Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Revista independiente Hellinger

Revista Hellinger, Marzo 2006
Traducción de Patricia Sánchez

Lo que hace felices a las personas

Extracto de un seminario de un día "Ayuda para la vida" en Alemania, el 9 de julio de 2005.

Esta es la cuestión. ¿Quién es más feliz? ¿Y cuándo hemos sido más felices?

El más feliz es el niño en el seno de su madre. ¿Existe algo que dé mayor felicidad que esta relación íntima? Esto sigue siendo válido para nosotros actualmente.

Es en la relación con nuestra madre – y después con nuestro padre – donde somos más felices. A lo largo de nuestra vida, puede que haya intervenido algo que nos haya alejado de nuestra madre. Entonces ahora, nos falta algo.

El sentimiento fundamental

Hace unos años, una pareja de terapeutas me invitó cuatro semanas a su casa. Eran unas personas maravillosas, se llamaban Haimowitz.

Un día, mientras este terapeuta animaba un grupo, declaró que cada ser humano tenía en si mismo, un sentimiento fundamental y que la persona va a quedarse siempre en este sentimiento fundamental porque es ahí donde sentirá menos estrés.

Cada uno puede constatar rápidamente donde se encuentra en su sentimiento fundamental. Por ejemplo, nos imaginamos una escala entre menos cien y más cien. El terapeuta dice que nunca se puede cambiar este sentimiento fundamental y que siempre volvemos a él.

Cada uno puede comprobarlo por si mismo: ¿dónde os situáis en esta escala entre menos cien y más cien? ¿Por debajo de cero y dónde exactamente? ¿O bien por encima, y dónde? Cada uno lo sabe enseguida. Cuando miro a la gente, me doy cuenta enseguida. Se puede ver inmediatamente dónde se sitúa la persona en esta escala de la felicidad.

Este hombre pues afirmó que no se podía cambiar el sentimiento fundamental. Y sin embargo, uno de mis descubrimientos revolucionarios ha sido que podemos cambiarlo. Porque yo lo he podido hacer y eso me ha hecho darme cuenta.

Un día participaba en un seminario y el terapeuta – que se llamaba Kadis – trabajó personalmente conmigo.

Todavía hoy le estoy agradecido. Gracias a su ayuda, pude ver de pronto lo que mi madre había hecho por mí. Me estremeció ver todo lo que mi madre había hecho por mí. Siempre había estado ahí. Era una mujer valiente. Fue absolutamente incorruptible, bajo el régimen nazi. Cuando se negaron a darme mi título de bachiller porque me habían fichado como "perjudicial para el pueblo", fue a ver al director y luchó por mí como una leona. Después de esto, me dieron mi título de bachillerato. En esa época, ya hacía un año que me habían alistado en el servicio militar. De pronto, me di cuenta de que mi sentimiento fundamental había subido setenta y cinco puntos. ¿Podéis imaginároslo?

Por lo tanto, el vínculo con la madre, crea la felicidad. Es una de las cosas que hace a los hombres felices.

La felicidad en la pareja

¿Dónde esperan la mayoría de las personas – y sueñan – encontrar la felicidad? En la pareja por supuesto. Aquí también he descubierto algo que abre nuevos horizontes.

¿Os lo cuento? Cuando los dos componentes de la pareja tienen una relación con su madre, son felices.

Algunas personas se sienten solas. Algunas mujeres y algunos hombres viven con esta soledad. Dicho esto, os resumo mi descubrimiento en una sola frase: ¡sin madre no hay pareja!

Algunas mujeres dicen: quisiera encontrar un hombre. No es así como funciona. Hay que llevar primero a la madre en el corazón, y después, se encuentra un hombre. ¡Sin madre, no hay hombre!

Naturalmente, esto también es válido para el hombre. ¡Sin madre, no hay mujer! Pero aquí no sé exactamente lo que pasa porque algunas mujeres quieren ocupar el lugar de la madre y, de esta manera, hacer feliz al hombre. Pero ya sabemos a lo que conduce.

Por lo tanto, el primer camino que lleva a la felicidad es estar enraizados y, a partir de ahí, nos liberamos y nos sentimos felices.

Los obstáculos para la felicidad

Naturalmente hay muchas cosas que se oponen a la felicidad: todo lo relacionado con la historia de la familia y los acontecimientos que han sucedido.

Las Constelaciones Familiares, tal como las propongo, muestran como podemos superar tales obstáculos respecto al amor y a la felicidad.

Muchas personas siguen pretendiendo lo contrario cuando son felices. ¿Por qué? Porque piensan que así protegen su felicidad.

Mucha gente se imagina que tienen que pagar por la felicidad. Pero ¡cuanto más se paga para tenerla, menos se tiene, naturalmente!

Esto también es una idea que nos viene de la religión.

Ejemplo:

"Soy feliz"

La mujer le dice a Hellinger: Tres hermanos y hermanas de mi padre murieron cuando eran niños. El padre de mi padre murió prematuramente y mi padre también murió a los cuarenta y nueve años de un cáncer.

Hellinger: Cuando pasan cosas así en una familia, el amor por los suyos exige a menudo que se tome parte en su destino.

Hellinger a la mujer: Cierra los ojos y ahora imagínate a todos estos muertos. Primero a tu padre y después a su padre así como a los hermanos y hermanas de tu padre que están muertos.

Y les dices: "Os veo. Os llevo en mi corazón. Os amo".

Después miras más allá de ellos, muy lejos, hacia su destino.

Mientras tú miras más allá de ellos, hacia su destino, ellos también se vuelven hacia su propio destino – con amor. Y el Destino también les mira con amor.

Después, apartan su mirada de ti para dirigirla hacia su destino. En compañía del destino, dirigen su mirada más allá de éste, hacia algo más Grande, de donde todo viene y a lo que todo vuelve. Y en ese momento, todo está bien.

Y le dices a uno de ellos: "yo voy después, porque os quiero"... ¿te oye?

Después, miras tu propio destino y junto con tus hijos le dices: "sí",

Y tu destino también se vuelve y mira más lejos, hacia algo más Grande.

Ahora vuélvete hacia tus hijos y diles: "podéis confiar en mí, me quedo".

Y se lo dices también a tu marido. Se alegrará de que lo hagas. Le miras a los ojos y le dices: "soy feliz".

Hellinger al grupo: Ahora su marido irá bien y sus hijos también.

Hellinger a la mujer: ¿Cómo vas?

La mujer: Más libre,..., liberada.