Revista Hellinger, Marzo 2008
La religión en común así como las convicciones que la acompañan, las esperanzas y los miedos, son lo que unen un grupo mucho más allá de los vínculos familiares. Su religión se torna una gran familia, abarcando a la vez muchas familias y transmitiendo a sus seguidores el sentimiento de una seguridad completa que se prolonga más allá de sus vidas en este mundo.
Dicho de otra manera, nuestra religión nos une a muchos otros, tanto por una fuente y un origen comunes como por un futuro común después de la vida y de la muerte. La religión derrota nuestra idea de que con la muerte se termina nuestra vida así como nuestra existencia. La religión nos lleva hacia algo después de esta vida.