Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Nuestra tierra madre, nuestro país

Segundo Seminario Internacional sobre las Leyes del Éxito/ Pichl (Austria).
18 y 19 de abril de 2008.

El país del que procedemos - nuestra patria y nuestra nación -
forman parte de nuestro destino,
estando en este sentido - país y destino -
íntimamente unidos con nuestra madre.
Nuestra patria es, para nosotros, como nuestra madre.

Recibimos algo esencial de nuestro país y ello nos genera una obligación hacia él. Pues, al igual que en el resto de nuestras relaciones, debe darse un equilibrio entre el dar y el recibir.

A lo largo de nuestras vidas se nos van otorgando numerosos presentes por parte de nuestro país: nuestra educación, la cultura que nos sustenta y el idioma que usamos, nuestra lengua… Por todo ello sentimos que tenemos que devolverle algo, devolver algo a nuestro país, y esto lo hacemos poniéndonos a su servicio de diferentes maneras.

A veces, nuestro país vive conflictos o se ve atravesado por dificultades como las que hemos visto en Croacia, Serbia, Bosnia o Albania en Europa. Estos países han pasado por momentos muy delicados, tantos que su gente tuvo que verse obligada a huir o a marcharse hacia otros lugares. En este sentido, y, al mismo tiempo, se vieron en la tesitura de negarse a compartir el destino que le había tocado a su nación. ¿Cómo repercute todo ello en la historia y el devenir de un país? Sencillamente, haciéndole perder su fuerza y sus capacidades para avanzar hacia delante y superar las dificultades del pasado.

Es así que, al dejar detenida toda su capacitación, y, al retirar las aptitudes que hubieran impulsado la prosperidad en su propia tierra, podemos observar cómo muchos de los ciudadanos de estos países acaban rechazando al mismo tiempo el servicio que podrían prestar al país que los acoge.

De manera que, tanto en el país de proveniencia como en el de acogida, permanecen en una actitud de: Tomo sin dar nada a cambio.

Y esto lo he observado asimismo en enfermedades de gente inmigrante. El sentido oculto es: Huyo de las obligaciones de mi lugar. En muchos casos, el regreso de la persona a su lugar de origen supone la curación de su enfermedad.

Es verdad que mucha gente se ve obligada a abandonar sus países y a buscar refugio en otros por motivos graves. No lo cuestiono. En este caso, deben ganarse el derecho a ser acogidos y quedarse con todos los beneficios del nuevo lugar a través de su preparación y disposición de servir al país anfitrión.

Esto lo podemos aplicar por extensión al mundo de los negocios:

Una empresa permanece segura si - aun con inversión e intervención en el extranjero - permanece vinculada a su país de origen, sirviendo con sus beneficios a la prosperidad del mismo. Ésta es la prioridad: para afianzar los objetivos y resultados de la empresa resulta fundamental que los pilares de ésta permanezcan enraizados en su madre patria.

Algunos piensan que pueden abandonar su país con la idea de hallar fortuna fuera de él. Esto es indisoluble de la relación que tengan con su madre. Supone la misma pérdida y el mismo origen: si hemos perdido a nuestra madre, perderemos a nuestra patria, y, si recuperamos la relación con nuestra madre, recuperaremos la relación con nuestro país. En él estamos seguros, en sus parajes, en sus lugares… allí reside el mayor sostén y fuerza para nosotros.

¿Qué sucede entonces si una compañía decide establecerse en un país en el que la producción supone menores costes?

De alguna manera es como si esta empresa abandonase su patria. Por otro lado, las empresas sirven también al país donde se establecen, y esto en absoluto lo juzgo. Si en nuestros corazones permanecemos conectados con nuestra tierra madre al tiempo que expandemos nuestro servicio a otros lugares del extranjero, entramos en un movimiento más amplio de globalización por el que diferentes países desarrollan vínculos estrechos que parecían imposibles hasta no hace mucho tiempo. En este sentido, considero la globalización como un movimiento en pro del beneficio de muchos, más allá del de nuestro país de origen, y orientado a una comunidad mayor.

NUESTRO HOGAR COMÚN: LA TIERRA

Me gustaría decir algo sobre el hogar común en el que todos nos incluimos. 

¿Dónde se halla?

En la Tierra, solo en la Tierra.

Allá donde nos desconectamos de la Tierra y despegamos nuestros pies de ella perdemos nuestro sustrato y sostén, los poderes que fundamentan y gobiernan la Tierra en cada uno de sus niveles.

Sobre la Tierra, todo y todos estamos en resonancia con el todo y con todos. Conectados con la tierra de esta manera, podemos mirar al resto de la gente y al mundo como son y como es, con amor, pudiendo de esta manera asentir al mundo como es y a la tierra como es, y al futuro de la Tierra como se nos vendrá dado con el paso del tiempo, con confianza.

La Tierra se encuentra siempre en imparable movimiento – y no solo con respecto al Sol – sino especialmente en lo que respecta al proceso y a los progresos de la humanidad.

Algunos piensan que el progreso es peligroso para la Tierra. Con ese pensamiento precisamente se están separando ellos mismos de los movimientos de la Tierra como se dan, siendo su imagen en el momento de su afirmación una imagen conformada por lo que sería presumiblemente mejor para la Tierra. Los que lo dicen no están en contacto con la Tierra, ni con la gente ni con los descubrimientos y desarrollos que sostienen la vida de la humanidad en nuestros tiempos.

¿Cuáles son las consecuencias de este pensamiento, las consecuencias de pensar que todo progreso es nocivo? Podemos observar que en varios países y contextos se intenta regresar al pasado para recuperar los modos de los viejos tiempos, tiempos en los que, por cierto, la gente moría desgraciadamente o era diezmada por las guerras.

En el momento en que aprendemos a confiar en los movimientos, en los procesos y en el progreso de la Tierra exactamente como son, ¿cuál es el efecto?

El resultado es que dejamos atrás nuestras ideas de lo que sería mejor para la Tierra para pasar a movernos conjuntamente con el movimiento de la Tierra, de manera humilde, amando a la Tierra como es, pues solo en la Tierra y con la Tierra encontramos felicidad y plenitud.

El trabajo que hemos experimentado en este seminario está también al servicio de la Tierra, al servicio de la vida de la Tierra y de toda vida sobre ella. 

En este sentido podemos cooperar con otros movimientos que se encuentran al servicio de la Tierra. Entonces dejamos ir todas nuestras ideas de lo que supone lo mejor para otra gente, y nosotros mismos hacemos algo, dejando hacer a los demás, aprendiendo de los errores, nosotros de los nuestros y los demás de los suyos, por una simple razón:

El progreso - el progreso creativo – surge y se basa en los errores, o, más exactamente, sobre todo en lo que resulta incompleto. Solo si permitimos dejar estar a lo incompleto podemos mejorarlo en un movimiento creativo, de modo que si llevamos esta máxima a nosotros mismos - la observación de que somos incompletos - impulsaremos nuestra propia creatividad y relativizaremos nuestra realidad. 

Pues, sintiéndonos incompletos, seremos capaces de percibir nuestros movimientos hacia adelante y de sentirnos congregados en una comunidad mayor, la de los que están comprometidos con la vida y permanecen en el amor.

Publicado en “The knowing field”
International Constellations Journal, no. 15, enero 2010.