Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Salir de Viaje

En “Siguiendo las huellas con Bert Hellinger” de Bert Hellinger, 2011

Cada viaje comienza con una salida. Antes de partir, preguntamos: ¿cuándo salimos? y esperamos hasta que llegue el momento. Si se aplaza, sentimos intranquilidad y preguntamos nuevamente ¿cuándo? Cuando llega por fin el momento, sentimos alivio.

Nuestra primera salida fue nuestro nacimiento, largamente esperado y preparado. Se jugaron entonces muchas cosas para nuestra madre y nosotros. En realidad, se jugaba todo, la vida nuestra y la de la madre. Luego, pasó.

Más tarde, nos hemos entregado numerosas veces a algo nuevo, principalmente al dejar el hogar familiar para volvernos independientes. O incluso cuando lo tuvimos que dejar obligados, porque no había alternativa, igual que al nacer, como en el caso de una expulsión o de una catástrofe. Aquí también se trata de un asunto de supervivencia.

Sin embargo, a menudo nos hemos ido contentos, para casarnos por ejemplo. Sabíamos adónde nos llevaba el viaje y lo emprendíamos con buena gana.

Cada salida mencionada tiene algo en común con las otras: todas sirven la vida.

La última salida, que se halla ante nosotros, es la muerte. Para ella, nos preparamos durante toda una vida, más conscientemente al envejecer, a menudo con angustia si hay peligro de muerte, como durante una enfermedad seria. A veces también con imprudencia, como si fuera una aventura. En todo lo que hacemos para asegurar nuestra supervivencia, tiembla en lo más profundo de nuestro ser el miedo ante esta partida insoslayable. Nadie escapa de ella. Toda nuestra vida vamos caminando hacia ella.

Con esta partida ante la mirada, nuestra vida fluye de otra manera: para algunos con recelo, y para otros, con recogimiento y serenidad. Estos, cuando llega el momento, están dispuestos para ella, y la partida representa entonces una transición, una transición suave. Hacia dónde, queda la pregunta abierta, igual que al nacer.

En nuestra alma y en nuestro espíritu se da también una salida, hacia nuevas orillas. Aquí también dejamos algo atrás, sea una relación o una profesión, sea una creencia, y siempre una seguridad. No sabemos a dónde nos lleva el nuevo viaje.

¿Cómo hacer frente a una partida de este tipo? ¿Cómo encarar cada partida que nos espera? Marchamos, guiados por otras fuerzas, por aquellas fuerzas en cuyas manos yace nuestra vida desde el principio. Ellas nos obligan a partir, y nos acompañan.

Aquella salida que nos traslada a una nueva vastedad es la entrega a estas fuerzas, que al final son las que nos llevan enteramente. Arrancamos para el viaje, en una total confianza, sin seguridad alguna, sustentados exclusivamente por el amor de estas fuerzas. Esta salida acontece ya ahora.