Bert HELLINGER (2003)
La paz inicia en el alma.
Constelaciones Familiares al servicio de la reconciliación,
págs. 101-102.
“Cuando hay una víctima en la familia, el perpetrador es excluido.
Cuando hay un perpetrador en la familia, a menudo es la víctima la excluida.
Entonces, la confusión planea sobre la familia durante generaciones.
Detrás de lo que normalmente miramos y consideramos importante,
yace una conciencia colectiva que no tolera la exclusión de nadie.
(…)
[Con respecto a una constelación de una mujer en Israel con familiares muertos durante el Holocausto judío]:
Configuramos representantes para las víctimas, pero los supervivientes no los miraban.
Esto es muy común en tales familias.
Los supervivientes y los descendientes tienen miedo de mirar a las víctimas.
Entonces añadí a la constelación a dos representantes para los perpetradores.
Lo curioso fue que, al final, para la cliente, la bendición de vida y de fuerza
provenía de los perpetradores.
En este caso, como en otros, pudimos observar que las bendiciones llegan de los más excluidos: los perpetradores.
Es por ello que hay que incluir a los perpetradores en el corazón de la misma manera que a las víctimas.
(…) Solo esto conduce a la reconciliación.”