Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Preguntas y respuestas

Entrenamiento intensivo, Alemania, noviembre 2012.

Hellinger: Ahora quiero dar oportunidad para hacer preguntas y comentarios acerca de lo que ayer sucedió. Entonces, ¿quién tiene un comentario acerca de ayer?

Miedo a perder la pareja

Mujer: A veces mi miedo por perder a mi pareja es tan grande que de inmediato quisiera morir.

Hellinger: Bueno, tu marido lo tiene muy difícil contigo. Realmente me da pena. Siento lástima por él, pero ahora lo vamos a mostrar.

Necesito un representante para su esposo. Te colocas ahí y tú te colocas en frente.

Observen los puños de ella. ¿Qué es lo que de verdad ella quiere? Se quiere deshacer de él. Su hombre no tiene oportunidad. El hombre solo tiene una posibilidad y ahora voy a mostrarla.

Hellinger saca a otra mujer como representante de ella, la coloca frente al marido: Mírense.

Esa es la otra oportunidad. Bueno, eso fue todo.

Preocupación por los hijos

Mujer: Ayer estuve presente por primera vez en un taller así, y como fui escogida para hacer la pregunta quedé un poco irritada, confundida. Los problemas se dieron en mi familia hace dos años, porque fallecieron tanto mi papá como mi marido. Estos problemas no me dejan en paz porque no sé cómo construir la relación con mis hijos varones, un hijo de 32 y el otro de 23 años.

Hellinger: Yo mismo descubrí algo que me sorprendió. Y ahora me doy cuenta de que es evidente. Cuando un hombre o una mujer se preocupan por un hijo adulto, ¿cuál es el proceso interior? Quieren que el hijo muera.

Y ahora dense cuenta ustedes mismos. Aquellos que se preocupan por un hijo adulto, ¿Cuál es la sensación cuando imaginan que este hijo muere? ¿Se sienten aliviados? Eso es lo que se muestra. Sí, se sienten aliviados, la preocupación acerca de un hijo adulto lleva al hijo a la muerte.

Es decir, (mirando a la mujer) retírate y alégrate de tus hijos tal como son.

Los vampiros energéticos

Mujer: Tengo una pregunta acerca de la gente que chupa la energía, los vampiros energéticos.

Hellinger: La mayoría de los vampiros energéticos que yo conozco son terapeutas. ¿OK?

Mujer: ¿Puedo formular otra pregunta?

Hellinger: No.

Sí, escuché un gran aplauso por la respuesta que di. Esta respuesta tiene validez para muchos facilitadores de constelaciones familiares. Pero no me quiero dedicar a esto en detalle. Les propongo un ejercicio.

Escojan una pareja y se colocan uno frente al otro, mirándose a los ojos. Uno es el terapeuta o facilitador y el otro, un cliente que está esperando algo y solamente se miran mutuamente. No es una constelación y no hay movimientos ni emociones. Solo mirarse a los ojos, y de este modo van a permanecer unos 15 minutos y luego vemos lo que sucede.

[Los participantes realizan el ejercicio. Posteriormente intercambian roles. Al transcurrir los 15 minutos, proceden a compartir mutuamente la experiencia].

Hellinger: ¿Alguien quiere compartir la experiencia con otros?

Mujer: Primero fui terapeuta. Vi al cliente frente a mí, pero no me podía percibir a mí misma. Yo solo era una sombra de mí misma y el cliente miraba a través de mí. Luego me tocó ser cliente y me convertí en una pequeña criatura. La criatura se acercó para disculparse o para pedir permiso.

Hellinger: Ok. Quédate aquí sentada junto a mí.

Hombre: En ambas partes como cliente y terapeuta fue muy importante construir mi autoestima y tuve un efecto de dominó de sensaciones de miedo. Como si tuviera necesidad de soltar el efecto de control que tuvieron mis padres sobre mí. ¿Cómo podía yo guiar al cliente como para poder ayudarle?

Hellinger: La respuesta es la solución. Esa justamente es la solución.

Otro hombre: Primero fui el cliente. Y me sentí muy incómodo y sí, como cliente, quería una solución para mí. Me achicaba, me sentía cada vez más pequeño, al final sentí sueño y se me cerraban los ojos de lo pesado que se me hacia todo esto. Como terapeuta me sentí muy a gusto, sentí mucha fuerza. Vi la cara del cliente y sentía cómo este rostro se hacía cada vez más viejo. Este rostro se hizo realmente demacrado, lleno de arrugas, realmente viejo, viejo. Y después de ser cliente tuve que toser mucho para poder respirar de nuevo.

Hellinger: Les agradezco que hayan compartido todo esto. Y ahora quiero compartir algo de mis vivencias.

Mi observación es la siguiente. Alguien que a toda costa quiere brindar ayuda a alguien, en su alma, en realidad, es una criatura que ve en su cliente a la madre del terapeuta.

¿Cómo es que una persona se convierte en terapeuta? Al respecto he observado lo siguiente. El terapeuta, siendo niño, quiso salvar a su mamá sin lograrlo. Con el tiempo, continúa con esta tarea para el resto de la vida, convirtiéndose en ayudador en distintas formas y así permanece como criatura y aquellos a los que quiere ayudar, quedan en una posición superior.

La observación que podemos hacer para nosotros mismos y para otros consiste en mirar qué sucede cuando el cliente nos dice que ya no nos necesita. ¿Nos ponemos felices o lamentamos que nos abandone? Siempre hay un siguiente cliente que está a la espera y el gran juego continúa; y, así, no me autoexcluyo.

Se lo digo porque lo conozco y tengo la experiencia; pero también conozco la vivencia contraria. Lo que yo hago es olvidar a los clientes de inmediato. Por ejemplo, ahora, ya no recuerdo en detalle lo que sucedió ayer. Lo olvido. Entonces, tampoco me preocupo por alguien. No necesito reflexionar acerca de cómo le va ahora. Lo suprimo de mi memoria. Muchos se acercan y me preocupan si recuerdo una cosa u otra. Yo no recuerdo nada. Lo olvido. No recuerdo ni al cliente. Lo mismo vale en el caso inverso, que alguien a quien se ayudó olvide al terapeuta. Es lo mejor.

Ahora, el trasfondo de esto. ¿Cuál es la verdadera solución? Olvidar a nuestra madre. Esa es la solución. Pero esto no es tan sencillo. Solo lo logramos si primero la incluimos en nuestro corazón, ella como lo grande que es y nosotros siendo los pequeños. Si la criatura puede irse llevando a mamá en el corazón, se puede lograr.

¿Qué sucede con la mamá si la criatura puede irse? ¿Pueden sentirlo en ustedes? Ella concluyó su trabajo al servicio de la vida; y nosotros, si primero la incluimos y luego la soltamos, en ese momento nos sentimos liberados.

Las dos frases importantes que tienen un gran efecto nefasto en el alma son las siguientes. La primera proviene de mamá: “Tú por mí”. ¿Mamá sigue siendo mamá en este instante, o más bien, se convirtió en una criatura? ¿Nos convertimos, nosotros, en su mamá? Cuando esto sucede, lo que decimos es “Yo por ti”. Esa es la dinámica de base y también es la dinámica al ayudar. El cliente dice al terapeuta “Tú por mí” y éste, a su vez, dice “Yo por ti”, desde luego.

¿En qué rol se encuentra el terapeuta? Se encuentra en el rol de la criatura, del hijo, y el cliente, se encuentra en el rol y el lugar de la mamá. Entonces, es el cliente el que lleva las riendas en el proceso.

Meditación

Cerramos los ojos y pensamos en las situaciones en las que queremos ayudar a alguien a toda costa, preocupándonos de su situación.

¿Qué edad tenemos cuando surgen estos sentimientos y sensaciones? ¿Cómo de grande se hace el cliente delante de nosotros? Y ahora, intercambiamos de papel y le decimos al cliente “Tú por ti”.

Luego, lo soltamos, nos despedimos y ya no nos preocupamos.

¿Qué tan grandes nos hacemos, entonces, nosotros mismos? Y, al mismo tiempo, ¿qué tan grande se hace el cliente? Es todo.