Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Situaciones de la vida

Revista Hellinger, Junio 2008

El tercer círculo del amor: dar con amor a la pareja y a los hijos

Entonces, nos separamos de los padres, pero colmados con todo lo que, con su amor, nos han brindado. Sólo entonces estamos capacitados para una relación de pareja y para relaciones en que se trata de dar y de tomar en la misma medida, relaciones basadas en un intercambio equivalente.

Cuando la pareja llega a tener hijos y a ser padres, logran dar más lejos lo que han recibido de sus propios padres. Son capaces de dar porque antes han tomado. Esto sería el tercer círculo del amor, el camino de crecimiento en el amor.

Haré un ejercicio con vosotros, podéis cerrar los ojos.

Mirad a vuestra pareja, a la que estáis vinculado o casado desde hace muchos anos, quizás. O quizá, estáis aún buscando una pareja, hombre o mujer, con la cual deseáis crear una familia. Imaginad lo que a menudo ocurre. Dos personas que se enamoran, potentemente atraidas, totalmente ciegos. Es una sensación hermosa. Ahora bien, ¿contribuyen al amor o esperan algo de él? ¿Están maduros para dar y tomar o están llevados por su enamoramiento a juntarse y, ¡ojala! más tarde a crecer y a ver al otro tal y como es? Con esto empieza el amor verdadero entre hombre y mujer, el amor « a segunda vista ». Pero observamos también que muchas relaciones de pareja fracasan. Una de las razones es que uno u otro en la pareja, o ambos, no han cruzado completamente los dos primeros círculos del amor, no han tomado todo de los padres.

A veces, a la mujer quejándose por no encontrar a un hombre, le digo esta frase provocadora: « Sin madre, no hay hombre ». La persona que no ha tomado a su madre sólo puede amar en la superficie, no consigue amar profundamente.

Ahora miremos a nuestra pareja y volvamos a nuestra infancia. Miramos a nuestros padres y lo que nos han dado a lo largo de los años. Les decimos « Gracias. Ahora tomo de vosotros todo lo que me habéis ofrecido, así como me lo habéis dado. Acepto todo, incluso lo difícil. Lo tomo todo en mi corazón. Todo lo que fue tiene la posibilidad de ser así como fue ». De repente sentimos cómo nos fortalecemos con esta aceptación.

Una vez tomado de los padres, miramos a nuestra pareja y percibimos el cambio que toma posesión de nosotros, realizamos cuánto mas capaces somos de amar. Con menos expectativas, menos ilusiones, pero los dos pies en la tierra y con la fuerza necesaria para lo que esta relación nos brinde a lo largo del tiempo, así como lo que nos exija. Habiendo tomado de ellos, podemos volcar hacia los hijos nacidos de nuestra pareja todo el amor que nos ha venido de nuestros padres. Si no tenemos hijos, volcamos este amor hacia algo que hacemos al servicio de la vida.