tienes? 

Mujer: Tres. 

Hellinger: ¿qué edad? 

Mujer: 11, 12, 18.

Hellinger: ¿el mayor es varón? 

Mujer: varón, luego dos mujeres. 

Hellinger: ¿sigues con tu marido? 

Mujer: no, estoy separada desde hace un año. 

Hellinger, al grupo: esa es la información básica que necesito para trabajar con alguien. 

¿Cuál de tus hijos te preocupa? 

Mujer: al principio, el mayor tenía depresión, y ahora la segunda. 

Hellinger: ¿qué ocurre con ella? 

Mujer: está muy introvertida y asumiendo roles que no le corresponden. 

Hellinger, al grupo: en este trabajo, se trata de saber con quién comenzamos. Cuando sintonizamos con esa familia, cuando sintonizo con esta familia, tengo en seguida un sentimiento claro de con quién empiezo. Nunca con un hijo, siempre con los padres. De ahí vemos luego de qué se trata. ¿De acuerdo? 

La constelación empieza.

Es la imaginación de muchos padres de que pueden salvar a un hijo sin ver con quién este hijo está unido por amor. 

Aquí se ve claramente lo que pasa cuando alguien es excluido, cuando la pareja anterior no recibe su lugar, cuando los hijos no reciben su lugar. ¿Cuál es el resultado final? Todos muertos. 

Quería demostrar lo que ocurre cuando algunos de ellos faltan, o son excluidos. 

Cerrad los ojos. 

Mirad a vuestros hijos y colocadlos uno al lado del otro, como lo habéis visto aquí. Veis a quién no le va bien, dónde falta alguien que debe ser añadido. 

Veis cuántas más posibilidades se nos abren, sabiendo de esto.

El movimiento 

Ahora, quiero decir algo más. Aquí, me estuve moviendo en sintonía con los movimientos del alma, no los del espíritu. Y he interrumpido la constelación. 

En ese tipo de trabajo, a menudo es suficiente cuando el movimiento de base surge a la luz. El movimiento continúa. Tú (la madre) puedes confiar que este movimiento en tu interior continúa. 

Pudimos verlo con tu representante que, de repente, logró el contacto, por lo menos un contacto con amor. Eso es un paso importante. Porque en ese movimiento, ninguno de los hijos necesita representarte. Y está muy claro que a ti te atrae la muerte, del punto de vista del movimiento. Pero si acompañas el movimiento con amor, la vida vuelve a despertar, también en tus hijos. Porque ellos te importan. Yo confío en ello. 

Si no llevamos algo hacia el final, dejamos espacio para algo más grande. 

A menudo, esa es la mejor forma de proceder. Luego, hay que tener en cuenta que solo se manifiesta una parte, que hay muchas capas. Por ejemplo, si tenemos en cuenta lo que dijiste del padre de tu marido. Pero de ti no sabemos nada, ni de tu madre, ni qué es lo que tiene un efecto en ti. 

Todos están vinculados con muchos destinos diferentes. Por eso, tú tienes que asentir que más allá de los sentimientos de culpa que aquí juegan un papel, hay otras fuerzas actuando. En ellas, puedes confiar. Mucha suerte para ti.

Lo exacto 

Digo algo con respecto a lo exacto. 

Lo exacto está llevado hasta el punto. Lo exacto excluye muchas otras cosas. Por eso, lo exacto no se puede mover. En cuanto empieza a moverse, deja de ser exacto. 

Si queremos saber exactamente qué es una cosa, si queremos saber exactamente qué es lo que ocurrió aquí, el conocimiento se acaba. Ya no hay movimiento en esto. En cambio, si permanece abierto, se puede mover. 

Ahora acabo de decir algo sobre ciertas formas de terapia, en las que muchos de nosotros estamos entrenados. Yo también. Uno quiere saber exactamente de dónde proviene algo. Entonces, uno sigue en análisis durante cinco años, en el mismo punto de siempre. 

Claro que lo exagero, yo mismo le debo mucho al psicoanálisis. La actitud es lo que importa, que se mantenga abierta. A ella le dije algo más. Si la miramos solo como madre, es exacto pero no es justo para ella. En cambio, si la vemos vinculada a su familia de origen, con todo lo que ocurrió ahí y que tiene un efecto en ella, entonces nos quedamos con lo inexacto.

Voy a dar una imagen para lo inexacto: todos nosotros entramos a un río ancho, que nos lleva hasta la desembocadura, en algo infinito. Ahí, todo es inexacto. Porque al mismo tiempo, llegan a la misma meta. Es una sensación linda.

Los límites en el amor 

Esta mañana, empecé a hablar de los límites, los límites de nuestra familia y los límites del campo espiritual de nuestra familia. Al mismo tiempo, estamos vinculados a otros campos también, el campo de nuestra religión, el campo del país al que pertenecemos, el campo del idioma que hablamos. Estamos vinculados a lo que ocurrió en nuestra familia, nuestro país, nuestro idioma, nuestra religión, es decir a los destinos anteriores. Hasta qué profundidad llega ese vínculo en estos destinos, lo podemos observar de la forma más impactante en el pueblo judío. Es una larga historia de cómo el individuo queda atado a su grupo, pudiendo liberarse de él con gran dificultad. Esa es la observación. 

Todos esos grupos, nuestra familia, nuestra religión, nuestro país y nuestro idioma también hasta cierto punto, nos ponen límites. ¿Cuál es el límite crucial que se nos pone? 

Es el límite en el amor. A nuestro amor se le pone un límite. 

Es decir, que si queremos pertenecer a nuestra familia tal como es, si queremos pertenecer a nuestra religión tal como es, a nuestro pueblo tal como es, entonces, para poder seguir perteneciendo tenemos que excluir a otros. Por pertenecer a ciertos grupos se le imponen ciertos límites a nuestro amor. 

Eso está acompañado por el hecho de que incluso a nuestra percepción se le pone un límite, sobre todo a nuestra percepción buena, aquella percepción que nos permite percibir a los demás como “buenos” y, en esencia, iguales a nosotros. Todos los demás tienen, al igual de nosotros, un padre y una madre, un destino y una lealtad hacia su grupo. Todos ellos nacen y mueren un día. Aquí no hay diferencias. Todos los seres humanos, en lo esencial, son iguales. 

¿Y qué se opone a esa comprensión de que, en esencia, todos son iguales? 

Dios, la imagen de Dios que estos grupos tienen. 

Se sienten elegidos por Dios y los demás son excluidos por Dios. El concepto de pueblo elegido se observa sobre todo en el pueblo judío. ¿Qué significa aquí “elegido”? Solo nosotros tenemos un derecho a la vida y tenemos el derecho de quitar la vida a los otros, Dios nos da el derecho a sentirnos como sus hijos, a colocarnos por encima de otros y a quitarles su derecho a vivir. 

Esa idea se encuentra también en el cristianismo. Solo los cristianos son salvados, ese es el concepto. Vemos la importancia que ha adquirido esto, tenemos el ejemplo de la conquista de América del Sur, un ejemplo terrible. 

Si ahora confiamos en un movimiento del espíritu que se dirige hacia todos en la misma medida y con el mismo amor, crecemos más allá de esos límites. ¿Qué significa esto? Integramos a todos los demás en nuestra familia, todos aquellos que fueron excluidos, en este ejemplo a los pueblos indígenas, muchos esclavos también. De repente decimos, “tú eres como yo y yo soy como tú”. Somos guiados por el mismo amor. Entonces nuestros límites caen y vivimos juntos con amor. Esto es lo decisivo en esta forma de trabajar: los límites caen y nos vinculamos con muchas otras personas, con amor. 

Me tomé un poco de tiempo para explicarlo y avanzar en el camino de la percepción buena, la que une. 

Voy a dar un ejemplo que escribí en el último número de mi revista. Una mujer me mandó una carta. Había aprendido que los límites que ponemos a nuestro amor deben caer. Estaba haciendo un viaje en Cachemira con un grupo. Ese grupo fue atacado y secuestrado. Detrás de ella se encontraba uno de los secuestradores, que la iba empujando en la espalda con su arma. Ella sabía lo que era la percepción buena. Pensó en la familia de él, cómo se sentían y cómo apoyaban a los secuestradores. Pensó en él y en el hecho de que él también era una persona que amaba. Entonces, se giró hacia él y le dijo: “Yo sé que eres una buena persona”. De inmediato, él quitó el arma de su espalda, la sacó del grupo y la dejó libre. Algunos otros de ese grupo no aparecieron más. Es un ejemplo de percepción buena y de cómo pueden caer los límites. 

Quiero volver a demostrar algo, para que aprendamos a ver cómo funciona la otra percepción y cómo podemos traspasar los límites. Me gustaría trabajar con alguien que tenga una empresa con empleados, relativamente grande y que no sea una empresa de psicoterapia, pero que produzca algo al servicio de otros y que tenga dificultades, para poder verlo de más cerca. 

Hombre: Tengo una empresa de transportes de productos agrícolas. Hace un año que estoy con imposibilidad de seguir trabajando. 

Hellinger: ¿Eres el propietario? 

Hombre: Sí. 

Hellinger: ¿Cuántos empleados tienes? 

Hombre: 36 hoy.

Hellinger: ¿Y antes? 

Hombre: Llegué a tener 50 empleados. 

Hellinger: Voy a decir generalidades.

En las empresas, y también en otros ámbitos, existe el movimiento hacia más. El éxito siempre es más. Y existe un movimiento hacia menos, eso se puede ver en ti. Yo tengo a tu empresa en mi corazón, tengo a tus empleados en mi corazón, tengo a sus familias en mi corazón, tengo a las personas a las que tu empresa sirve en mi corazón, y tengo a tu madre en mi corazón.

¿Lo miramos ahora? Eso es algo situado en la vida. Escojo a alguien para su empresa, una mujer. Las empresas son siempre femeninas. Sí, es así. ¡De todos modos, la mujer es la mayor empresa!!! 

(Constelación) 

¡Es todo tan fácil cuando uno lo sabe!

Todo tiene que ver con un amor de base. El amor fundamental es el amor a la vida, y eso es un movimiento hacia más. A eso se opone el otro movimiento, hacia menos, y es un movimiento hacia la muerte. Aquí, en el caso de él, es el movimiento de un niño pequeño que le dice a su madre: “muero por ti”. Y luego, este hijo es representado por la empresa, porque esto no está solucionado. La empresa entonces se comporta como si estuviera muriendo. El movimiento fundamental hacia la vida comienza en la propia alma. Y la vida va más allá de todos los límites.