Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.














































Respuestas

Revista Hellinger, Septiembre 2008

La nada

¿Puedes decirnos algo acerca de la nada? Me viene repetidamente a la mente la historia del mercader y del monje. Entiendo todo lo demás en ella, pero “la nada” me resulta ajena.

Hellinger: Es una pregunta difícil. Pero vale. Bueno, se trata de la “nada” y hay que diferenciarla del nada. Son dos cosas totalmente diferentes.

Existe una observación muy fácil de hacer. Todo lo que es, está envuelto por algo que no es. Por ejemplo, tu saber está envuelto en tu no-saber. El no-saber, tu no-saber comparado con tu saber, es infinito. Esto vale para todos, claro. Voy a hacer un ejercicio interior contigo y con vosotros, para que veáis lo que esto significa.

Imagínate una cosa delante de ti, cualquier cosa y sabes todo sobre esta cosa, realmente todo. ¿Cómo te va, pues? ¿Te sientes pequeño o grande?

Pequeño.

Hellinger: eso es, porque el no-saber falta. Es decir que la “nada” le da a lo que es una plenitud. Si lo considero desde un punto de vista teológico y le pregunto a alguien: “¿Crees en Dios?”, esto quiere decir: “¿Crees en algo?” Entonces, ¿crees en algo grande o en algo pequeño?

En algo pequeño.

Hellinger: claro. Todo lo que es, es pequeño. Lo esencial, que nos permanece oculto, está en la “nada”. Nuestra más profunda aspiración no se dirige al ser, o a la vida eterna. Se dirige a la “nada”. En la “nada”, nos disolvemos en algo infinito. Ahí nos encontramos con nuestro objetivo. Ahora bien, me he alejado de lo nuestro. Lo voy a simplificar. Tomemos algo más común. ¿Estás casado?

Sí.

Hellinger: entonces, será fácil contigo. Mira a tu mujer y a lo que sabes e intuyes de ella y obviamente, te alegras. Al mismo tiempo, miras a su “nada”, a aquello que no sabes y que no puedes vislumbrar. La miras también con tu “nada”, la que ella no puede intuir y que tú tampoco intuyes. Cuando más tarde la llamas, serás diferente. ¿Sí?

Sí.